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Informe del Prior Provincial • 2008 65
Se nos exige un lenguaje nuevo para entrar
en diálogo con la sociedad y evangelizar, incluso
para contactar con las personas que quieran
entrar en la vida religiosa. Hemos de reflexionar
para comprender de un modo nuevo nuestras
convicciones, contrastadas con el pensamiento
y el lenguaje de la sociedad actual.
Por último, la colaboración con el prior provincial
también ha de hacerse en la animación,
conocimiento y el seguimiento de los proyectos
y actividades programadas desde el ámbito de
gobierno.
En San Millán se propuso un nuevo organismo
que cumpliese inicialmente esas exigencias al
servicio de la Provincia. Creo que esa labor es
propia del Consejo Provincial, al que pueden
añadirse otros asesores multidisciplinares con
los que estar en comunicación.
El Consejo Provincial necesita tiempo y un
ambiente adecuado para la reflexión, el análisis,
el discernimiento creativo y el contacto con
la realidad a la que se dirige su servicio más
directo.
La experiencia en los últimos años nos lleva
a ver las deficiencias que hemos tenido en la
organización de nuestro trabajo y reflexión.
Pero también nos hace observar la necesidad de
mayor disponibilidad. Frecuentemente los consejeros
asumen la presidencia de Secretariados
y otras responsabilidades más concretas y cotidianas
que absorben su tiempo, sus preocupaciones
y su reflexión. Tienen la cercanía a la
realidad concreta de una comunidad o de un
ministerio, pero eso mismo les impide un acercamiento
a una visión global y conjunta.
También es importante el otro elemento de
apoyo al Consejo: personas preparadas y en permanente
contacto y actualización en la vida de
la sociedad y de la Iglesia de hoy. Las Conferencias
de Religiosos ofrecen un servicio
que no aprovechamos cuanto
debiéramos. Son medios de
enriquecimiento y de creatividad
para discernir los caminos por los
que transitar. Y será necesario
una presencia más intensa y cercana
en la sociedad de la cultura
actual.
Para ello es necesario contar
con personas preparadas. Esta es
una propuesta que he presentado
en varias ocasiones en este Infor -
me. Creo además que es una propuesta
que ha de realizarse en
IX. Gobierno
comunión. Las otras Provincias de nuestra Orden
participan de necesidades similares. En nuestros
ministerios debemos ofrecer respuestas a la
sociedad con la riqueza de nuestro carisma y
espiritualidad; es decir, desde nuestra convicción
vocacional y nuestra experiencia de personas
creyentes y como agustinos recoletos.
Enfermos y asistidos (Ord. 52)
Vita Consecrata hacía la reflexión fundamental
sobre los ancianos y enfermos: “En la vida
fraterna tiene un lugar importante el cuidado
de los ancianos y de los enfermos, especialmente
en un momento como éste, en el que en ciertas
regiones del mundo aumenta el número de
las personas consagradas ya entradas en años.
Los cuidados solícitos que merecen no se basan
únicamente en un deber de caridad y de reconocimiento,
sino que manifiestan también la
convicción de que su testimonio es de gran
ayuda a la Iglesia y a los Institutos, y de que su
misión continúa siendo válida y meritoria, aun
cuando, por motivos de edad o de enfermedad,
se hayan visto obligados a dejar sus propias actividades.
Ellos tienen ciertamente mucho que
dar en sabiduría y experiencia a la comunidad,
si ésta sabe estar cercana a ellos con atención y
capacidad de escucha” (VC 44).
Su testimonio y misión
El Capítulo del año 2003 dedica por primera
vez una ordenación a los “ancianos y enfermos”.
Reconoce la misión que están llamados a
desempeñar en la Provincia y en las comunidades.
Era la línea marcada también por nuestras
Constituciones (90b).
En este trienio han fallecido catorce religiosos
de la Provincia, nueve de ellos tras un tiempo
de enfermedad. La experiencia de la debilidad,
del dolor, de la caducidad, pone a prueba
Encuentro de Priores de España y Roma con el Consejo Provincial