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De la vida y del folclore de la frontera - Folklore Tradiciones

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Todo esto sucedió a escasas mil<strong>la</strong>s <strong>de</strong> Nogales, sin que se <strong>la</strong>s olieran lospatrulleros. Los jóvenes «burreros» parecían hormiguitas, moviéndose<strong>la</strong>boriosos con los gran<strong>de</strong>s bultos a cuestas. Manuelillo concertó su propiamercancía en dos mil dó<strong>la</strong>res. Con ese dinero pretendía sacar <strong>de</strong> puta a <strong>la</strong>Rosa y ponerle casa. Soñaba en un sin fin <strong>de</strong> proyectos que lo harían rico,respetable, y con los días, político y funcionario público como suelesuce<strong>de</strong>r. Por <strong>la</strong> mañana lo quisieron ver sus jefes. Lo recibieronextraordinariamente bien y le pasaron 200 dó<strong>la</strong>res. Ya tar<strong>de</strong>, lo visitaronen su apartamento dos mafiosos <strong>de</strong> alta jerarquía: Rito Fierro, alias «ElMu<strong>la</strong>», y Roque Mena, «El Rana». Manuel Amaril<strong>la</strong>s se sintió muy honrado por<strong>la</strong> visita. Seguramente lo querían ascen<strong>de</strong>r. A<strong>de</strong>más, lo l<strong>la</strong>maban por sunombre <strong>de</strong> pi<strong>la</strong>: que Manuel para acá, que Manuelito para allá, todo en tonomuy cordial. Nada <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirle «Hocico Pe<strong>la</strong>do», como en otras ocasiones.Hubo un momento en que «El Rana» lo l<strong>la</strong>mó hermano. Para qué <strong>de</strong>cir queManuelillo se retorció, enternecido hasta los huesos. Manuel y sus amigossalieron a cenar. ¡Chihuahua! ¡Qué bonito es pasear en carro grandotote ynuevecito, y no andar ahí dando lástima, a pie como los pinches perros!Alternaron <strong>la</strong> cena con vinitos, no faltaba más. En franca camara<strong>de</strong>ríaremataron con <strong>la</strong>s putas. En el trayecto cantaron abrazados «Yo soy elmuchacho alegre». Bebieron hasta ponerse pandos. El mundo es <strong>de</strong> los vivos,¡qué se jodan los pen<strong>de</strong>jos, por pen<strong>de</strong>jos!Manuel tuvo a su <strong>la</strong>do a Rosa. La verdad es que se había apasionado comoburro <strong>de</strong> <strong>la</strong> joven piruja. Entre copas y risas se dio tiempo para alqui<strong>la</strong>ra su gran amor. Fueron al cuarto <strong>de</strong> Rosa y gozaron <strong>de</strong> sus amores. No pormucho tiempo, pues, uno <strong>de</strong> los empleados <strong><strong>de</strong>l</strong> lenocinio les tocó <strong>la</strong> puerta;a tamborazos y a gritos, le or<strong>de</strong>nó a <strong>la</strong> novia <strong>de</strong> Manuel que saliera o <strong>la</strong>sacaba. ¡Salte a <strong>la</strong> chingada! Ya tienes mucho tiempo. ¿Qué teatornil<strong>la</strong>ste, o qué? Necesitaban parejas para unos señores americanos, muy<strong>de</strong>centes y bien vestidos, que recién habían entrado. En <strong>la</strong> breve sesión,Manuel le había dado pormenores a Rosa <strong>de</strong> su negocio y le propusomatrimonio. El<strong>la</strong> dijo que sí, formarían un hogar humil<strong>de</strong> pero respetado.Tendrían hijos y les darían lo que ellos nunca tuvieron. En aquel momentose encendieron <strong>de</strong> románticos anhelos. Brillosos los ojos, se miraronplenos <strong>de</strong> cariño y <strong>de</strong> esperanzas sublimes. Rosa y Manuel eran ya novioscomprometidos en matrimonio.Manuel volvió a <strong>la</strong> mesa con sus amigos y <strong>la</strong> pequeña Rosa a cumplimentar aun caballero americano <strong>de</strong> enorme estatura. El atlético manoseaba a Rosa yésta cruzaba su mirada con Manuel a modo <strong>de</strong> disculpa. ¿Qué podía hacerel<strong>la</strong>? Ni modo; era su negocio y tenía qué. Pudo ver Manuel que aquel señortan ricamente vestido se llevaba a su adorada novia al cuarto a tiempo quele agarraba <strong>la</strong>s nalgas cuando no <strong>la</strong>s tetas. Viéndolo apenado, «El Mu<strong>la</strong>» ledijo a modo <strong>de</strong> consuelo, No te hagas al pen<strong>de</strong>jo, mano, no te aquerenciesnunca <strong>de</strong> una pinche puta.Amá, voy a ja<strong>la</strong>r pa <strong>la</strong> <strong>frontera</strong>. <strong>De</strong> allí me paso <strong>de</strong> a<strong>la</strong>mbre y a buscar eldó<strong>la</strong>r. Aquí no hay modo. Es por <strong>de</strong>más. Vete, y Dios que te bendiga. Sialgún día te va bien, acuérdate <strong>de</strong> mí. No hagas lo que tus hermanos, queni señas <strong>de</strong> ellos. Yo medio les maté el hambre y ya no di pa' más. Ya vestus hermanas como andan, echándose <strong>de</strong> lomo y abriendo <strong>la</strong>s canil<strong>la</strong>s a cadavez que un <strong>de</strong>sgraciado perro en brama se los pi<strong>de</strong>. Muchas veces creí quetu también ibas a morirte como aquellos otros, pero saliste correoso a

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