25.12.2014 Views

Marquez Del Amor.pdf - Serwis Informacyjny WSJO

Marquez Del Amor.pdf - Serwis Informacyjny WSJO

Marquez Del Amor.pdf - Serwis Informacyjny WSJO

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

«Tal pareces en tu sano juicio», le dijo.<br />

«Siempre lo he estado», dijo ella. «Fuiste tú el que no me vio nunca como era» .<br />

«Yo te distinguí entre la montonera cuando todas eran jóvenes y bellas y era difícil<br />

distinguir a la mejor», dijo él.<br />

«Me distinguí yo misma para ti», dijo ella. «Tú no. Siempre fuiste como ahora: un<br />

pobre diablo».<br />

«Me insultas en mi propia casa», dijo él.<br />

La inminencia del altercado entusiasmó a Dulce Olivia. «Es tan mía como tuya», dijo.<br />

«Como es mía la niña aunque la haya parido una perra».Y sin dar tiempo a la réplica,<br />

concluyó:<br />

« Y lo peor son las malas manos en que la has dejado».<br />

«En las manos de Dios», dijo él.<br />

Dulce Olivia gritó enfurecida: .<br />

«En las del hijo del obispo, que la tiene emputecida y empreñada» .<br />

«Si te muerdes la lengua te envenenas!», gritó el marqués, escandalizado.<br />

«Sagunta aumenta pero no miente», dijo Dulce Olivia.<br />

«Y no intentes humillarme, que ya sólo te quedo yo para empolvarte la cara cuando<br />

te mueras».<br />

Era el final de siempre. Sus lágrimas empezaron a caer en el plato como goterones de<br />

sopa. Los perros se habían dormido, pero los despertó la tensión del pleito y alzaron<br />

las cabezas alertas y gruñeron con la garganta. El marqués sintió que le faltaba el<br />

aire.<br />

«Ya ves», dijo furioso, «es así como hubiéramos sido».<br />

Ella se levantó sin terminar. Quitó la mesa, lavó los platos y las cazuelas con una<br />

rabia sórdida, y a medida que los lavaba iba rompiéndolos en el fregadero. Él la dejó<br />

llorar, hasta que vació los escombros de la vajilla como una avalancha de granizo en<br />

el cajón de la basura. Se fue sin despedirse. El marqués no supo nunca, ni lo supo<br />

nadie, en qué momento Dulce Olivia había dejado de ser ella, y sólo seguía siendo<br />

una aparición en las noches de la casa. El infundio de que Cayetano <strong>Del</strong>aura era hijo<br />

del obispo había sustituido al más antiguo de que eran amantes desde Salamanca. La<br />

versión de Dulce Olivia, confirmada y pervertida por Sagunta, decía en efecto que<br />

Sierva María estaba secuestrada en el convento para saciar los apetitos satánicos de<br />

Cayetano <strong>Del</strong>aura, y que había concebido un hijo de dos cabezas. Sus saturnales,<br />

decía Sagunta, habían contaminado a la comunidad enera de las clarisas.<br />

El marqués no se repuso jamás. Tantaleando en el tremedal de la memoria buscó un<br />

refugio contra el terror, y sólo encontró el recuerdo de Bernarda enaltecido por la<br />

soledad. Trató de conjurarlo con las cosas que más odiaba de ella, sus vientos fétidos,<br />

sus repostadas ríspidas, sus juanetes de gallo, y cuanto más quería envilecerla más se<br />

la idealizaban los recuerdos. Derrotado por la añoranza le mandó recados de tanteos<br />

al trapiche de Mahates donde la suponía desde que se fue, y allí estaba. Le mandó<br />

razón de que olvidara sus rencores y regresara a casa, para que ambos tuvieran al<br />

menos con quién morir. Ante la falta de respuesta, se fue a buscarla.<br />

Tuvo que remontar los afluentes de la memoria.<br />

La hacienda que había sido la mejor del virreinato, estaba reducida a la nada. Era<br />

imposible distinguir el camino entre la maleza. <strong>Del</strong> ingenio solo quedaban los<br />

escombros, las máquinas carcomidas por el óxido, las osamentas de los dos últimos<br />

80 Gabriel García Márquez<br />

<strong>Del</strong> amor y otros demonios

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!