ACTUALIDADUna estrella en SevillaEn el firmamento sevillano de laExposición Universal, donde astrosy cometas se suceden conuna rapidez vertiginosa, la Met ha bnlladohasta el deslumbramiento en su tripleaparición. La primera con Un bailo inmasckera de Vendí, bajo la dirección deJames Levine y puesta en escena de PieroFaggloni. Contaba además con unatractivo reparto: Plácido Domingo(Gustavo III). Aprile Millo (Amelia), JuanPons (Anckarstron). Florence Quivar(Ulrica) y Harolyn Blackwell (Osear).Había verdadera expectación, y los espectadoresvieran cumplidos sus deseosde principio a fin. El Vendí de Levine fueserio, sobrio y profundamente comunicativo.Ejemplar el acoplamiento entreel foso y el escenario, entre los instrumentosy la palabra, entre la música y elteatro. Tras la desventurada Carmen y ladesafortunada Favorita, el público tuvola oportunidad de asistir a una verdaderarepresentación operística, el espectáculomás completo de la cultura occidental.Domingo, en conjunto, supotransmitir cuanto de generosidad e Intimatortura caracteriza a su personaje.Su voz llegó con fuerza y nitidez a losoídos y al corazón, pera también en algúnmomento, como en Forse la sogliaattinse, hubo ciertas sombras que puedenllegar a ser preocupantes. AprileMillo, prácticamente inadvertida en elpnmer acto, se creció en su actuaciónen el segundo (espléndida en el dúo deamor con Domingo) y cosechó los máscálidos aplausos en su aria del tercero.Juan Pons estuvo seguro a lo largo detoda la obra, aunque la pasión de loscelos debería haber estado más presenteen las escenas finales. La Ulrica deFlorence Quivar no dejó de ser expresivaen las difíciles fronteras infernales, ytal vez la sorpresa de la noche fue lacristalina voz de Osear, la de la jovensoprano Harolyn Blackwell, transida deternura y agilidad. Los otros cantantes,el coro y bailarines contribuyeron a queel espectáculo culminase en el deslumbrantebaile final que quedará para elrecuerdo.Hubiera sido deseable que la segundaaparición de esta estrella, con el Fideliode Beethoven, lo hubiese hecho escénicamente,pero no fue asi, sino en versiónde concierto. Ei hecho desconcertóa muchos, e incluso la critica lo calificóde «fraudulento», y si musicalmente estuvolejos de serlo, pues fue tambiénmemorable, por el precio de las entradas(como si de una representación setratara) la calificación no iba descaminada.No hubo un lleno total, como el díaprecedente, pero el público que asistiópronto olvidó la carencia de escenografía,subyugado por el ímpetu que supoimprimir a la orquesta el joven directoralemán Christof Perick. A medida quefueron actuando los solistas en una tarimaa la izquierda y detrás de la orquesta,la emoción fue haciéndose mayor. Fueun conjunto excepcional: Alian Glassman(| aquí no), Marie McLaughlin (Marzelline),Matti Salminen (Rocco), Gabriela Benacková(Leonore), Ekkehard Wlaschiha(Don Pizarro), Michael Forest (Primerprisionero), Dwayne Croft (Segundo prisionero),Gary Lakes (Florestán) y RenePape (Don Femando). El solo de trompeta,en el extremo opuesto al escena-Ptóado Domingo y pon Pons en un Bdto in mascherario, corrió a cargo de Meívyn Broiles, y elcoro fue dirigido por Raymond Hugues.El Fidelio de ese primero de junio en elMaestranza no sera fácil de olvidar esemensaje moral, tan lleno de esperanza eilusión, es más que nunca necesario paralos anodinos tiempos que vivimos. Desdeel fracaso, desde el amor por la obrabien hecha, Beethoven escribió en lamemoria de la humanidad una lecciónde idealismo.La úttima aparición de la Metropolitancontaba nuevamente con su titulanLevine. Se le habla reconocido comoun gran director en el foso y se le esperabacon interés al frente de unaprogramación de inusitada intensidad:Cuadros de uno exposición de Mussorgski,en la pnmera parte, y La consagraciónde la primavera de Stravinski y elBolero de Ravel en la segunda La calidadde la Orquesta y el dominio queejercía sobre ella su director llamarande inmediato la atención de los oyentes.La ejecución de los Cuadros fuedesde el punto de vista técnico impecable.La instrumentación raveliana parecíaestar hecha para una orquesta deesas características. Sin embargo, la versiónde Levine en esta primera parteno significó ninguna revelación. Su medidacomo director sinfónico fue muchomás allá con La consagración, en laque s( se reveló como uno de aquellosque han penetrado en los secretos delritmo. El misterio, el salvajismo, lo te-rreno y sagrado, todo ese ritual fue dichocon una precisión y una potenciaen verdad poco usuales. Tras eso, resultabadifícil oír una nueva pieza, y másaún si se trataba de una tan singular comola de Ravel. Levine esperó unosinstantes y comenzó ese ntmo que nocesaría hasta el final. Todo salió limpio,pero tal vez no era el momento másadecuado.Tres apariciones que posiblementeno volveremos a contemplar en el cielosevillano, pero siempre existe la oportunidadde ir hacia las estrellas, si éstas novienen hacia nosotros.Jacobo Coruñés42SCHERZO
