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extendido, especialmente en el universo<br />
académico. Los ejemplos son apabullantemente<br />
numerosos. Sin embargo, dicho prejuicio no<br />
restringe su capacidad de influencia a los<br />
límites del espacio intelectual, sino que se ha<br />
transformado en una constante aceptada de<br />
forma autómata por la sociedad mayoritaria.<br />
La negación de una espiritualidad religiosa<br />
consistente se convirtió en uno de los primeros<br />
ataques contra las comunidades gitanas. Es<br />
necesario comprender que durante dichos<br />
periodos históricos, la adscripción a la<br />
religión monoteísta ortodoxa, o su rechazo,<br />
representaban el núcleo nervioso de la<br />
construcción identitaria hegemónica. En el<br />
presente, la negación de la identidad de los<br />
gitanos y gitanas como Pueblo no representa<br />
sino la secularización de la tradicional y arcaica<br />
insistencia sobre la inexistencia de los gitanos<br />
y gitanas, valga la paradoja. Sostenemos que<br />
dichas maniobras, puestas en marcha en la<br />
actualidad, no solo provienen de un aséptico<br />
enfoque erudito en particular, sino que son efecto<br />
de una ausencia de sensibilidad crítica propia<br />
de la mentalidad colonial. Evidentemente, las<br />
consecuencias explícitas de tal discurso están<br />
claras: si el Pueblo Gitano no existe ¿cómo<br />
puede nombrarse el antigitanismo? y más<br />
importante aún ¿cómo luchar contra un enemigo<br />
inexistente? Para ilustrar materialmente lo anterior<br />
nos detendremos a analizar sucintamente los<br />
contenidos de dos textos diferentes, escritos<br />
por autores de renombre en los que se puede<br />
observar claramente la reproducción actual del<br />
discurso negador de la identidad gitana.<br />
Antes de ello, debemos advertir que nuestra<br />
intención al abordar este somero análisis<br />
no es cargar las tintas y vilipendiar a los<br />
estudiosos en cuestión. Es más, la razón por<br />
la cual elegimos tales enfoques no es otra<br />
que poner al descubierto dimensiones del<br />
prejuicio poco contempladas por su aparente<br />
carácter inofensivo. Es probable que tales<br />
autores no hayan caído en la cuenta sobre el<br />
poder despectivo de sus tesis y el irremediable<br />
linaje filosófico que las precede. A menudo,<br />
son aquellos que creen estar más lejos de las<br />
actitudes injustas los que deben revisar con más<br />
esfuerzo sus propias concepciones. Nadie está<br />
libre del prejuicio a menos que haya iniciado el<br />
camino de la autocrítica.<br />
Pedro G. Romero en su texto El sol cuando<br />
es de noche a colación de lo que, desde su<br />
óptica, representa un verdadero interés por<br />
el universo artístico del flamenco, afirma lo<br />
siguiente: “El interés por el flamenco, profundo<br />
y sistemático, de aficionado verdadero, más allá<br />
del «gitano de temporá» que arrastran modas<br />
y formas de consumo populares tiene que ver<br />
con esa convicción de lo que representan los<br />
gitanos, que en sus formas más bastardas,<br />
tan poco tiene que ver con grupos étnicos<br />
culturalmente definidos, y tanto con la<br />
sociabilidad propia de quinquis o flamencos –<br />
asociaciones de gitanos y no gitanos en torno a<br />
la delincuencia o a la música y el baile–.” ¿Qué<br />
consecuencias tiene afirmar que los gitanos<br />
no son un grupo étnicamente definido? Por<br />
regla general, estos autores suelen justificar sus<br />
reflexiones en base a la supuesta necesidad<br />
postestructuralista de deconstruir el relato<br />
moderno de la identidad.<br />
Hasta el momento, dichas intenciones no pueden<br />
más que parecernos loables, interesantes y<br />
necesarias; no obstante, nos preguntamos las<br />
razones por las cuales tal ejercicio de análisis<br />
coincide misteriosamente con una antigua y<br />
persistente tradición identitaria europea que<br />
consiste en negar la identidad de las minorías<br />
culturales, en este caso nos referimos al especial<br />
ahínco en demostrar la inexistencia del Pueblo<br />
Gitano como tal.<br />
A partir de la conformación de los Estados-<br />
Nación, la configuración de las identidades<br />
humanas estará condicionada por su pertenencia<br />
a un territorio geográfico en particular. Es el