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a efectos políticos y administrativos la condición de ciudadano o ciudadana de esa<br />
comunidad.<br />
Siguiendo en el Estado español, tanto en Euskadi como en Catalunya (la dicotomía<br />
autóctonos/inmigrados no ha tenido una relevancia similar en otras comunidades) ha<br />
existido un consenso generalizado a la hora de considerar legalmente ciudadanos de<br />
pleno derecho a toda la población residente. En este sentido, estamos en una situación<br />
afortunadamente irreversible. No hay tampoco ninguna fuerza con peso político<br />
significativo que plantee la revisión de tal criterio, aunque algunas corrientes ideológicas<br />
nacionalistas alimenten ciertas reticencias a admitir esa igualdad de derechos políticos<br />
en lo que se refiere a los no integrados en lo que consideran la matriz nacional.<br />
Menos extendido resulta en cambio el reconocimiento del derecho a la diversidad<br />
cultural y lingüística dentro del ámbito nacional. A este respecto, la polarización de<br />
opiniones es mayor y va desde quienes preconizan el mantenimiento de la situación<br />
de partida, lo que supone la práctica imposibilidad de normalización de la lengua y la<br />
cultura autóctona, hasta quienes ven en la diversidad cultural una situación anómala<br />
que debe ser eliminada.<br />
La identidad nacional en sentido político -considerarse o ser considerado como<br />
español o rechazar esa identificación y sentirse vasco, catalán,...- expresa de manera<br />
emblemática el conflicto nacional en el Estado español. Pero no agota todos los elementos<br />
del mismo. Otro motivo de tensión interna viene dado por la diversidad de<br />
autoidentifícaciones nacionales, en términos político-simbólicos, que se aprecia en la<br />
ciudadanía de las comunidades nacionales 13.<br />
Las identidades culturales<br />
Y eso nos lleva al segundo criterio de identidad nacional. El principio de ciudadanía<br />
no deja de presentar, como he señalado, algún problema para determinar quienes son,<br />
o quienes somos, los miembros de la comunidad nacional. Y resulta notoriamente<br />
insuficiente a la hora de responder a la pregunta: ¿qué somos nosotros. O lo que es lo<br />
mismo, ¿cuál es nuestra identidad nacional en términos de autoidentifícación política<br />
y nacional-cultural<br />
La gente hace un tipo de autoidentifícaciones selectivas, no necesariamente coincidentes<br />
unas con otras. Las encuestas suelen ofrecer información de interés sobre cómo<br />
la gente se autoidentifica en sentido nacional-cultural o de grupo étnico, sobre los<br />
criterios que utiliza, sobre los elementos de diferenciación que considera significativos.<br />
Encuestas y estudios pueden proporcionarnos también información sobre elementos<br />
objetivables y característicos, tales como la realidad lingüística, la inclinación<br />
del voto hacia las formaciones nacionalistas según el origen nacional y el grupo<br />
étnico, las tendencias de estabilidad o de cambio en las diferentes actitudes aprecia-<br />
3/ El sistema de valors deis catalans. (Catalunya dins de l'enquesta europea de valors deis anys 90), Barcelona,<br />
Instituí Cátala d'Estudis Mediterranis, 1991. Ese estudio ofrece, a partir de una encuesta reciente, datos de interés<br />
sobre la identificación nacional de la población de Catalunya y su relación con factores como el origen nacional, el<br />
lugar de nacimiento y la edad. Presenta también una visión comparativa de las actitudes y valores de la gente de<br />
Catalunya en comparación con las de las de la Europa Comunitaria y las del Estado español.<br />
44 VIENTO SUR Número í/Junio¡992