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Scherzo. Núm. 66

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LIBROSRODOLFO CELLETTI: Grcrndi «DO aliaScalo. Dos tomos y seis CD. Ilustraciones acargo de Marco Contini. Otros textos deMíe he le Sel vi ni. Edición del Teatro alia Seala.Milán, 1991. 250 páginas.El nombre del crttico italianoRodolfo Celietti (Roma, 1917)es, para el aficionado a la óperaen general y al canto en particular, sinónimode erudición y controversia. Su ya rebosantebibliografía de casi 40 años de actividad editorialle han convertido, sin duda posible, enel crítico europeo más atendido en los temasrelacionados con el canto y la interpretación.Superando con creces a la tradicionalmentedocumentadísima y respetable criticaanglosajona. Uno de los libros máscurioseados, seguidos o discutidos es el delTeatro d'opera m asco, que el musicólogo romanopublicó (con revisiones posten ores)hace 16 años. De un tiempo a esta parte sucreación editorial parece haberse disparado,coincidiendo con el interés que su nombredespierta en los ambientes, que han desbordadoal simple y exclusivo erudito para lle-E, con cierta incidencia, al público común,ahí que este libro, en dos tomos, que setrae a comentario, aune contenido con forma.Es decir, documentación preciosa para elinteresado serio con una lujosa y cuidadapresentación que atraiga miradas e interesesmenos doctos.Histonas del Teatro de la Scala milanesahay muchas, incluso el mentado Celietti hacolaborado, si no firmado en solitano, en algunade ellas. Pero un recorrido por los principalescantantes que han pasado por la escenadel Sancta Sanctorum operístico es éstala primera exclusiva y amplia dedicación. Deah! que se añada al documento escrito, otrosonoro de valiosísima estimación; 6 discoscompactos, donde aquéllos de quien se hablatienen la oportunidad de demostrar auditivamentesus virtudes o, en su caso, defectos.De estos 6 discos se hace aparte el comentarioen la apropiada seccióndiscográfica de esta revista.Celietti divide el trabajo por décadas, iniciandoel recorrido en 1877, o sea, haciendocoincidir actividad teatral con aparición desoporte sonoro grabado. La historia de laScala, pues, comienza para Celietti un siglodespués de la inauguración del teatro Piermarini,que fue como muchos recordarán el3 de agosto de 1778 con una ópera de Salieri,por una vez el nombre de este músicode Legnano separado del latiguillo calumniosode la evocación mozartiana A partir deese 1877 Celietti va desgranando biografías,repertorios y coméntanos de los mas míticoscantantes líricos. Se detiene en los años cincuenta.Posiblemente lo hace por motivosmás profundos que los simplemente espaciales.Cualquiera sabe las intenciones del maestrosocarrón, acerado y cultivado. Así. dePatti a Rossi-Lemeni, de soprano a bajo, delcanto decimonónico puro al intérprete-actorpor excelencia, vemos discurrir un rosario decantantes de todas las nacionalidades y mensajes,de los que se nos cuentan sus imprescindiblesdatos personales, al lado de los característicosde su arte, a través de sus cualidadescanoras y repertorios. Una salva dedatos que invitan más a la consulta que a lalectura de corrido, aunque la prosa de Celietti,rica, variada e imaginativa, permite estasegunda lectura con comodidad. AsombranÍJ2 SCHERZOsiempre en el crítico italiano la síntesis de lapintura, lo acertado del comentano, la erudicióntorrencial. Es una joya el libro (está enitaliano, que no se olvide el dato).El segundo tomo, donde entra exclusivamenteen los textos Michele Selvini. cuentacon sólo 46 páginas, donde, después de unasucinta pero ajustada histona del invento fonográficoy evolución del mismo se detallanlos fragmentos seleccionados de los discos.Aquí se nos dice que Hipólito Lázaro murióen Madrid, cuando todos sabemos que fueen Barcelona. También en el Tomo I se nosdice que Callas se presentó en Chicago en1917 con Turando!. Por esas fechas la sopranopreparaba esa aparición, en una compañíaorganizada por el abogado Bagarozzi, quese disolvió por falta dei dinero. Callas habríade esperar para presentarse en la Civic Operaa noviembre de 1954. Tampoco las cancionesque Ibert escribió para Chaliapin y elfilm de Pabst fueron inspiradas en el DonQuijote de Massenet, como se nos aseguraen alguna parte del libro. Pero son dos erroresnimios ante la avalancha de datos y el interésde toda la global realización.F.F.MONIQUE DESCHAUSSÉES: El intérpretey la música. Traducción: Rita Torras. EdicionesRialp. Madrid. 1991. 