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De la vida y del folclore de la frontera - Folklore Tradiciones

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pena, que <strong>la</strong>s manos le habían quedado como escofinas <strong>de</strong> tan arrugadas.También el cuello a grado <strong>de</strong> que su pescuezo parecía acor<strong>de</strong>ón <strong>de</strong> ciego. <strong>De</strong>allí, como suele suce<strong>de</strong>r, usaba guantes y cuello <strong>la</strong>rgo. Y qué <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> donEspiridión Becerra, enfermo y con un siglo a cuestas, ya para quedar comosemil<strong>la</strong> bajo tierra, se convirtió en El Piri, un muchachito <strong>de</strong> 12 años,risueño y vivaracho. Resulta que el <strong>de</strong>porte favorito <strong>de</strong> don Espiridiónhabía sido el <strong>de</strong> <strong>la</strong>s patadas, y no precisamente a <strong>la</strong> pelota, sino a supobre mujer, que en <strong>vida</strong> no supo jamás lo que significaba caminar <strong>de</strong>rechoy sentarse sin <strong>de</strong>cir, ¡ay! Don Espiridión surgió <strong>de</strong> sus cenizas como unchamaco, ciertamente, pero le quedó <strong>la</strong> voz aguar<strong>de</strong>ntosa <strong>de</strong> <strong>la</strong> vejez.Cuando tosía le sonaba el interior como un órgano <strong>de</strong>scompuesto, y noparaba ahí <strong>la</strong> cosa, sino que también escupía grueso y tricolor como losancianos. También fueron legión los ex viejecillos que se convirtieron enproblema para sus <strong>de</strong>scendientes y <strong>la</strong>s comunida<strong>de</strong>s en que vivían, pues, con<strong>la</strong> juventud explosiva que les volvía y <strong>la</strong> gran experiencia <strong>de</strong> los años, noquedaban seguras ni sus mismas nietas, mucho menos otras muchachitas queno eran sus consanguíneas. Aquí cobraba verdad aquel proverbio que dice:«Más sabe el diablo por viejo que por diablo». Naturalmente que se dio elcaso <strong>de</strong> dignísimas viejecitas que, habiendo sido mo<strong><strong>de</strong>l</strong>os <strong>de</strong> virtud, yavueltas a <strong>la</strong> juventud se volvieron más promiscuas que <strong>la</strong>s liebres.Las cosas se complicaron con tanto viejo rescatado <strong>de</strong> <strong>la</strong> polil<strong>la</strong>. A suscuerpos <strong>de</strong> plomo y órganos exhaustos los suplieron armazones ágiles yvigorosas. Sus corazones trabajaban como relojes <strong>de</strong> mucha calidad reciénsalidos <strong>de</strong> <strong>la</strong> fábrica.<strong>De</strong>spués <strong><strong>de</strong>l</strong> regocijo <strong>de</strong> los primeros días: fiestas alternadas con misas yrosarios, volvió todo al cauce natural que es corriente en <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>cioneshumanas. C<strong>la</strong>ro que <strong>la</strong> situación inusitada produjo ciertas alteraciones queal cabo se tornaron un tanto dramáticas.En <strong>la</strong>s faenas <strong><strong>de</strong>l</strong> campo y en jaripeos se improvisaban certámenes con aires<strong>de</strong> justas a lo medieval. El que los viejecillos rejuvenecidos triunfaranen aquel<strong>la</strong>s reñidas y riesgosas competencias era una fiesta que todo mundoap<strong>la</strong>udía. No obstante, con los días <strong>la</strong> superioridad manifiesta <strong>de</strong> los <strong>de</strong>antaño carcamanes empezó a <strong>de</strong>spertar recelos. Tenían <strong>la</strong> agilidad <strong><strong>de</strong>l</strong> gato,un ansia <strong>de</strong>sbocada <strong>de</strong> gustar <strong>la</strong> <strong>vida</strong> y unos colmillos nuevos que dabancuenta <strong>de</strong> muchas mañas. La experiencia matusalénica les había quedadointacta y ahora contaban a<strong>de</strong>más con <strong>la</strong> sangre nueva.No tardaron en surgir pasiones. En bailes y saraos se <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ró abierta <strong>la</strong>lucha. Ya para entonces andaban en enredos por cuestiones <strong>de</strong> dinero. Unosy otros se disputaban <strong>la</strong> autoridad sobre propieda<strong>de</strong>s y toda c<strong>la</strong>se <strong>de</strong>chácharas y pertenencias. Lo que vino a colmar <strong>la</strong> situación ya <strong>de</strong> por sícomplicada, fue <strong>la</strong> disputa por <strong>la</strong> hembra entre jóvenes tímidos einexpertos y resucitados audaces y vivos como coyotes hambreados.Por el <strong>la</strong>do femenino se dio curso libre a <strong>la</strong>s hostilida<strong>de</strong>s entre floresrecién nacidas a <strong>la</strong> primavera <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>vida</strong> y <strong>la</strong>s marchitas vueltas alesplendor <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia y <strong>la</strong> hermosura.Ya para <strong>la</strong> fiesta <strong><strong>de</strong>l</strong> 5 <strong>de</strong> mayo había un pique no <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rado entre ambosbandos. La atmósfera estaba cargada <strong>de</strong> un combustible tan incendiable que<strong>la</strong> so<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra «chispa» lo haría explotar en mentadas <strong>de</strong> madres,pedradas, cuchil<strong>la</strong>zos, mordidas y quién sabe cuantas cosas más. Así que enel pueblo <strong><strong>de</strong>l</strong> Palofierro empezó <strong>la</strong> función. Para esto que llega Jilemón

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