ACTUALIDADVALENCIALo mejor de la temporadaViknciL Teatro Principal 23. 26 y 29-V-92. Ver». 1 rrowKcre Sharon Sweet Bruno Sebastian, Psoto Gavandli.Vonca Cortez, Stefano Palatchi, Hxaro Menboka, Ijpiacio Gner. Escenógrafo: Uorenc Cortoella. Dirección escénica:Horacio RocHguez /Vagón. Coro y Orquesta de Valenca. Director Manuel Galduf. Coproducción del Teatro de UZarzuela, Festival de Musta de Omedo y Área de Música del IVAECM.Este Trovador ha sido, junto a LaCenereníolo del pasado mes deenero, la mejor producción delÁrea de Música del IVAECM. Desde unpunto de vista absoluto, EJ trovador eshoy, por la crisis de voces verdianas,una ópera difícil, casi imposible. Miradomás relativamente, la representaciónescuchada en el Teatro Principal tuvodefectos bien palpables, pero consiguióque se produjera auténtica ópera en directo.El hecho operístico en directo(olvidemos los discos), con esa indefinibledescarga eléctrica que sacude la atmósferadel teatro, se logra pocas veces.A veces se logra con voces y orquestasinferiores a otras con mayorprestigio. En las tres representacionesque comento hubo vibración; en la tercerase produjo en gran medida esehecho operístico. En el caso particularde El Vovodor, ello supone una suficientedosis de orgía vocal. El primer responsablefue el barítono Paolo Gavanelli.Compuso un Conde de Luna escénicamenteferoce ycon arrojo vocal.Su línea de cantotiene todavíatosquedades, laemisión es irregular,a vecesdemasiado abierta,pero para lostiempos que correndemostróvarias virtudes:volumen siempreaudible, pastabantonal en todoslos registros,sionáo. mordientedramático y.sorprendentemente,capacidadpara cantarbastante a fiar deStefano Pototchi en II TrovaBxelabio su aria (incluso logró nítido, en laúltima velada, el sol agudo de Tempesto,si no dolcissimo sí dolce). La sopranoSharon Sweet tiene una voz sobrada,pero no siempre regular. A veces lecuesta timbrar en el registro medioagudo.Los mejores momentos los alcanzóen D'omor su//' allí rose y en la escenade su muerte. No debió suprimirla cabaletta Tu vedrai che amore. La veteranaViorica Cortez logró imponersea sus actuales limitaciones: el timbre nosiempre grato y con excesivo vibrato. Ytambién nos recordó algunas virtudeshoy escasas: rotundidad tanto en el registromás grave como en el agudo ymuy convincente composición dramáticadel personaje, además de ostentar lamejor afinación de todo el elenco y serla más ajustada estilísticamente. Al tenorBruno Sebastian el papel de Manricole viene demasiado grande. Apartede algunos problemas en la afinación,se las deseó para frasear, aun con pocolegato, en el agudo, particularmente enlos pasajes más líricos. Pero contribuyóa mantener la vibración de la obra conun centro bastante sólido y arrojo (hizola repetición, aunque no íntegra, de laPira). La Orquesta de Valencia supo estarmás en el foso que nunca, acompañandobien las voces por lo general.Manuel Galduf siguió muy bien el ariade la soprano antes citada y la tensión,por ejemplo, del gran trio del comienzode la ópera. El Coro de Valencia cantóbien pero sin fuerza, fundamentalmentepor falta de voz de pecho en las vocesmasculinas. Con una escenografía bellay eficaz, la dirección escénica discurriócon normalidad excepto en varios momentosdesafortunados: movimientosinoportunos que distraían la música, escenasinventadas como la del apuñalamientofinal de Azucena por el Conde,entre otros. Pero la puñalada más temiblesigue siendo la que se le puedeasestar a la ópera en Valencia desde losresponsables políticos. Hoy mismo to-Browman fuela estrellaVticncto. PaUu de la Múska, Sala B, 3O-V-91King's Consort Director Robert Kang. James Bowman,contratenor. Haendel y lo ópera: feo anas heroicosEl final de este interesante ciclo,organizado por/Vlustca 92, en lasciudades de Castellón, Vaíencia yAlicante, ha tenido una impronta operísticay discográfica. Por un lado, elprograma Haendel y la ópera las anasheroicas coincidía parcialmente con elúltimo CD lanzado al mercado el pasadoaño por la misma formación, elKing's Consort, junto con el mismocantante, James Bowman, en conmemoracióndel 50 cumpleaños de celebérrimocontratenor. Por otro, hemosde recordar que el ciclo también seinició con ópera (escenificación de LaServa Padrona y La Matrona E/ésio, porla Opera Restor'd). Sospechamos quelos organizadores, al gusto de las viejasmisas napolitanas del siglo XVIII, hayanquerido comenzar y terminar con unaestructura más o menos análoga, o -almenos- con una cierta relación.Con ritmos secos, incisivos, exposicionesbreves y concisas, el King'sConsort acertó a describir una imagenmoderna del Haendel operístico, dirigidosdesde el clave continuo (siguiendola vieja tradición) por Robert King.Oberturas de sus óperas Jerjes, Ottone,y Concerti grossi que el compositor deHalle empleaba como relleno en loscambios de escena (Op. 3 n°s 2 y 4)fueron ejecutados con precisión, sindejar de atender el melodismo, decierta etegandaEl contratenor James Bowman, con25 años de actividad canora, dejóconstancia de su estilo depurado ybuen gusto, con improvisaciones enlos do copo de las arias, excelente coloratura(Al lampo dell'armt), perfectaimpostación y buen gusto. Tan sólo suregistro sobreagudo se resiente ligeramenteen la actualidad. La desafinaciónen la exposición inicial de VentiTufbini puso la nota anecdótica a unexcelente concierto, aplaudido por elpúblico hasta la saciedad. Brilíante final,Idomeneoóavía no hay nada programado para lapróxima temporada.Bbs CortésSCHERZO 43