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Vivienda latinoamericana - HDRNet

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38<br />

las condiciones naturales como al medio social y cultural<br />

Para que las distintas alternativas técnicas tengan más<br />

posibilidades de éxito en las comunidades, es necesario<br />

que ellas participen en todo el proceso.<br />

Otras premisas son el diálogo con los sectores populares<br />

y la visión realista de lo que podemos construir con su<br />

participación. Esto significa recuperar, elevar y<br />

sistematizar también el folklore popular en las<br />

comunidades mismas y trabajar tomándolo en cuenta.<br />

Pensamos que la participación de las comunidades será<br />

efectiva si la estrategia urbanística, tecnológica o<br />

constructiva está compuesta por elementos sencillos,<br />

pero no atrasados. Las comunidades están participando<br />

en la formulación de programas, en la elaboración de<br />

proyectos, en la ejecución de obras, en el diseño, y en<br />

la evaluación de procesos constructivos.<br />

Los habitantes de las aldeas cooperan tanto en la<br />

elaboración de diagnósticos, como en la definición de<br />

urgencias y prioridades de construcción. También<br />

participan en el diseño, la programación y la ejecución<br />

de obras específicas, así como en la evaluación de los<br />

efectos del programa. Aportan mano de obra,<br />

materiales del entorno y terrenos para las edificaciones<br />

colectivas. Por ejemplo, los habitantes de los cuatro<br />

caseríos que demandaron un centro de servicios<br />

comunal, enseguida escogieron un sitio y lo<br />

desmontaron.<br />

Las construcciones en madera exigen una amplia<br />

preparación de las comunidades. La creación de<br />

talleres despierta interés en el programa. Se establecen<br />

pactos de cooperación, y se precisan los diseños para<br />

las obras, aportando las formas de organización y<br />

participación de las familias. Con prácticas intensivas,<br />

se capacitan grupos en el tratamiento básico de las<br />

maderas para su empleo en la construcción y en la<br />

elaboración del mobiliario para los espacios públicos.<br />

INTRODUCCION<br />

El Programa de Mejoramiento del Hábitat Rural en el<br />

Río Atrato, Habitat-Atrato, involucra caseríos fluviales que<br />

padecen situaciones precarias de vivienda y no cuentan<br />

con equipamientos colectivos y sociales adecuados ni<br />

con servicios básicos como el agua potable, la energía<br />

o la recolección y el tratamiento de desechos sólidos y<br />

líquidos. Su objetivo es el mejoramiento integral de las<br />

aldeas considerando tres niveles de intervención: los<br />

equipamientos sociales y comunales, las viviendas, los<br />

servicios públicos básicos.<br />

La primera fase, financiada por la Embajada de<br />

Holanda, se está desarrollando en la Comarca Media<br />

del Atrato, a través de un convenio de cooperación<br />

técnica, académica y científica suscrito entre la<br />

Universidad del Valle y la Corporación Nacional para el<br />

Desarrollo del Chocó. La intervención de la universidad<br />

se inició en 1985 con la evaluación de las condiciones<br />

de habitabilidad a lo largo del Atrato1. Así se elaboraron<br />

diagnósticos detallados y propuestas programáticas<br />

orientadas a superar las múltiples deficiencias<br />

encontradas en el espacio público y familiar.<br />

En 1988, bajo el auspicio del premio Corona Pro<br />

Arquitedura2, se ampliaron los estudios con nuevas<br />

observaciones en la misma zona. En asocio con las<br />

comunidades de los caseríos de Guadalito,<br />

Cabecinegro y San Roque se evaluaron y profundizaron<br />

los diagnósticos anteriores. Se definieron programas<br />

básicos, prioridades de atención, pautas de diseño<br />

aldeano, arquitectónico y constructivo. Se sentaron las<br />

bases para determinar un sistema de mejoramiento de<br />

fácil aplicación por las autoridades locales y las<br />

organizaciones comunitarias, y se examinaron las<br />

modalidades de participación de la población en la<br />

ejecución de obras de beneficio colectivo. Las siguientes<br />

ocho premisas orientan nuestras intervenciones como<br />

arquitectos en los procesos de producción del hábitat.<br />

Primero, las propuestas técnicas deben ser adecuadas<br />

tanto a las condiciones geográficas como al medio<br />

social y cultural al cual van destinadas; si no es así,<br />

fracasan. Por eso los diseños deben afianzarse en un<br />

profundo conocimiento del hábitat.<br />

Segundo, para que las distintas alternativas tengan<br />

mayores posibilidades de éxito entre las comunidades<br />

implicadas en los problemas, es necesario que éstas<br />

participen en la definición de los programas y proyectos<br />

específicos, en la ejecución de las obras respectivas y<br />

en la evaluación de los procesos constructivos.<br />

Tercero, dicha participación sólo será efectivo si la<br />

estrategia tecnológica, urbanística o constructiva está<br />

compuesta por elementos sencillos -aunque no atrasadosque<br />

el usuario debe entender y en consecuencia manejar.<br />

Entonces, se hace indispensable conocer sus expectativas,<br />

sus valores culturales y sus tradiciones arquitectónicas;<br />

asimismo, el estado de desarrollo tecnológico, o sea los<br />

sistemas tecnológicos que emplea el usuario para construir<br />

su casa o sus espacios comunales, la forma en que los<br />

hace y los problemas que encuentra a lo largo del proceso<br />

de edificación.<br />

Cuarto, pretendemos manejar integralmente los distintos<br />

factores que se entrelazan en el espacio: las<br />

características geográficas, la población y la<br />

demografía, las especificidades y los procesos tanto<br />

económicos y productivos como urbanos y culturales,<br />

las relaciones sociales, la cultura y la ideología, así como<br />

las capacidades de los usuarios para evaluar los<br />

problemas del hábitat y practicar soluciones. Nuestra<br />

estrategia de diseño parte de un sistema integrador<br />

capaz de dar respuestas acertadas a las distintas<br />

necesidades de las familias.<br />

Quinto, es necesario establecer un diálogo real entre el<br />

usuario perteneciente a los sectores populares y los<br />

arquitectos o profesionales afines. Ya que el primero<br />

conoce sus problemas, en muchas ocasiones también

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