08.05.2015 Views

Elementos nº 49. CIORAN - El Manifiesto

Elementos nº 49. CIORAN - El Manifiesto

Elementos nº 49. CIORAN - El Manifiesto

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

emana de una visión del mundo, sino de las<br />

crispaciones de la carne y de las tinieblas de<br />

la sangre [...] Sí, en mis crisis de fatuidad,<br />

me inclino a creerme el epígono de una<br />

horda ilustre por sus depredaciones, un<br />

turanio de corazón, heredero legítimo de las<br />

estepas, el último mongol.”<br />

Si aquel joven no se suicida, es porque le<br />

repugna “lo mismo la vida que la muerte”.<br />

Cioran vivirá ochenta y cuatro años. En el<br />

transcurso de su larga vida, continuará<br />

observándose, y desde esa experiencia<br />

interior centrará su atención en el hombre.<br />

No cambiará su actitud hacia el mundo. Se<br />

odiará a sí mismo y odiará al género<br />

humano. He aquí un humanismo al revés,<br />

una misantropía. Y escribirá y escribirá. No<br />

por gusto ni por capricho, sino como una<br />

catarsis.<br />

Desde la perspectiva individual –<br />

soledad, desesperación, sufrimiento– la<br />

misantropía de Cioran dibuja un conflicto<br />

con el mundo; pero vista desde la dimensión<br />

cultural, ¿el narciso negro que lo recorre no<br />

es reflejo de su tiempo? ¿No están ya el<br />

aburrimiento, el tedio y el vacío, en<br />

Baudelaire, en Mallarmé? Pero Cioran es<br />

algo más que un simple crítico de la<br />

modernidad; es un desencantado de la<br />

civilización, innecesaria para él; su<br />

desaliento se remonta a los orígenes: el<br />

nacimiento del hombre está marcado por la<br />

insignificancia; es poca cosa. <strong>El</strong> hecho de que<br />

se considere el centro del universo es una<br />

cosa; que lo sea, otra. En el fondo, es una<br />

criatura megalómana; “un mamífero que<br />

debería haber tenido un destino mediocre,<br />

está comprometido con un destino que le<br />

queda demasiado grande”. <strong>El</strong> hombre está<br />

maldito desde sus comienzos. Por eso, lo<br />

que inventa se vuelve contra él, y cuanto<br />

más se agita, más se acerca a su final. La<br />

historia es la negación de todos los valores,<br />

la prueba de su fracaso: “Todos sus sueños<br />

se estrellan contra lo grotesco del desarrollo<br />

histórico.” <strong>El</strong> devenir humano es también un<br />

antídoto contra las utopías, esos<br />

“monstruosos cuentos de hadas”. Y sin<br />

embargo, las necesita; son su fuerza, pues<br />

las ilusiones contenidas en ellas, como la<br />

libertad, por ejemplo, son imprescindibles<br />

para soportar la vida, para evadir la atroz<br />

condición humana. <strong>El</strong> progreso mismo,<br />

37<br />

salvo en su aspecto tecnológico, es una<br />

ilusión, la “utopía por excelencia”, mas, por<br />

grande que sea, no lo salvará. Pienso en<br />

todos esos bobos que idolatran a Steve Jobs.<br />

<strong>El</strong> discurso misantrópico de Cioran es<br />

un grito, un estallido, una bofetada; “una<br />

sucesión de exclamaciones”; sus<br />

deslumbrantes verdades no emergen de una<br />

lógica serena, sino de una inspiración<br />

furiosa. En vano discutir con él. De ahí que<br />

en sus “Reflexiones sobre Cioran” Susan<br />

Sontag desatine debatiendo con las<br />

“argumentaciones” del rumano: Cioran no<br />

argumenta; clava su ponzoña con rencorosa<br />

precisión. Por eso el aforismo es su arma<br />

más afilada; en él encuentra la palabra más<br />

justa, la más hiriente injuria contra sí mismo,<br />

contra la vida, contra Dios. A Cioran se le<br />

toma o se le deja en sus claridades y en sus<br />

sombras. Hay quienes devoran todo lo que<br />

escribe, por coincidir con su cansancio, con<br />

su rabia o por mero esnobismo; pero<br />

también hay quienes pronto lo abandonan,<br />

como un amigo a quien le di a leer Breviario<br />

de podredumbre, por considerarlo monótono,<br />

hiperbólico y acaso insincero.<br />

Cioran escribe sus primeros cinco libros<br />

en rumano. Pero en 1947 decide redactar en<br />

francés; era, para él, un idioma odioso “con<br />

todas sus palabras pensadas y repensadas,<br />

afinadas y sutiles hasta la inexistencia,<br />

volcadas hacia la exacción del matiz,<br />

inexpresivas a fuerza de haber expresado<br />

tanto, de terrible precisión, cargadas de<br />

fatiga y de pudor, discretas hasta en la<br />

vulgaridad [...] Una sintaxis de una rigidez,<br />

de una dignidad cadavérica las estruja y les<br />

asigna un lugar de donde ni el mismo Dios<br />

podría desplazarlas”; detesta sus rigores,<br />

empero asume el reto y lo conquista. Él, tan<br />

indiferente a toda gloria –aspiración<br />

ridícula– anhela secretamente ser<br />

leído. Breviario de podredumbre fue un<br />

martirio: lo rehace cuatro veces para no ser<br />

considerado un “meteco”. Este libro,<br />

extraído según él, de sus “bajos fondos”<br />

para injuriarse e injuriar la vida, le abre el<br />

camino de la consagración como uno de los<br />

grandes escritores en lengua francesa.<br />

Escritos en rumano o en francés, los títulos<br />

mismos de sus libros llevan la impronta de<br />

su morbidez: Silogismos de amargura, La<br />

tentación de existir, Desgarradura, <strong>El</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!