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América (Dussel, 1994) popularmente denominado<br />
“Descubrimiento de América” por aquellos<br />
historiadores que han hecho del menosprecio<br />
por la capacidad epistémica de los pueblos<br />
indios un símbolo intelectual eurocéntrico. Siete<br />
años después, en 1499, es decretada la primera<br />
pragmática antigitana, firmada por los Reyes<br />
Católicos, y en 1502 se pone en funcionamiento<br />
la primera pragmática para la conversión forzosa<br />
de los moriscos. Fue durante este siglo, según<br />
los exhaustivos estudios de Silvia Federicci<br />
(2004), “cuando empezó a aumentar la cantidad<br />
de mujeres juzgadas como brujas, así como la<br />
persecución pasó de la Inquisición a las cortes<br />
seculares”.<br />
No hay duda de que nos encontramos ante<br />
un momento de vital trascendencia en lo que<br />
respecta a la conformación de la identidad<br />
imperial española y posteriormente en lo que<br />
respecta a la construcción de los Estados-<br />
Nación europeos. No somos los primeros al<br />
advertir que dicha identidad, como soporte<br />
metafísico del imperio, se conforma en base<br />
a la negación de la otredad. Como afirma el<br />
sociólogo Ramón Grosfoguel (2013) dicha<br />
irrupción del ser imperial europeo se configura<br />
sobre “cuatro genocidios/epistemicidios en el<br />
largo siglo XVI son: 1) contra los musulmanes<br />
y los judíos en la conquista de Al-Ándalus en<br />
nombre de la «pureza de sangre»; 2) contra<br />
los pueblos indígenas primero en el continente<br />
americano y luego los aborígenes en Asia; 3)<br />
contra los africanos con el comercio de cautivos<br />
y su esclavización en el continente americano;<br />
4) contra las mujeres que practicaban y transmitían<br />
el conocimiento indo-europeo en Europa, quienes<br />
fueron quemadas vivas acusadas de brujas”. Sin<br />
embargo, en esta elocuente descripción sobre<br />
la negación de la otredad, la referencia a una de<br />
las comunidades principalmente afectadas, el<br />
Pueblo Gitano, brilla por su ausencia. Hasta tal<br />
punto es desconocido el impacto y la crudeza de<br />
la persecución sistemática que los poderes del<br />
momento inauguraron a través de la legislación<br />
antigitana europea emergente en el siglo XVI.<br />
La primera pragmática de los Reyes Católicos<br />
contra los gitanos no es sino un ejemplo claro<br />
y constatable de los siniestros derroteros que<br />
tomó la gestión de la diferencia gitana, no<br />
únicamente en el emergente Imperio Español,<br />
sino en el resto de Europa. Es por eso que nos<br />
parece absolutamente necesario añadir a dicha<br />
esquematización el genocidio/epistemicidio<br />
gitano, el cual alcanzó su momento álgido en<br />
España en 1749 con la Redada General de<br />
los Gitanos. Hemos de volver a recordar que<br />
desde 1499 hasta 1978 (I. Motos, 2009), se<br />
llevó a cabo una legislación explícitamente<br />
antigitana por los poderes judiciales y políticos<br />
de la Península Ibérica que atravesó diferentes<br />
momentos de intensidad según las estrategias<br />
pactadas. Así mismo, puede rastrearse la<br />
emergencia prácticamente simultánea de un<br />
discurso antigitano europeo.<br />
2. 7 EUROCENTRISMO<br />
La colonización fue formalmente clausurada en<br />
los siglos XIX (España) y XX (Inglaterra y Francia)<br />
a causa de los movimientos de liberación<br />
nacional emprendidos a lo largo y ancho de<br />
los pueblos de África, Asia y América Latina y<br />
por las presiones cada vez más determinantes<br />
que tales pueblos ejercieron sobre los<br />
organismos internacionales responsables. Sin<br />
embargo, durante sus cuatrocientos años de<br />
florecimiento epistémico y posterior puesta<br />
en marcha factual, el colonialismo moderno<br />
produjo un conjunto de jerarquías de poder<br />
que sobrevivieron a la desaparición histórica<br />
de las administraciones coloniales. De hecho,<br />
sostenemos que dichas jerarquías se pueden<br />
rastrear en los métodos y lógicas desarrollados<br />
en la denominada Reconquista de Ál Andalus.<br />
Lo que nos proponemos demostrar es hasta qué<br />
punto toda aquella tecnología racista del poder<br />
moderno tiene que ver con la emergencia de<br />
una identidad homogeneizante fundada desde