HOMENAJECon este titulo, un tanto a lo Goethe,quiero hacer una pequeñasemblanza personal sobre el quefue uno de mis grandes maestros: ErikWerba, fallecido el pasado 9 de abril.No voy a tratar de hacer un panegíricosobre su persona, pues todo el mundomusical sabe quién era y lo que eraen la música. En estas líneas sólo quieroreflejar lo que fue para mí y lo estrictamenteconcerniente a la relación humano-musicalque hubo entre nosotros.Creo que fui el primer español, al menosel primer pianista, que fue a estudiarcon él. Lo conocí en el verano de 1958;yo estaba en mis comienzos comoacompañante y al asistir a los cursos deverano del Mozarteum de Saizburgo, merecomendaron inscribirme con él.Werba nos enseñaba no sólo aacompañar, sino también a enseñar, comoél hacía, toda la cuestión estilística dellied, tanto a cantantes como a pianistas.Mi primer cursillo con él fue como ungran encontronazo contra un muro, puesyo entonces apenas sabía algo de alemány él me hizo comprender que paraacompañar y enseñar la interpretaciónde un lied, es necesario conocery comprender su texto. No hacefalta decir que sus clases eranamenas y alegres, tal cual él era,pero a la vez estrictas en cuantoa plan de trabajo. Tanto que enlos cursillos siguientes (1959,1961, 1962), habla días en losque casi no salía del Mozarteuma causa de los ensayos con loscantantes que nos asignaba a cadapianistaYa en el primer año, con ungrandísimo esfuerzo, me hizomontar la parte de soprano de)fto/ieniscries (jederbucri de Wolf.Hago referencia a esto, porquesu actitud hacia mí no fue sólo lade un maestro generoso, sino lade una persona que me ayudó enormementeen mis comienzos, llegando a interpretarcon él a dos pianos las dos genialesseries de Worf que son Itohenischesy Spomsches Üederbuch junto a la famosísimasoprano también fallecida IrmgardSeefried, y el barítono inglés ThomasHemslay, en Barcelona y más tarde enViena, Londres y Copenhague, pasándomeincluso la parte de soprano en unade las ocasiones en las que él, por compromisos,no podía actuar en el segundorecital, no sin antes haberme dado unagran clase sobre la forma en que los in-146 SCHEPZOMis años de aprendizajejunto a Erik Werbaterpretaba la señora Seefried, para quecon un solo ensayo pudiera yo realizar elrecital lo mejor posible por mi parte.Y no fue eso sólo, pues en aquellosaños míos de estudiante, muy falto derecursos económicos, me ayudó ante elMozarteum, haciendo que rebajasen mimatricula a los cursos al mínimo posible.En aquellos cursillos coincidí con otrosespañoles, como la cantante Carmen PérezDurias y mi colega Ana Mana GorostiagaEn las fotos que conservo de los diversoscursillos, pueden verse a cantantesque después serían tan famosas comoGrace Bumbry, por ejemplo.Aparte de eso, coincidí dos veces conél como miembro del jurado del Concursode lectura a primera vista, organizadopor la Radio Bávara en Munich, Eracostumbre en este concurso que el juradobajase a damos el fallo personalmentea los concursantes y a decimos las virtudesy defectos de cada uno y las causasde por qué no pasábamos a la prueba siguiente.También coincidí con él varias vecesen el Concurso Viñas de Barcelona, élcomo miembro del jurado, yo comoMiguel Zanetri, Thomas Hemslay, Jfmgortí See/ríed y Erik Werba en el Palaude la Música, en 1967•*••* -^~ — . -acompañante de concursantes, y ya desdeentonces aunque siempre siguió pormi parte la relación alumno-maestro, éltrataba de convertirla en una amistad,que sin duda, para su honra, era más detratamiento de colega que de otra cosa.Yo, las pocas veces que vino a dar recitalesen España iba siempre a girarle las páginas,con mi mayor entusiasmo. Por desgracia,por falta de dotación a última hora,nos quedamos sin poder celebrar uncursillo suyo en la Escuela Superior deCanto, que había prometido venir a dar.El decir que sus enseñanzas en la formade plantear el diálogo entre cantantey pianista y el sistema de explicar el estilo,fueron todo para mí, está por demás,ya que estas enseñanzas no sólo me sirvieronpara el í/ed alemán, sino para aplicarlasa todo tipo de canción de concierto,y hasta para la ópera, ya que él lo queenseñaba era total y sencillamente músicaMi gran pena ha sido no poder verleen los últimos años. Creo recordar quela última vez que nos encontramos fueprecisamente en Saizburgo el verano de1980, y quise estar un poco en contactocon él en aquellos días, pero su esposa,fallecida también el pasado año, me dijoque se encontraba muy fatigado y que susalud no era ya buena en aquellos momentos.Sentí también que no pudiera estarpresente en mi hasta ahora única actuaciónen el Festival de Saizburgo, lugar tandeseado por mi, en el verano de 1987junto a Montserrat Caballé, pero él nodaba ya cursillos en dicha dudad sino enOssiacham-See; pera tengo la alegria deque algunos de los que han sido mis seguidoresen la labor de acompañamiento,y a los que en cierto modopude introducirles en estaprofesión, como sonFemando Tunna y AssumptaComa, hayan pasadotambién por sus manos maestras.xUna de las cosas más entrañablesen mi carrera hasido el verme citado variasveces en su libro sobre HugoWolf Por eso, su muerte,a sus 74 años, totalmenopte inesperada para mí, hallenado mi espíritu de dolor,pues por una parte hemosperdido a los dos viejos maestrosdel acompañamientovocal; el otro, naturalmenteera Gerald rioore; y sobre todo, al pensarque no volveré a tener más contactocon él, quien tanto me enseñó y a quienmoral y prácticamente tanto debo, tantoen mi propia persona como en mi carrera.Querido maestro, la música nos unirásiempre, y si hay un más allá, esperemosencontrarnos en él, junto a nuestrosamados y estudiados Mozart, Schubert,Brahms y otros tantos. Mi cariño será parasiempre, como dice Brahms en su bedsobre poesías de Werrtzig.Migue/ Zonetti
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