ariel-14
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cuando te encuentro, no ansío que me cuentes el<br />
número de baldosas que pisaste, cuantas veces<br />
estornudaste, de que forma era la primera nube<br />
que viste al salir de tu casa (como verás todas<br />
cosas bien reales, bien percibidas, bien capaces<br />
de generar estímulos Pavlov). No, mi interés<br />
sos vos, cómo el mundo te traspasa y qué<br />
cambia, como ese cambio viene hacia mí, en<br />
suma lo que me das y lo que te puedo devolver.<br />
Y en esa dirección no me interesará y será<br />
tedioso que me hagas un inventario de la<br />
realidad, como si fueras un archivista.<br />
Y siguiendo con esta idea ¿Qué sos vos?<br />
¿Acaso un catálogo de datos, tomados por<br />
percepción, o sos el valor que tales datos tienen<br />
para vos, el interés, el aburrimiento, el tedio, la<br />
pasión, la intriga que tales datos te despiertan?<br />
¿Y acaso, tales sensaciones no surgen de tus<br />
planes, historias, relatos, narraciones, en suma<br />
del lugar que tienen los datos en los mundos<br />
que habitas? ¿Acaso esa camisa o ese disco no<br />
resuenan en escenarios, mundos, situaciones<br />
que se anticipan justo en la medida que internas<br />
la camisa o el disco en su vida, y ello mueve el<br />
deseo y la voluntad de adquirirlos?<br />
Seguramente optarás por la visión que te<br />
hace un sujeto deseante, viviente, capaz de<br />
articular en tu lenguaje todo el mundo que tenés<br />
como deseo, pasión, anhelo, aún aquellos que<br />
no podrás confesar a nadie. En cada caso la<br />
parte pavloviana será la menos importante, sólo<br />
te proveerá de argamasa para ese complejo<br />
deseante. (Acaso las manipulaciones de<br />
concursos, el ocultamiento de información que<br />
pueda dar ventajas en la carera académica, la<br />
afirmación de un monopolio del saber, el lobby<br />
en las comisiones de evaluación, que son cosas<br />
que en muchas partes hacen los filósofos que se<br />
ocupan del conocimiento, se puedan explicar<br />
pavlovianamente, o por el contrario, habrá que<br />
apelar al deseo, la ambición, la pasión, que te<br />
transforman; si incluso los deseos más secretos,<br />
esos que no podés poner en palabras porque<br />
oírlos se hace intolerable, son parte de sus<br />
relatos, de tus fantasías, y no son una repetición<br />
pavloviana del mundo.)<br />
Puedo entender que tu prejuicio por la<br />
realidad sea de tal magnitud, sé que me mencionarás<br />
la ciencia moderna, con su extraordinario<br />
éxito predicativo y de aplicación (¿en serio<br />
piensas que un motor endotérmico de ciclo Diesel<br />
es una repetición pavloviana del mundo; tú,<br />
epistemólogo habrás inventado algo alguna vez?).<br />
Pero después del vendaval de la<br />
epistemología crítica y constructivista no me<br />
hablarás de la ciencia, justamente de la ciencia<br />
en donde la realidad es apenas una justificación<br />
para la modelización, y en la qué casi nunca se<br />
cree en la realidad percibida.<br />
No, el ejemplo no es feliz, más bien abona<br />
mi idea de que es perfectamente posible percibir<br />
con entera claridad, con la marca de realidad<br />
que pedían los estoicos, y sin embargo negarse<br />
a creerla.<br />
Incluso en el caso del tren, no es tu<br />
creencia en que el golpe del convoy y tu cuerpo<br />
producirá una transferencia de energía cinética<br />
que destruirá tus tejidos óseos y ello acarreará<br />
una destrucción masiva de tejidos blandos. No<br />
es sino la incorporación del dato pavloviano –<br />
viene tren, entonces rajo- en un proyecto:<br />
quiero estar vivo. Y así podrás asumir que<br />
algunos se quedaron ante el tren y fueron en su<br />
búsqueda: porque su proyecto vital y su<br />
capacidad de narrarse, estaban estériles, se<br />
habían agotado, y era imperioso acabar con ese<br />
vacío.<br />
Así que no me quieras probar la cordura<br />
con el ejemplo del tren: si nunca creemos en el<br />
tren sino que elegimos protagonizar la historia<br />
que creamos. Y solo allí el tren motivará un<br />
reflejo pavloviano o no, motivará lo que yo<br />
quiera. Pero esto supone que mi creencia o no,<br />
no depende de la realidad, sino de los relatos<br />
que yo protagonizo, y que elaboro, que te arrojo<br />
y que tú me devuelves; como amor, como<br />
solidaridad, como deseo, como comunión,<br />
como amistad, como reposo.<br />
Entonces puedo percibir sin creer, y en ese<br />
caso lo percibido no guiará nada, ni mi acción<br />
ni mi deseo, ni nada. Será solo un elemento<br />
decorativo en los relatos y narraciones que genero.<br />
Entonces, crees que es tuya la cordura<br />
cognitiva. Yo no, yo creo que, en tu lenguaje,<br />
hay un error. Si yo soy el loco, entonces la<br />
locura cognitiva es virtuosa.<br />
¿Que no lo aceptas? Bien, tu deseo esta<br />
motorizado, sí, tu propio rechazo será una<br />
muestra de esa fuerza que nos puede llevar a no<br />
creer lo que percibimos literalmente.<br />
Así, recuerda, tu ira ante las cosas, como<br />
esta lectura, es una marca de esa fuerza que los<br />
lleva a descreer de la realidad literal, que nos<br />
lleva a la locura cognitiva.<br />
Congratulaciones.-<br />
22/04/20<strong>14</strong>. 7/05/20<strong>14</strong>.-<br />
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