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La no-violencia - codhem

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COMISIÓN DE DERECHOS HUMANOS DEL ESTADO DE MÉXICO<strong>no</strong> es el que se instala en las mejores soluciones para ahora. Elhombre prudente es el que ve el conjunto, ve el bien total de lacomunidad y del individuo. Cito aquí a un lector inteligente 36de Aristóteles que <strong>no</strong>s dio el <strong>no</strong>mbre de frónesis para hablar deesta virtud. <strong>La</strong> prudencia es una visión abarcadora que mide lasconsecuencias de los actos.Ser responsable de su conciencia es investigar lo que debe hacersepara actuar moralmente: esta tarea es propia de la prudencia enTomás de Aqui<strong>no</strong>, afirma un defensor de la No-<strong>violencia</strong> activa 37 .En su sentido verdadero, la prudencia significa la aptitud del sujetopara discernir prácticamente y así aplicar la ley universal a loscasos particulares. <strong>La</strong> prudencia es una capacidad de juicio quese orienta tanto hacia el precepto como hacia la situación: ¿quédebe hacerse? y ¿qué debe hacerse en este momento? Va hacia launiversalidad del valor y la singularidad del caso concreto.Por eso, para estar en la verdad y hacer el bien, debo educar miconciencia para que mi juicio prudencial se acerque lo más posibleal juicio ideal de la razón recta. <strong>La</strong> educación <strong>no</strong> es meraenseñanza, es práctica.Frases filosóficas que <strong>no</strong> son propias del discurso común, peroque dicen con mucha claridad cómo actuar rectamente. <strong>La</strong> prudenciaes la virtud de base de la acción moral, es la audacia de ladecisión comprometedora.<strong>La</strong> prudencia de la que hablamos y que sostiene la acción <strong>no</strong>violenta<strong>no</strong> es la de los hombres que buscan pequeños beneficios,si<strong>no</strong> aquella del hombre plenamente desarrollado, sabedor de lasconsecuencias de sus actos, entre ellas, el riesgo de la muerte,y en la comunidad humana de la que es responsable: la defensade la dignidad, deber que <strong>no</strong> puede obviarse. No tenemos la libertadde dejar<strong>no</strong>s aplastar. El hombre y la mujer conscientes desí mismos saben que su dignidad es la de la humanidad enteraencarnada en cada u<strong>no</strong> de <strong>no</strong>sotros y <strong>no</strong> pueden abandonar suresponsabilidad. <strong>La</strong> moral se sitúa en esta perspectiva. El actuarrectamente empieza en el cumplimiento de esta tarea que es exigenciade cada día.36Ver Pierre Aubenque, <strong>La</strong> prudence chez Aristote.37Ver François Vaillant, Op. Cit., pp. 77-94.24

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