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Scherzo. Núm. 66

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DISCOSOPINIÓNTodo (lo nuevo) valeEl melómano veterano se lo pensóuna vez más. Frente a él. colornegro brillante, mandos al bordede la fosforescencia, el maravilloso reproductor/grabadorde DAT, las siglasde la Digital Audio Tape, con aquellascintítas semicuadradas, suerte de microcassettes,ampliadas, «que suenan igualo mejor que un Compact-D¡so>. Él. quetanto habla tardado en pasarse al CD(un amigo que se las daba de enteradole aseguró, allá por 1984, que era cuestiónde un año o dos la aparición de untocadiscos que reproduciría por Láserlos viejos vinilos; ¡siniestra falacia que lehizo perder casi cinco años en la carreradel disco compacto!), que aún no se hablalanzado al mundo, tan promisorio,tan apabullante, del LD, el Laser-Disc o Video-Disco, y allí, pensativo,en la sección de Hi-Fi deaquellos grandes almacenes, endubitativa, hamletiana meditaciónsobre si el «DAT s! / DAT no».Claro que el dependiente de porla mañana, aquel chico joven quepululaba por el locaJ cual oráculo,con una revista de electrónicabajo el brazo, le había terminadode sumir en la miseria; porque alpreguntarle el aficionado de todala vida por la cassette digital.aquel desventurado le habla respondido,gallegamente, con otrainterrogante: «¿Cuál de ellas, elDAT o el DCC?» Y una fosa insondablese había abierto a lospies de aquel abonado, otrorade la Nacional, desde hacia unlustro de Ibermúsica, cuando elpost-imberbe dependiente le habíaespetado que «no es lo mismo,no señor, la Dígito/ Audio Tapeque la Dígito/ Compact Cassette,jmenuda diferencia!». Lapuntilla se la había dado el jovenempleado al añadir, vista la expresiónperpleja, circunspecta de nuestrohombre (cual si en vez del Faistaffde Verdi le hubieran dado el de Elgarpor Radio 2. pongamos por caso): «¿Noserá un CD-ROM lo que anda ustedbuscando?».***Hace poco más de una década podíamosreproducir el sonido grabado portres sistemas: la cinta magnética abierta,el disco LP o Sing/e (heredero desde los50 de los viejos 78 revoluciones por minutoo r.p.m., bajo la fórmula del microsurco)o la cassette, comercializada desde1962. Hoy, el disco de vinilo casi hamuerto, aunque subsiste como mediode consurta en plúnmas discotecas públicasy privadas. La cassette ha resistido,con sorpresa para la propia industria,las múltiples acometidas de la modernidadLa cinta abierta pervive enemisoras de radio y estudios de sonido,amén de la privacidad de irredentosmelómanos. A su lado, rey de la situación,el CD, el Compact-Disc Cerquita,la cinta de vídeo Hi-Fi, con su calidadcercana a la del CD (se entiende queVHS, puesto que la más perfecta y fidedignaBeta perdió la batalla del vídeo caseroen favor del otro formato y sólosubsiste en los estudios de grabación, y,como antes, en las instalaciones de sonidoparticulares de algunos defensoresrecalcitrantes del sistema). Durante elúttimo lustro, el LD o Laser-Disc se haconfigurado como la alternativa de lujoal CD: su implantación entre nosotroses paulatina y creciente, pero lenta.El DAT. la cassette digital, suma delas posibilidades de la cinta de video(pero sin imagen) y del CD, entró en lizahace algo más de un lustro, pero, sibien los estudios y las cadenas radiofónicashan dado su pleno apoyo al sistema,la comercialización internacional esmás que pausada, a causa, sobre todo,de la falta casi absoluta de grabaciones.Para suplir tal laguna surge, casi ayer -lapresentación en España la ha hecho Philipsen Madrid, el pasado 12 de junio-,la DCC, la Cassette Compacta Digital,que se anuncia /a provista de un ampliocatalogo de registros comerciales y que,sin alterar el tradicional formato de lacassette -lo que sí hace el DAT- garantiza,a través de los nuevos aparatos dereproducción y grabación, la escuchamejorada de todas las cassettes analógicas(o sea, hasta hoy, todas) y la percepciónsuperlativa -nivel de ca-, lidad Compoct-D/sc- de las nue-' vas cintas digitales. En lafrontera entre la informática y elHi-Fi está el CD ROM que muchossistemas de ordenador yaincorporan: es el CD aplicado alalmacenamiento masivo de datos(cuatro o más veces la capacidadde los D/sfcettes normalesde Alto Densidad), con la posibilidad,a través de los modernosdispositivos Multimedia, de permutartareas y pasar, de la basede datos o el proceso de textos,a la audición musical a travésde los aftavoces del ordenador,cuando se dispone de talsofisticación acústica en el enclaveinformático.***El melómano veterano diomedia vueíta y se alejó, un puntocabizbajo, de la sección deAfta Fidelidad, y por las escalerasmecánicas tomó de la callela vía. «Reo mondo, mondo ladro,mondo rubaldo!», pensó para sí.parafraseando al Faistaff de Verdi y Boito.De camino a casa, su moderna colecciónde CDs de los últimos seis añosle empezó a parecer casi vetusta, a lapar que como arcanos sentía a los viejosLPs y a su dilecto tocadiscos. Y cargadode cariño hacia tales reliquias sepropuso dedicar al resto de la tande atantas y tantas grabaciones aún no escuchadas.J.LPASCHERZO 51

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