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nifíesto que haya un "nihilismo" del proletariado frente a la cuestión nacional, ni<br />
lanzar a los cuatro vientos su indiferencia hacia los movimientos nacionales: la<br />
"inexistencia de la patria" de la que habla se refiere al Estado nacional burgués, pero<br />
no al pueblo, a la nacionalidad en el sentido étnico. Los obreros "no tienen patria"<br />
porque deben considerar al Estado nacional burgués como una máquina de opresión<br />
dirigida contra ellos /17; tampoco "tendrán patria" (en el sentido político) después de<br />
la toma del poder en la medida en que, según Marx, los Estados nacionales socialistas<br />
diferenciados no representarán más que una etapa transitoria en el camino a la sociedad<br />
del futuro, sin clases y sin Estado, y que la construcción de esta sociedad no es<br />
posible más que a escala internacional. La interpretación "indiferente" del Manifiesto,<br />
tal como usualmente se presentaba en los círculos marxistas "ortodoxos" /18,<br />
tampoco está en absoluto justificada. Si, a pesar de ello, esta interpretación, grosso<br />
modo, ha aportado pocos prejuicios al movimiento socialista, e incluso lo ha hecho<br />
avanzar, se debe a que reflejaba -aunque fuera de una manera desfigurada- la tendencia<br />
cosmopolita /19 inherente al movimiento obrero revolucionario, su aspiración a<br />
sobrepasar la "limitación nacional" y las "separaciones nacionales y las oposiciones<br />
de los pueblos". En este sentido, está incomparablemente más cerca del espíritu del<br />
Manifiesto y del marxismo que la interpretación nacionalista surgida de Bernstein,<br />
Cunow y otros.<br />
(La fecha aproximada de redacción de este texto es entre finales de 1947 y comienzos de<br />
1948).<br />
Quatriéme Internationale/julio de 1980 /París<br />
Traducción: Antonio<br />
Flórez<br />
17/ En uno de sus cuadernos de notas, Marx reprodujo este pasaje de Brissot de Warville: «Hay una observación<br />
que hacen en primer lugar quienes quieren establecer programas de educación para el pueblo, a saber que nada bueno<br />
puede ocurrir mientras las tres cuartas partes del pueblo esté desprovisto de propiedad, ya que sin propiedad no hay<br />
patria, y sin patria todo está contra él, y que, por su parte, él debe armarse contra todos... Como esta situación es el<br />
lujo de las tres cuartas partes de la sociedad burguesa, hay que deducir que estas tres cuartas partes no pueden tener<br />
ni religión, ni moral, ni devoción al gobierno...»<br />
18/ Escribe Lenin, «Cuando se utiliza esta expresión (marxismo ortodoxo), no se debe olvidar que ha sido forjada<br />
por sus adversarios en la polémica y que los ortodoxos no rechazan... la crítica en tanto que tal, sino solamente la<br />
crítica de los eclécticos.»<br />
19/ Sin embargo, desde Stalin el cosmopolitismo pasa por ser el peor de los vicios burgueses. No obstante, un tal<br />
Engels no se privó de hablar de «los intereses cosmopolitas comunes del proletariado» (en la carta a Sorge, de los<br />
días 12-17 de septiembre de 1874). La sociedad de Engels nos resulta mucho más querida que la de Stalin y sus<br />
sucesores.<br />
VIENTO SUR Número 3/Junio¡992 83<br />
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