132 paginas.Se plantea en este libro el problemade si una experienciapersonal es transmisible. La autoratiene una manera de vivir la música, tanlegitima como cualquier otra, pero la dificultadsurge cuando pretende comunicar su entendimientode unas obras a unos posiblesintérpretes. El título origina) del libro, La músicay la vida -que quizá hubiera debidomantenerse-, nos orienta acerca de su enfoque.Deschaussées se sirve de universales,como la vida, el espíritu, la belleza, que a lapostre son términos vacíos, barreras infranqueablesmás allá de las cuales no hay significadoalguno. Desde luego, hay recomendacionesconcretas, como el descubrimientode la forma que sustenta una pieza, que paratodo músico resurtan de obligado cumplimiento.Pero el esencialismo de la autoraprovoca que caiga reiteradamente en el verbalismo,en especial cuando pide que se descubrael esp/rítu de una obra. Ciertamente, loque hacen los intérpretes es resolver problemasconcretos, técnicos, expresivos, de lectura,de estilo, que les propone una partitura.LM.M.JEAN-VICTOR HOCQUARD: MozartTraducción: Mauro Armiño. Espasa Calpe.MadridL 1991. 2 volúmenes. 1.078 paginas.Este Mozart, aparecido comouna de las últimas secuelas delas ambiguas celebraciones de!bicentenarto de 1991, reúne enfoques de todotipo sobre la figura del compositor. Frutode una larga familiaridad del autor con el temaestudiado, proporciona una de las visionesexhaustivas modernas del creador, sobreel que en castellano hay ya abundancia de títulos,destacando los trabajos óe los Massin yde Robbms Landon. Hocquard, por su parte,mezcla los logros de la musicología positivistay el análisis objetivo de las partituras conel juego retórico-literario. Asi, retoma el viejolugar común del mibgra del niño Mozart,cuando este hecho, extremo si se quiere,puede explicarse por la unión de un talentonatural, privilegiado desde luego, con unaeducación musical temprana y sabia. Otraparte del texto de Hocquard sujeta a debatees su enfoque, ensayo personal, del amor,como tema en las óperas de Moíart y comosentimiento humano del músico. Continuandocon la ópera, el escritor pretende definiruna serie de rasgos de escritura -armonía,ritmo, etc.-, a los que denomina mansiones,que pone en correlación con situaciones anímicassobre el escenano. La casuística estibien argumentada, pena no deja de ser unahipótesis, porque en este terreno quien buscasuele encontrar. Finalmente, la marcha delestilo mozartiano le parece a Hocquard jalonadapor una serie de crisis. Estos instantesvendrían a funcionar de esta forma como sacudidasrevolucionarias. Por supuesto que yano es defendible el Mozart eternamenteigual a sí mismo de su niñez a su muerte,mas no deja de ser viable la alternativa expositivade un proceso constante de maduracióny cambio del estilo por interrelacióncon el medio y las influencias.E.MMLORENZO DA PONTE: Alémonos. Traducciónde Ésther Benítez. Si rusia. Madrid,1991. 325 paginas.Se traducen por primera vez alcastellano (SCHERZO incluyóunos fragmentos relacionadoscon Martín y Soler en el Dosier dedicado aeste compositor en su número de septiembrede 1990) las Memorias de Lorenzo DaPonte. El texto presentado no es íntegro,pero basta para dar una idea de la imagenque de si mismo buscaba transmitir este libretistade Mozart Escritor, aventurero, comerciante,casanovesco. Da Ponte quisoconvencemos de la importancia substantivade sus textos en las óperas de Mozart, Salieriy Martín y Soler, compositores que en todocaso eran capaces de escribir su mejor músicaenfrentados tan sólo a los libretos salidosde su pluma. Y la verdad es que, aun con lasexageraciones y no menos las falsedades hoypuestas en evidencia por la crítica, al final hayque darle ¡a razón. Da Ponte vivió lo bastantecomo para ver la caída en el Olvido de lasóperas de Mozart y tuvo que bnsgar muchopara conseguir el estreno de Don Qovonni enNueva York (1825, no 1826 como apareceen la cronología de estas Alémonos). El romanticismoserta inflexible con Da Ponte,considerando inmoral su libneto de Cosí fontutte, sustituyéndolo en ocasiones por otromás apropiado a la casta imagen que la leyendaiba forjando de Mozart Con el incansablemovimiento del péndulo de la historia,Cosí nos parece ahora el trabajo psicológicomás fino del escritor y su libreto más equilibradoformalmente. He aquí sus Alémonoscomo fuente que ha de someterse a crítica yen cualquier caso un libro de valor literario,realzado en la hermosa traducción de Benltez.EMM

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