Elementos nº 49. CIORAN - El Manifiesto
Elementos nº 49. CIORAN - El Manifiesto
Elementos nº 49. CIORAN - El Manifiesto
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
convierten en virtudes. Todas las victorias<br />
son morales”.<br />
Ni que decirse tiene a estas alturas que<br />
la ascensión del pueblo rumano no será a través<br />
de la democracia, ni siquiera de una<br />
democracia perfeccionada (y muy por<br />
encima del parlamentarismo rumano de<br />
entonces). No, no es eso lo que Rumanía<br />
necesita: “Es de una exaltación que vaya<br />
hasta el fanatismo de lo que Rumanía tiene<br />
necesidad. Una Rumanía fanática será una<br />
Rumanía transfigurada. Fanatizarla es<br />
transfigurarla”. Y ya tenemos aquí la<br />
dichosa palabra. La verdad sea dicha, el<br />
término no da para mucho y cualquier<br />
disquisición que se alargue es más bien<br />
estéril. Es sabido el sentido bíblico, tanto neo<br />
como veterotestamentario, que tiene. Se<br />
trata de la transfiguración de Jesucristo<br />
(evangelios sinópticos) y de la del rostro de<br />
Moisés en tanto que manifestación<br />
anticipada (y resplandeciente) de la gloria<br />
de Dios. Según esto, pareciera que el<br />
objetivo fuera provocar la llegada de<br />
Rumanía a un estado de gloria o de gracia.<br />
Sin embargo, si nos atenemos a la cita<br />
anterior, más bien parece que transfigurar<br />
sea fanatizar: una especie de paso previo y<br />
metodológico a ese supuesto estado de<br />
gracia. Y si seguimos los diagnósticos de<br />
Cioran sobre Rumanía, en efecto, al<br />
fanatizarla, qué duda cabe de que se ha<br />
producido una transformación (se la ha<br />
sacado de la abulia), pero aún no hay nada<br />
de esa gloria prometida. Por lo tanto, en<br />
cualquier caso, la elección de la palabra no<br />
parece haber sido muy afortunada —<br />
llamativa, si; y provocativa, también—. Para<br />
mayor complicación, unas líneas más<br />
adelante, Cioran asimila la transfiguración a<br />
otra Rumanía, es decir, a un destino final. Al<br />
cual, sin duda, habrá llevado el fanatismo,<br />
con lo cual los significados se acumulan y<br />
sobreponen.<br />
Con independencia de los atropellos<br />
semánticos, lo que sí está claro es que Cioran<br />
asume un papel, entre profético y<br />
zaratustriano, desde el que pregona una<br />
nueva y posible situación de Rumanía.<br />
¿Cuál? Escuchemos: “Un país no tiene valor<br />
más que el día en que se convierte en un<br />
problema para los otros, en que su nombre<br />
equivale a una actitud. Todos sabemos lo<br />
59<br />
que significan Francia, Inglaterra, Italia,<br />
Rusia o Alemania, pero nadie sabe lo que<br />
significa Rumanía. No sabemos lo que es,<br />
pero sabemos demasiado lo que no es”. ¿No<br />
hemos oído bien? Pues escuchemos algo de<br />
más elevado tenor: “Una gran potencia no se<br />
puede hacer valer más que por la<br />
dominación. Incluso si una nación tiene<br />
bastante energía para ser en sí una gran<br />
potencia, no lo será efectivamente más que<br />
dominando, es decir, invadiendo,<br />
conquistando”.<br />
He aquí el camino absoluto hacia el<br />
absoluto que propone Cioran para Rumanía.<br />
Eso sí que es transfiguración. Dejar de ser un<br />
pueblo semioculto entre bosques y<br />
montañas, y durmiendo un letargo<br />
multisecular. Un pueblo que tiene su alma<br />
autosecuestrada y replegada a base de fobias<br />
al poder.<br />
<strong>El</strong> tercer y largo capítulo está dedicado a<br />
una especie de estudio psicológico del<br />
pueblo rumano; más bien habría que decir a<br />
una continuación del estudio, pues ya venía<br />
siendo hecho desde el capítulo anterior. Se<br />
trataría de ver qué le pasa al alma rumana,<br />
incluso de preguntar si existe un alma<br />
rumana formada.<br />
<strong>El</strong> defecto, dice Cioran, ya es inicial:<br />
Rumanía estuvo privada desde siempre de<br />
un dinamismo primordial. En el pueblo<br />
rumano hubo en sus inicios una<br />
“negatividad inscrita” que es la que ha<br />
determinado su decurso: “Las deficiencias<br />
actuales del pueblo rumano no son el<br />
producto de su historia; es su historia la que<br />
es producto de deficiencias psicológicas<br />
estructurales”. Y para resaltar este dictamen<br />
Cioran pone como contraste a Prusia. Frente<br />
al “instinto combativo y militante”, frente a<br />
“la fuerza” o el “estilo de vida” de Prusia,<br />
¿qué tenemos? Una Rumanía tibia, alérgica a<br />
los extremos, prudente tirando a miedosa,<br />
sin consistencia… Rumanía no ha podido<br />
hacer historia, sólo ha hecho cultura popular<br />
y tradiciones. En Rumanía se desconoce el<br />
“sentido gótico de la vida”, todo<br />
desenvolvimiento de lo rumano ha sido en<br />
sentido horizontal, a ras del suelo. <strong>El</strong><br />
rumano no sabe lo que es el sentido<br />
ascensional: “Todos nuestros proverbios,<br />
todos nuestros adagios expresan la misma