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Scherzo. Núm. 66

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ENTREVISTASCHERZO-Sé que usted ha contado esta historiacien veces, pero desearía pedirle que la relatara porcentesimo primero ocasión. ¿Dónde, cuándo, cómoestaba usted cuando hace dos años fueron a ofrecerlela dirección de la Bastilla? No creo que le dijeranque era un teatríto sencillo, tranquilo y sin problemas.MYUNG WHUN CHUNG.-Bueno déjeme ciarle algunosdatos básicos de cómo era mi vida y mi can-era. Yo estaba enSaarbrücken, trabajando también en la Opera de Florencia comodirector invitado. Yo llevaba una vida muy tranquila dentrode los nrveles internacionales, porque siempre ha sido una normade mi vida hacer tas cosas despacio. La primera noticia quetuve de la Bastilla fue cuando la gente de este teatro vino aofrecerme la ópera inaugural de esta casa. Ellos sabían que yohabla hecho en Bolonia el Don Carlos de Verdi, y había decididoque ésta era la obra que debía abrir la Bastilla.S.-Perdone, ¿qué versión había hecho usted de Don Carlos enBolonia, la de cuatro o la de cinco Actos?M.W.C-La de cinco Actos, incorporando el cuadro coral deFontainebleau. Ellos, como iban muy atrasados en su esquemade trabajo, trabaron contacto conmigo con la finalidad de queyo dirigiera su Don Oírlos. Yo contesté: «De acuerdo, estoy interesado,porque amo esta obra. Pero primero debo ver el teatro,para ver si es el lugar correcto». Así que vine aquí para verel edificio, y la sala, y mi reacción inmediata fue decir «No, esabsurdo hacer aquí Don Carlos como obra de apertura éste esun edificio moderno, necesita tiempo para sedimentarse, paramadurar, y no conozco una ópera que precise más de una ciertatradición y calor que Don Carlos». Además, yo no estaba convencidode que pudieran encontrar a los seis grandes cantantesque hacen falta para poner en pie esta obra. Entonces me dijeron:«¿Qué cree usted que debemos hacer?». Empezamos apensar en otro tipo de repertorio, incluido el francés: ya en eseestadio muy inicial surgió el título de Les Troyens de Beritoz. Perode inmediato se vio que con sus dimensiones, longitud y dificultadno era la pieza adecuada para abrir este teatro. Así quepensé: «Es un edificio moderno, ¿por qué no buscamos unaópera moderna, al menos una ópera del siglo XX?». En estepunto les sugerí la Lady Macbeth de Mtsensk de Shostakovich:aquí se pusieron a buscar en los archivos y dijeron: «• t Ah, no seha presentado nunca en Francia!». A lo que yo dije: «Estupendo,otra razón más para montarla ahora». El caso es que en esareunión estaba presente Pierre Vergé, nos escuchó hablar y mepreguntó al término de la discusión, después de que se decidiera,por fin, hacer la Lody Macbeth, «¿Puedo hablar con usted asoías, sólo quince minutos?». Le dije que si, daro, y enseguidame preguntó si yo estarla interesado en hacerme cargo del teatrocomo director eso ocurrió allí mismo, y acabábamos de conocemosYo me quedé muy sorprendido, le dije que me resultabadifícil contestarte en ese momento, que necesitaba untiempo para pensármelo. Le sugerí que fuera a verme a Florencia,donde yo estaba preparando una ópera en ef Maggio Musícale:en ese intervalo de 15 días me convencí muy rápidamentede que debía aceptar su ofrecimiento, ¡en contra de la opiniónde todos mis familiares y allegados! Todos ellos me decían: «Nonecesitas correr ese riesgo, no debes dar ese salto: siempre tehas tomado las cosas pausadamente, sin prisas, no necesitas saltara esa parrilla ardiendo». Pero la mía fue una decisión instintiva,porque me dije; «Sí. como regia sueto hacer las cosas despacio,pero hay momentos en que debes tomar riesgos, y no sólopensar las cosas racionalmente, sino sentir que las cosas debenser así. Lo que me hizo sentir eso respecto de este teatro fuedarme cuenta de que, como hombre joven, me interesaba muchovivir esta experiencia, y que después de haber superado unestadio preliminar de experiencia profesional, empezar algo pormí mismo o verme envuelto en un proyecto