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efecto, ¿qué significan en contextos específicos<br />
lo uno y lo otro? ¿Cómo ambos se<br />
entremezclan e hilvanan en las acciones<br />
educativas concretas que se siguen en un<br />
colectivo? ¿La acción educativa no es el<br />
resultado de una constante tensión de fuerzas,<br />
reflejo de los conflictos de intereses que chocan<br />
al interior de cada colectivo? Estimo, entonces,<br />
que es imprescindible preguntarse siempre:<br />
educación para qué, para quién, por quiénes y<br />
por qué, a efectos de que estos conceptos<br />
adquieran carnadura y puedan ser examinados<br />
en condiciones concretas.<br />
Veamos esquemáticamente y a modo de<br />
ejemplo. Una acción educativa<br />
reproductivista y/o homogeneizadora<br />
convendría –más allá de su dudosa<br />
probabilidad de pleno éxito por el siempre<br />
díscolo e inesperado factor humanoperfectamente<br />
a un proyecto<br />
industrializador que tenga, por citar un caso<br />
emblemático, a la “línea fordista” por<br />
paradigma organizacional. Presumo que no<br />
convendría plenamente, en cambio, a un<br />
proyecto industrializador con<br />
características más flexibles, donde la<br />
opinión del asalariado es hasta cierto punto<br />
valorada (círculos de calidad, etc.). Y no<br />
convendrá, desde luego, a quienes colocan<br />
en la educación la posibilidad de que por su<br />
intermedio se concrete la emancipación<br />
individual o colectiva o aspiren a considerar<br />
muy especialmente la preservación de la<br />
diversidad étnica, ideológica, cultural y su<br />
probable impacto en la construcción de<br />
nuevas configuraciones sociales que rompan<br />
con los moldes y modelos heredados.<br />
De lo anterior se sigue que de ningún<br />
modo la acción educativa es una esencia eterna<br />
sobrevolando las civilizaciones, sino un saber y<br />
una práctica específicos. Tampoco es el<br />
resultado de una decisión por completo<br />
arbitraria o antojadiza sino el fruto de una<br />
construcción –y por tanto históricamente<br />
variable- que resulta de los conflictos y<br />
tensiones que se verifican peculiarmente en un<br />
contexto social. Por lo que hablar de<br />
emancipación o de atontamiento como<br />
categorías absolutas tiende a confundir la<br />
discusión. Pecado que en cierta forma comete, a<br />
mi entender, el Jacotot de Rancière.<br />
Recordemos brevemente el argumento<br />
del texto de Rancière. En él se nos cuenta que<br />
54<br />
corrían los primeros años del siglo XIX y<br />
Jacotot se encontraba en Bélgica imposibilitado<br />
de instruir a sus discípulos en el uso del idioma<br />
francés (su lengua materna) dado que sus<br />
discípulos sólo manejaban el flamenco y él lo<br />
ignoraba. Para intentar remediar la situación<br />
hace circular entre sus alumnos una edición<br />
bilingüe de una obra literaria de segundo orden,<br />
el Telémaco, a efectos de que ellos se apañaran<br />
como mejor pudiesen para empezar a elaborar<br />
una traducción rudimentaria de sus lecciones en<br />
francés. Se sabe que la necesidad es la madre<br />
de algunas proezas, sin embargo Jacotot quedó<br />
estupefacto por los logros de sus alumnos,<br />
quienes, según nos cuentan, no sólo<br />
consiguieron manejar unos pocos rudimentos<br />
sino que, al poco tiempo, ya componían<br />
oraciones en francés mejor que muchos<br />
franceses. Logro alcanzado con el solo auxilio<br />
de la mentada edición bilingüe y la avasallante<br />
voluntad de saber que animaba a sus alumnos.<br />
Esto suscitó en Jacotot la convicción de que<br />
una voluntad de saber apenas enmarcada por<br />
las sugerencias de un maestro promovería un<br />
aprendizaje distinto y emancipador, por cuanto<br />
la búsqueda del saber, al estar guiada por el<br />
deseo del propio educando y no por la<br />
imposición del educador, echa andar<br />
mecanismos asociativos, búsquedas personales<br />
de acuerdo a inquietudes propias que dinamizan<br />
el entendimiento, la comprensión y la<br />
inteligencia de las cosas 31 .<br />
Esta propuesta de Jacotot difiere<br />
notoriamente de cómo se ha entendido la<br />
instrucción desde, al menos, el advenimiento de<br />
la civilización moderna occidental, ya que es<br />
condición de esta forma de instruir que el<br />
maestro transmita y/o inculque un saber sobre<br />
el discípulo que ha concurrido a recibir lo que<br />
desconoce. Es claro que el discípulo apenas<br />
tiene intervención en la elección de lo que<br />
quiere aprender. Esta circunstancia, para<br />
Jacotot, produciría el atontamiento del<br />
discípulo, ya que en lugar de promover en él<br />
una actitud activa, lo convierte en mero<br />
receptáculo pasivo de saberes preelaborados y,<br />
en el peor de los casos, presentados para un uso<br />
instrumental y no para uno crítico-reflexivo.<br />
Aunque en verdad el Jacotot de<br />
Rancière es todavía más radical. No sólo<br />
31 Nótese que es prerrequisito querer aprender. Punto no<br />
menor, puesto que probablemente mucha gente entienda<br />
que no precisa aprender.