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De la vida y del folclore de la frontera - Folklore Tradiciones

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saliste, hecha una reina, abuelita! Ahora soy yo el que parece su agüelo,'apá. Sólo un joven, serio y me<strong>la</strong>ncólico, quedó rezagado. Nadie loesperaba. Se encaminó lentamente hasta Dios y se echó a sus pies, bañadoen lágrimas. Éste colocó <strong>la</strong> diestra sobre su frente. Ve, Matías, a cumplirtu nuevo <strong>de</strong>stino. Yo te esperaré. <strong>De</strong> allí en a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte, regresado a <strong>la</strong>juventud, vagó Matías por los pueblos fronterizos <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> Sonora através <strong>de</strong> duneríos, cerros monolíticos, arbustos enanos <strong>de</strong> espinas duras,arroyos sedientos, algún mezquitón o palofierro <strong>de</strong>sgarbados. Hendiendo unaatmósfera <strong>de</strong>nsa <strong>de</strong> fuego peregrinaba el joven místico, vestido <strong>de</strong> unhábito <strong>de</strong>scolorido, con rasgones y hebras sueltas, calzado <strong>de</strong> huaraches,cubierto con un sombrero <strong>de</strong> palma ya dado al traste. Sin embargo, daba <strong>la</strong>impresión <strong>de</strong> pulcritud. Su frente y sus ojos no eran ya vitrina <strong>de</strong> víborasy espineros, sino <strong>de</strong> un cielo todo paz y serenidad.<strong>De</strong> <strong>la</strong>s botas <strong>de</strong> puntas arriscadas, hediondas como retretes, el sombreroachicharronado, y <strong>de</strong>más vestimenta engrosada con sudores, sangre y <strong>de</strong>másfluidos zorrillescos, no quedaban ni huel<strong>la</strong>s, ni esencias. Sin referenciaa secta religiosa en particu<strong>la</strong>r, pregonaba el arrepentimiento y <strong>la</strong> <strong>vida</strong>cristiana como condición única para merecer <strong>la</strong> gloria eterna en los reinos<strong>de</strong> Dios. El viento, chismoso <strong>de</strong> oficio, saturó <strong>la</strong>s orejas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s gentes.Ponía en conocimiento <strong>de</strong> los pueblos más recónditos <strong>la</strong> presencia nómada<strong><strong>de</strong>l</strong> antaño <strong><strong>de</strong>l</strong>incuente convertido en predicador por obra y gracia <strong><strong>de</strong>l</strong>rejuvenecimiento. Fueron muchos los que se conmovieron oyéndolo, perootros, ávidos <strong>de</strong> venganza por sus fechorías <strong>de</strong> otros tiempos, seguíanaborreciéndolo. Los agachones y miedosos que lo miraban antes confruncimiento, y le eran serviles y cómplices, ahora lo escarnecían y leechaban los perros. Sin embargo, <strong>la</strong>s razones emitidas por conducto <strong>de</strong>Matías Godoy ganaban a<strong>de</strong>ptos. Las semil<strong>la</strong>s que p<strong>la</strong>ntaba en corazones durosy secos como los mismos eriales en que traficaba, rever<strong>de</strong>cían con <strong>la</strong>humedad <strong>de</strong> <strong>la</strong>s lágrimas. A <strong>la</strong> par que ganaba seguidores que loi<strong>de</strong>ntificaban como mensajero <strong><strong>de</strong>l</strong> justo, revivía <strong>la</strong> saña <strong>de</strong> los que noaceptan intromisión que los doblegue, <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> humildad y el amor menosque cualquiera otra. Así, pues, el azar y <strong>la</strong> intención, conjuntamente, lollevaron a uno <strong>de</strong> los puebluchos cercanos al centro agríco<strong>la</strong> l<strong>la</strong>mado <strong>de</strong> <strong>la</strong>Jequia Jonda. Herido <strong>de</strong> sol y pasos l<strong>la</strong>gados, con <strong>la</strong>s tripas reducidas aobjetos <strong>de</strong> tocador, abominaba a grito pelón contra el pecado y reiterabael que el amor es <strong>la</strong> única sabiduría ennoblecedora. Apedreado, escupidohasta el colmo <strong><strong>de</strong>l</strong> sarcasmo, sonaba ahora su voz con un timbre queenternecía a <strong>la</strong>s mismas rocas.A ese día al amanecer, Matías lo supo infranqueable, <strong>la</strong> atmósfera teníaconsistencia <strong>de</strong> mármol y el aire estaba oculto. So<strong>la</strong>mente el sol, fiel asu tarea <strong>de</strong>shidratadora f<strong>la</strong>meaba sobre <strong>la</strong> ranchería, El Chol<strong>la</strong>l. Laondu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> <strong>la</strong> arena bril<strong>la</strong>ba continuada en domos bor<strong>de</strong>ados hasta <strong>la</strong>curvatura confinatoria que <strong>de</strong>marca los horizontes; opuesto, el Mar <strong>de</strong>Cortés con sus dunas líquidas, dinámicas, se movía convulsivo. Los ecos<strong><strong>de</strong>l</strong> galopar <strong>de</strong> tres caballos hundían su resonancia en <strong>la</strong> superficieenarenada, sobre sus lomos los tres hermanos, Cachas <strong>de</strong> Plomo, aparecieron<strong>de</strong> pronto. Librada una breve prominencia, como cosa <strong>de</strong> magia, llegaron <strong>de</strong>sopetón hasta el Matías. Éste, cuando remontaba su primer ciclocronológico, les había vio<strong>la</strong>do a <strong>la</strong> única hermanita, no sin antesquemarles <strong>la</strong> casa con <strong>la</strong> vieja a<strong>de</strong>ntro, mientras cosía una blusa <strong>de</strong> mangas

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