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Scherzo. Núm. 66

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DISCOSEl primero, por orden de acceso aldisco, es Cario Bergonzi, de lejos el másperfecto en lo puramente canoro decuantos han registrado la obra. Respetuosoal máximo con lo escrito, servidordel más mínimo matiz dinámico y expresivo,hace gala de ese legato y habilidadreguladora, de ese fraseo cincelado y magistralque es su patrimonio. Escucharun Ah! si, ben mío tan exquisitamentedelineado, con reproducciónfiel de los trinos previstos yhabftualmente pisoteados, y una Piraen la que, por ejemplo, las semicorcheasestán claramente emitidasuna a una, en una acertada y exigidacombinación de ligado y ligadopicado,es todo un regalo. Ciertoes que la voz, oscura / extensa, noposee un metal destacado y quelos sobreagudos no nos ponen lapiel de gallina, pero no menos ciertoque el cantante, dotado de unatécnica de primera, trabaja muy hábilmentesu pasaje de registro y cubremuy bien el sonido en la zonasuperior. Un Manrico romántico,sensible, estilizado, más perfectopero menos vibrante -como despuésde todo es lógico- en estudioque en teatro. Franco Corelli esquizá el negativo, No porque nocante y no lo haga -casi siempreestupendamente,aunque en generalcon su acostumbrado abuso delportamento di sonó y de excesivoscalderones, sino por su enormepoderlo vocal, por su refulgenteagudo, por su ancho y baritonalcentro, por su insultante mordiente,facultades que sabe combinarde vez en cuando con pianos decalidad, incluso filados, y con acentos delirismo de buena ley. Impresionante la Piro(en si las en vivo, en do la de estudiode 1964), con un segundo agudo kilométrico,y fenomenal su intervención en elsegundo cuadro del segundo acto y laexclamación Ha quest'infome. Más que aDel Monaco, Corelli se encuentra próximoal mejor Lauri-Volpi o a Merli.¿Y después? Poca cosa. El que más seprodigó durante un tiempo, y con ciertoéxito, fue Plácido Domingo, cuando suvoz era joven, la emisión -siempre contendencia al engolamiento en centro ygrave y a la nasalidad en el agudo- mantenfasu ortodoxia y el artista su sinceridady su caior natural. Era un Manrico cálido,comunicativo, lírico, aunque cortopor arriba, poco desahogado, falto desquilb. Estas virtudes, que le hacían defendersebien en sus primeras grabaciones,casi no existen -con lo que los defectosy limitaciones pesan mas- en suregistro con Giulini, que nos lo muestrafatigado y vecino ai grito. Peores aún elartificial y lleno de supere he rías FrancoBonisolli, que se defiende bien en la zonaalta, y José Carreras, en la desgraciadaversión de Colin Davis, en la que aparececorto de casi todo en una parte vocalJussi BjOriingque nunca ha debido cantar. Porque nose trata sólo de que su voz sea de carácterlírico, que lo es, sino de estilo, deacento justo, de línea, de color, de metal.Ahí tenemos si no el caso de Luciano Pavarotti,que, por libertad de emisión, declaridad, de fulgor, de brillo da una visiónmuy plausible y apasionada de un joven yencendido trovador y canta muy canónicamenteen la grabación de Bonynge.Claro que donde estuviera el GiovanniMartinelli de los años veinte y treinta,..Por no mencionar a los más antiguos LéonceEscaláis, Leo Slezak. Enrico Caruso...AzucenaOtro gran problema en tiempos enque un personaje como éste lo cantanuna Fassbaender -fuera de sitio-, unaVerret -soprano falcon-, una Zajick -deestuche pequeño-, cuando lo que se pidees un instrumento de mezzosopranode tintes dramáticos; y lo demás soncuentos. Hay que remontarse a los tiemposde Irene Minghini-Cataneo, de zonagrave algo escuálida, pero de impresionanteautoridad, o a los de Bruna Castagna,gran histriona aunque de linea e instrumentodiscutibles, o a los de la demoledoraKerstin Thorborg, de estiloaproximado, para dar con gitanas de auténticorelieve. Lo tuvo sin duda duranteaños, sin ser rotundamente adecuada,Giulietta Simionato (mejor, con estilo discutible,en Rossini o Donizetti). que dejóconstancia de su gran dase en distintasgrabaciones (de 1950 a 1964), en las quecasi nunca recurre a los feos excesos alos que otra son tan proclives y que deformanno poco la pureza de ese Verdide segunda época. Excesos que sí cuttivabaFedora Barbieri, aficionada a notas depecho exageradamente apoyadas y a sollozarespasmódica y truculentamente, sibien no se le podían negar ni caudalsonoro ni eficacia teatral. De suescuela es, por ejemplo, Bianca Berini,y vecina, aunque desde otroángulo, lo es Elena Obraztsova, demedios indudables, aún en aceptableforma en 1977, pero no del todocentrada en una figura tan complejay calidoscópica como la deesta sufriente y, en el fondo, buenamujer. La más relevante, de finalesde los sesenta para acá, ha sido FiorenzaCossotto, casi una sopranocorta en sus comienzos que ha sabidoevolucionar muy naturalmente,aunque cargando la mano en lasnotas de pecho, valiéndose de unespléndido y sonoro timbre, ricoen armónicos, untuoso y de sedosaemisión, y de una franja arta fácil yhomogénea (que le ha permitidoacceder al do sobreagudo). Su raccortroha hecho época y ha sabidovestir al personaje de una musicalidadmuy italiana no reñida con laefectividad escénica Curiosamente,pues parece caer fuera de su habitualradio de acción, Marilyn Homeofrece una excelentemente cantadagitana, respetando las acotacionesnormalmente marginadas y ofreciendo,por ejemplo, un Stride lavampa insólito, bien que, como atodo lo largo de su intervención,con abuso de gola en las notas graves. Eneste telegráfico repaso de Azucenas habríaque recordar también la discretaprestación de una Irene Dalí5 de voz untanto apagada, el irregular trabajo deCloe Elmo y la aparición de la gran EbeStignani, ya fuera de tempo Y de forma,en 1953.Conde de LunaNada fácil tampoco toparse con vocesque aunen arte de canto, calidad baritonaly talento dramático para sarvar con adertolas complicaciones de este personaje,de frecuente escritura en el paso (que, sino se tiene una buena técnica de apoyo,puede hacer que, por ejemplo, el usariose quede afónico tras las (rases tirantes delprimer terceto: £/ p/ü wvere non puó..., Chea morir lo condannó!). Puede decirse queninguno de los que han grabado el papeltienen al completo las cualidades exigidasy que casi todos patinan en el difícil // balendel suo somso. Sólo Matteo Manuguerra,nada recomendable por otros conceptos,hace la fermata final marcada porel compositor Enrico Molinari, un barítonodoro, y Apollo Granforte, más dramáti-60 SCHERZO

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