Elementos nº 49. CIORAN - El Manifiesto
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de Cioran sabemos que accede a la lucidez<br />
desde su oscura reclusión parisina, ninguno<br />
de los dos puede escapar a la maldición<br />
paterna de estar condenado a ser, magre luiméme,<br />
un “escritor religioso”. Perdidos<br />
irremisiblemente por un exceso de<br />
sinceridad, sólo la risa redime a ambos,<br />
aunque de modo distinto en cada uno de<br />
ellos. Nietzsche, en alemán, nos habla en<br />
tono serio para invocar la risa (“debemos<br />
considerar sospechoso todo pensamiento<br />
que no nos haya hecho reir”) y acceder a las<br />
alturas. Cioran, con la sonrisa en el texto, se<br />
precipita una y otra vez en los abismos de la<br />
duda y el escepticismo, sin querer ganar<br />
ninguna altura ni ningún mundo: “Ganar el<br />
mundo, perder el alma! He logrado algo<br />
mejor, he perdido ambos”.<br />
Risa soberana<br />
No les faltan motivos a quienes evitan a<br />
Cioran por “verlo todo negro”. Ciertamente,<br />
Cioran es un quejica, es todo menos<br />
optimista. Pero no por esto debemos<br />
considerarle un escritor “negativo”.<br />
Porque Cioran afirma. Afirma repetida y<br />
contundentemente, aunque sea exnegatione,<br />
aunque sea renegando. Cioran da el tipo del<br />
perfecto llorón, cierto, pero, bien mirado,<br />
¿no es acaso la risa la música de fondo de<br />
todo su discurso? <strong>El</strong> que llega a afirmar que<br />
“renegar rejuvenece” o elogia el<br />
“suplemento de ansiedad” que enriquece<br />
cualquier negación, no deja sin embargo de<br />
regodearse una y otra vez en la ironía<br />
intencionadamente amarga desde la que nos<br />
habla.<br />
Pero la risa de Cioran está también<br />
presente en casi todo el resto de sus textos:<br />
audible desde las profundidades para el<br />
lector de fino oído capaz de intuir junto con<br />
Cioran la incuestionable soberanía de la risa<br />
sobre cualquier estado del pensamiento.<br />
Lo pagano, lo reaccionario<br />
Es obvio que la fundamental diferencia<br />
entre lo que escribe Cioran y lo que se<br />
escribe sobre Cioran es que el pensamiento<br />
de éste es originario. Entonces, ¿qué contar<br />
sobre el paganismo de Cioran? ¿Y qué objeto<br />
tendría el reflexionar sobre los elementos<br />
“reaccionarios” en su discurso?<br />
Ambas facetas del escéptico son caras de<br />
una misma moneda con la que Cioran juega<br />
en el transcurso de sus sugerencias.<br />
Cioran juega, ante todo; y al hecho de<br />
que se metodología sea fundamentalmente<br />
lúdica hay que añadir que su actitud ante<br />
este juego es la más positiva imaginable<br />
(¿quién tachaba a Cioran de negativo?), ya<br />
que es la actitud de quien no oculta su<br />
propio juego. Por ello mismo, tanto hacer<br />
apología como arremeter contra lo que<br />
Cioran aporta al sentir pagano<br />
(especialmente en su “Mauvais demiurge”)<br />
o al pensamiento reaccionario (sobre todo en<br />
su “Essai sur la pensée réactionnaire”sobre<br />
Joseph de Maistre) sería siempre una tarea<br />
mucho menos digna que transcribir, sin<br />
más, algunas de sus citas más elocuentes.<br />
Tano solo dos someros comentarios. <strong>El</strong><br />
primero de ellos tiene interés para el lector<br />
español (en España, seamos creyentes o no,<br />
todos somos católicos) y consiste en poner<br />
de manifiesto cómo Cioran señala los<br />
saludables elementos paganos que han<br />
perdurado en el catolicismo ortodoxo. A los<br />
protestantes no los ataca con la virulencia<br />
que lo hacía Nietzsche, pero es palpable su<br />
repulsa contra el más monoteísta de los<br />
monoteismos, el menos mediterráneo de los<br />
cristianismos.<br />
Otro comentario, esta vez para los<br />
simpatizantes de la “nueva derecha” o<br />
“nueva cultura”, podría esbozarse<br />
afirmando que, en materia de paganismo,<br />
Cioran procede a la reapertura de galerías<br />
enteras de pensamiento que llevaban tiempo<br />
sin frecuentarse, por lo menos por escrito.<br />
Estos parajes redescubiertos por Cioran y<br />
publicitados por sus adictos, no han tardado<br />
en ser visitados por numerosos turistas de<br />
varias de las “nuevas” ideologías. Muchas<br />
de las aportaciones doctrinales de los<br />
autores de la “nueva derecha” o “nueva<br />
cultura” han de reconocer en él su<br />
paternidad; paternidad compartida con<br />
paganos como Pessoa, entre otros, pero no<br />
por ello menos legítima.<br />
Palabras de más<br />
Es verosímil que Cioran pueda llegar a<br />
ejercer, proponiéndoselo o no, una<br />
inlcuencia creciente sobre las “culturas de la<br />
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