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vinculaciones sorprendentes impulsan<br />
múltiples éxodos de aprendizajes<br />
compartidos. A través de tal calor creador<br />
las personas van conformando sus hábitos,<br />
van descubriendo en una sincera y<br />
dinámica atmósfera de búsquedas no<br />
reguladas. Este flujo lujoso hechiza los<br />
trayectos, las experiencias, las indagaciones<br />
y los resultados. Iniciarse en estas fallas<br />
intensas, es comprender la importancia de<br />
hacer pasar aquello que nos encanta y que<br />
posibilita la existencia de una ciencia<br />
sensible. Fuera del dogma que impone la<br />
razón, la inteligencia sensible es un<br />
trayecto de aprendizajes, invenciones y<br />
descubrimientos que nos invita a participar<br />
de un universo sistémico. La experiencia<br />
del color, del espacio que genera, se revela<br />
como pasaje laberíntico que revoluciona<br />
toda linealidad comprensiva, todo análisis<br />
crítico. La rebelión errante de los sentidos,<br />
coteje convergencias que desobstruyen,<br />
restauran y reencantan el pasaje de la<br />
humanidad de una dimensión del saber a<br />
otra. Iniciarse en la investigación a partir<br />
de la experiencia sensible, errática o<br />
acausal, es descubrir y descubrirse junto a<br />
los demás. Trayecto que nos prepara, que<br />
nos dispone a deambular creativamente en<br />
medio de una penumbra enigmática o<br />
incertidumbre fecunda. Fluctuación que<br />
dibuja pasajes o fisuras hacia otros modos<br />
de relacionarse con lo conocido y<br />
desconocido. Aquí lo inesperado es una<br />
presencia sustancial, un encuentro<br />
concreto con todo aquello que se intuía,<br />
que se sentía.<br />
Piel luminosa<br />
La vida, la indagación impulsada por<br />
la experiencia sensible es una deriva<br />
colectiva o sueño lúcido que inicia las<br />
personas en un territorio fuera de los<br />
márgenes conocidos. El viaje de la<br />
investigación es un trayecto curvo que hace<br />
posible la circulación de las potencias<br />
personales compartidas, realidad que<br />
despliega una activa inteligencia colectiva.<br />
Donde el lugar como experiencia,<br />
conocimiento e iniciación, crece al margen<br />
de todo orden de dominación y es<br />
resonancia de una reunión heterogénea de<br />
investigadores, de personas. La tertulia<br />
20<br />
errática inmersa en una energía espiritual,<br />
sensible o sistémica, descubre las bellas<br />
imperfecciones de un conocimiento<br />
paradojal. El pasaje comprensivo que va de<br />
lo analítico a lo holístico, hace posible la<br />
emergencia de un saber que percibe a<br />
través de lo sensible. La experiencia que<br />
encanta el viaje de la vida, de la<br />
investigación, nos invita a conocer<br />
compartiendo desde lo instintivo. El<br />
pensamiento sensible o artístico nos saca<br />
de la prisión de la lógica lineal, de todo<br />
proceso de entendimiento estéril y nos<br />
embarca en una deriva creativa, en un viaje<br />
fértil. Fuera de lo que sujeta, separados de<br />
todo lo que reduce, el trayecto errático es<br />
atractivo. Invoca el renacimiento de lo<br />
instintivo en la persona, le erige dentro de<br />
la investigación como un pasador arrojado,<br />
activo, imaginativo, romántico, poético,<br />
solidario, vital, lúdico, onírico y seductor.<br />
El conocimiento emergente es heterogéneo,<br />
situacional, jamás universal. Savia híbrida<br />
que brota en las fisuras de las búsquedas<br />
sensibles, en las penumbras del<br />
pensamiento artístico. Donde la<br />
inteligencia colectiva, su éxodo<br />
exploratorio, reencanta todos los modos de<br />
investigar, estar y comprender el mundo.<br />
La indagación de la ciencia sensible,<br />
provoca e invoca la aparición de la<br />
totalidad de la persona, invitándola a nacer<br />
e iniciarse en una dimensión holística de la<br />
existencia. Nacer en esta aventura es<br />
transitar por dinámicas lúdicas que inician<br />
a los investigadores en una mutación<br />
ontológica que liga para comprender.<br />
Asimismo las personas que indagan viven<br />
la inversión del creador y lo creado, es<br />
decir, el espacio se revela como la fuerza<br />
creadora de la persona, pues le cambia sus<br />
hábitos, le transforma. La vida y la<br />
investigación como ritual sensible, nace<br />
según el espacio, el territorio. Proceso que<br />
se camufla un tiempo hasta revelarse y<br />
ofrece su néctar a través de experiencias<br />
metafóricas, que para comprenderlas es<br />
necesario implicarse. La experiencia<br />
errante nos desnuda, nos despoja de las<br />
certidumbres, realidad que podemos<br />
entender como una muerte simbólica que<br />
hace posible ingresar en otros estadios de<br />
lo real. Recomenzar a partir de este pasaje<br />
propiciado por la experiencia errática, hace