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Scherzo. Núm. 66

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DISCOSESTUDIO DiSCOGRAFICOAunque en estas páginasnos hemos referidoocasionalmentea Elliott Cárter, nolo hemos hecho comomerece su obra rica y exigente,permanente búsquedadentro de un mismoestilo. Este valiosísimoregistro, que hará las deliciasde ios aficionadosque no le teman a la mejormúsico de nuestro tiempo,nos permitirá acercarnosun poco a tan importantecompositor. Lasfechas de los Cuatro Cuartetasde Cárter (que a estasalturas, a sus ochentay cuatro años, debe deestar ya pensando en elquinto) son las siguientes:1951. 1959, 1971 y 1986.Por su parte, el Dúo paraviolln y piano es de 1974.Teniendo en cuenta la biografía musicalde Elliott Cárter, constituida por saltoscualitativos en los que no hay tantoevolución como búsquedas (esto es, nose da en él un supersticioso camino deperfección, sino un constante ensayarcon códigos diferentes en cada caso),las cuatro piezas para cuarteto de cuerdaconstituyen jalones muy significativosde su itinerario estético. Al mismo tiempo,esta serie se incluye entre los mayoreslogros creativos dentro de la especialidad,en la tradición {y nos referimostan sólo al género) de los cuartetos deBartók, Schoenberg, Zemlinsky, Martinu,Shostakovich, Britten o TippettDiremos de Cárter lo que de otroscuantos. Que es un músico tempranocuya primera madurez es tardía. Nacidoen 1908 y formado en la más pura tradición(Pistón, Holst, Nadia Boulanger),su temprano contacto con la música deCharles Ivés le descubre un mundo muydiferente al de los dos/cosLa obra de Cárter alcanza esa madurez,tras las inevitables servidumbres detodo compositor que realmente buscaalgo y no posee un estilo propio y reconocibledesde el principio (como seria elcaso de Mahler, y también el de Shostakovich),inmediatamente después de lasegunda gran guerra con obras como laSonata para piano (1946), la Sonata paraCheto y piano (1948) y el Cuarteto n° /.Lo que culminará en las Voriodones para6ÍÍSCHERZOElliott Cárter: música imprescindibleElliott The FinirCárter String QuartetsI )uo iur Vitibn & Piarle ^(hmtr^ptwrOMfiuStr, hThe Juilliard String QuartetII•*orquesto (I956).el Doble Condeno parapiano y dave (1961) y el Cuarteto n° 2.¡Cuál es el secreto, cuál es el estro deCárter en esta primera madurez queproduce obras de tal densidad y sentidodramático-métrico-po I ifónico?La respuesta es la expresividad Unaexpresividad que convierte la escuchade estas obras en una tensa experienciarica en emoción estética. Es la lección deIvés, si, pero con otros medios. Ha quedadoatrás el neoclasidsmo, pero la lecciónexigente de ese movimiento pluraly a veces inconcreto se ha aprovechado.Cárter no parece regresar al romanticismo,pero no es así. Lo que sí hace esvincularse al romanticismo tardío a travésde ese subterráneo que no han conseguidocegar los hallazgos y los ismosde la primera mitad de nuestro siglo. Latriada que evocábamos mis amba -eldrama, el ritmo, la polifonía- constituyenlos elementos de que se vale la exigentey cada vez más compleja maniera corterianopara conseguir unas obras de lenguajeperfectamente moderno en quese huye de los tes y los guiños -sattosinterválicos, serial i smo, abstracción, epigonismo,potfios, lirismo- y se consigueCÁRTER; Les atorro cuartetos de cuento DÚJ poraviolin y p'Ono Cuartera Juilllird. Robart Mann,vk>4ln y Chrlnopher OMhther, piano (Dúo). 2 CDSONY S2K 47229. DDD. Grabaciones: NuevaYork. IS90-I99I. I37'SO". Productor: GtrySchultz. InfWtiwo: Charla Harbuttun discurso radicalmentepersonal, convencidocomo está Cárter, siguiendoa Ivés, de quela comunicación con eloyente es lo intrínsecodel fenómeno social dela música. Esa comunicaciónse da en formade drama, con unaabundancia de situacionestensas, diálogos ycon/untos que protagonizanlos cuatros componentesdel género reyde la música de cámara.Y ese dialogar, ese enfrentarse,ese plantear yresolver tensiones es loque hace llegar el discursosonoro de estaspiezas a un público queno precisa iniciación especialpara disfrutar delmismo {aunque sea necesarioque cada cuál se libre de determinadosprejuicios, no siempre achacablesa los auditorios, sufridos o desertores),un público que tiene la garantía deque, con estos Cuatro Cuartetos, no experimentaráni mucho menos la temiblecarga del aburrimiento. Y si hablamos detensión y enfrentamiento, nada lo mostrarácon mayor clandad que el Dúo paraviolln y piano que acompaña a losCuortetos, donde dos instrumentos tandiferenciados tímbricamente y en otrossentidos oponen discursos magistralmenteresueltos. La escucha de estasobras, una de ellas pecientísima, sera parael aficionado una lección de en quéconsiste la auténtica música del siglo XX.En ellas la simplicidad no se da en ningúnmomento, ni siquiera como apariencia,puesto que se trata de perfectas construccionesde una asombrosa coherenciaMas tales estructuras están puestas alservicio de la comunicación dramática,no constituyen muestras de soberbiovirtuosismo arquitectónico.En resumen: uno de los álbumes másimportantes que nos pueda aportar estemercado rico y a veces saturado de novedadesque, en rigor, no lo son tanto;porque estos dos discos (acompañadosde espléndidas notas en cuatro idiomas)sí constituyen una auténtica, fértil y generosanovedad.Santiago Martín Bermüdez

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