08.05.2015 Views

Elementos nº 49. CIORAN - El Manifiesto

Elementos nº 49. CIORAN - El Manifiesto

Elementos nº 49. CIORAN - El Manifiesto

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

“mártires sanguinarios”, “místicos de la<br />

oración y el revolver”, “frenéticos”,<br />

“intolerantes”, “convulsos” y cuantas cosas<br />

más se nos ocurran de semejante jaez. Y a la<br />

base de todo esto estaba la locura y la<br />

juventud, confiesa Cioran. Luego, toma<br />

distancia y añade que cada vez que<br />

rememora aquella aventura suya no se<br />

reconoce y que le da la sensación de que fue<br />

otro distinto a él quien se enfebreció de tal<br />

manera. Tanto que tacha La transfiguración…<br />

como “la elucubración de un loco” o como<br />

“el himno de un asesino”. Así, con el mismo<br />

radicalismo que antes empleara se dedica<br />

ahora a execrar su pasado y las pasiones que<br />

lo ocuparon. Las razones acerca de por qué<br />

no publicó este escrito entonces permanecen<br />

en la oscuridad, tal vez fuera la cautela por<br />

no excitar algo reciente de lo que tener que<br />

dar cuenta, o la prudencia de cara a sus<br />

familiares que permanecían en Rumanía<br />

bajo el régimen comunista. <strong>El</strong> caso es que lo<br />

único que hubo después fueron leves<br />

desaprobaciones en las ocasiones en que se<br />

le inquiría por su pasado y nada más.<br />

¿Quizá le ha faltado una confesión<br />

pública de arrepentimiento y condena que<br />

sustituyera esos pequeños y ocasionales<br />

murmullos desaprobatorios? Sin duda<br />

alguna. Pero también es creíble que si<br />

Cioran lo hubiera hecho habría maximizado<br />

un pasado hasta el punto de cambiar el<br />

sentido de su obra posterior, y él no deseaba<br />

eso. Habría tenido que hablar de culpa y no<br />

de ridículo y desvarío juvenil. Y entonces,<br />

¿qué pena se tendría que haber<br />

autoimpuesto? Y, sobre todo, ¿podría un<br />

culpable legitimar su posterior desapego<br />

universal?<br />

Cioran y la España del desengaño<br />

______________________________________<br />

Manuel Arranz<br />

Cioran amaba España. Cualquier lector<br />

asiduo de sus obras sabe esto; incluso en<br />

aquéllas en que no habla para nada de<br />

España o de temas españoles, el misticismo,<br />

la beatería, la decadencia, el honor, la<br />

melancolía, su amor por España es siempre<br />

patente, siempre manifiesto. Cioran tenía un<br />

carácter español, un temperamento español.<br />

Amaba España como los viajeros ingleses<br />

del siglo XIX, o como los noventayochistas<br />

también la amaban, es decir,<br />

apasionadamente, irracionalmente. La<br />

amaban por sus vicios, por sus defectos, tan<br />

puros los unos como los otros, por su<br />

orgullo, por su fe, porque su decadencia no<br />

recordaba su esplendor sino que era ella<br />

misma una esplendorosa decadencia. “Nada<br />

de lo español me es ajeno” dejó dicho, y no<br />

sería difícil reunir una nutrida antología con<br />

sus citas sobre España y lo español. Savater,<br />

a quien le cabe el mérito de haber sido el<br />

primero en introducir a Cioran en España,<br />

allá por los años setenta, escribió en una<br />

ocasión: “De todos los países de Europa, el<br />

predilecto de Cioran, su obsesión, su límite y<br />

su infierno, es España. Leyéndole, se hace<br />

necesario que tal cosa como España exista.<br />

En mística y en blasfemias, en fanatismo, en<br />

sangre, ímpetu y desesperanza, en azar y<br />

fatalismo, tenemos las raíces más largas y<br />

más hondas: hemos llevado a su límite la<br />

experiencia de vivir, hemos transgredido los<br />

límites... Nuestro castigo es aleccionador”.<br />

No es la España de hoy, naturalmente, la<br />

que amaba Cioran.<br />

En la época en que él se enamoraba de<br />

España, los españoles habían sufrido una<br />

decepción, un desengaño (¡qué temas tan<br />

españoles!, como lo sublime y el ridículo, los<br />

dos extremos de lo español según Cioran; y<br />

no hay que olvidar que el español sólo<br />

reside en los extremos). España había<br />

perdido su encanto para ellos, y los temas<br />

que citábamos antes, el misticismo, la<br />

68

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!