completamentenuevo, era algo que valla la pena afrontar. Porque, si miraba enderredor mió, surgía la pregunta: ¿dónde van a construir unanueva ópera, en qué ciudad del mundo, en los próximos diezaños? Probablemente en ninguna parte, así que decidí que valíala pena correr el riesgo: aquí había un enorme potencial y milesde dificultades, pero éste es el instante de asumir riesgos. Mástarde, en el curso de mi vida, no quemé hacerlo, no me interesará,y es que éste es el momento adecuado para hacer una cosaasi. Quizá hubiera podido hacerme esta misma reflexión dosaños más tarde, y tener así otros dos años de trabajo tranquilo.Pero mucho más tarde habria sido demasiado tarde. Porquetengo ¡a seguridad de que, después de haber pasado esta etapamedia, no querré saber nada de los dolores de cabeza de la administraciónde un teatro. Lo que me gusta es trabajar en buenascondiciones, con pocas cosas, tampoco muchas, con algunasbuenas es suficiente. Aprendí mucho en este mundo tan diferente,que es un mundo loco, por cierto, y me enteré de todossus problemas, hasta del funcionamiento de la escena y de laadministración, de cómo funciona esta casa en todas sus facetas:luego lo olvidaré, pero aprenderlo y vivirlo una vez vale la pena,es una buena experienciaS.-¿Qué piensa su familia ahora, pasados dos años?¿Han aceptadola nueva situadón?M.W.C—Si, lo han hecho: eso sí, no pueden evitar preocuparseconstantemente de si todo esto no es un exceso de trabajopara mí, y del enloquecido esquema de trabajo en general,pero saben que soy feliz aquí, saben que siento que la experienciamerece la pena Todavía hay luchas absurdas, porque aún sepierde un tiempo precioso con ridiculos problemas administrativosque hay que suavizar, o con problemas técnicos, como elde los grandes ascensores que permutan un escenario con otropor secciones: los problemas humanos son más complejos, porqueno es sencillo hacer cambios, sobre todo en la forma detrabajo de las personas.S.-Éste es un país fascinante, pero a veces sorprendentementesingular en sus reacciones...M.W.C-jSí, sin duda! Francia es algo especial, y para un latino...No se sorprenda; mire, en mi familia tenemos una especialpasión por ftalia. no sé si se deberá a que fije el pnmer país deOccidente que conocimos.. Hay algo en el temperamento deesta gente, en la importancia que conceden a la familia en la vida,esa clase de cosas son muy similares a nuestra naturaleza yforma de vida en Corea, porque los coreanos somos gente desangre caliente, muy temperamentales: yo siempre les digo a laspersonas que no conocen el mundo oriental, que no saben verla diferencia entre las distintas naciones de ese área, que paranosotros la distancia y disimilitud que existe entre un coreano yun japonés es superior, ¡con mucho!, a la que pueda haber entreun italiano y un alemán. ¿Lo ve?, me doy cuenta, ante su expresiónde asombro, que usted pensaba lo mismo. Para los occidentales,todos los orientales somos la misma cosa, y las diferenciaspueden ser abismales. Pero yo entiendo que suceda así:si yo no hubiera venido a Europa, si me hubiera quedado enCorea, si no conociera las distintas regiones de Europa y las diferentespersonalidades de sus pueblos, seguramente tendríaparecidos estereotipos. Bueno, lleva un cierto tiempo adaptarseal tipo de personalidad francesa, porque en Italia hay una ciertacomunicación inmediata entre las personas, que funciona naturale instintivamente, hay algo de animal en esa reciprocidad instantánea:confias en alguien, y eso quiere decir que confiassiempre, y ya está. Aquí no es lo mismo, aqui se necesita untiempo. En Italia siempre me ha encantado vivir y trabajar, porquepuedes vencer todas las dificultades en dos minutos. Aquíes más complicado, sin duda porque la gente, tratada individualmente,no presenta gran diferencia con el talante latino: aqui,como en todas partes, hay buenas personas, personas difícilesy... sujetos indeseables, como en todo el mundo. Aquí he cono-46SCHERZO

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