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De la vida y del folclore de la frontera - Folklore Tradiciones

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Santacruz. Río Santacruz, reducido a sen<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> perros y coyotes que seandan con <strong>la</strong> cabeza gacha, medio encandi<strong>la</strong>dos por <strong>la</strong> reverberación,confusos y sedientos como políticos en <strong>de</strong>sgracia. <strong>De</strong>sgracia <strong>de</strong> peonesmexicanos que pulu<strong>la</strong>n con azadas, pa<strong>la</strong>s y sobre tractores a lo ancho <strong><strong>de</strong>l</strong>os campos que aumentan <strong>la</strong>s vegas <strong><strong>de</strong>l</strong> Santacruz. Centenares <strong>de</strong> peones quepagan tributo al sol con extenuación y sacrificios, doliéndose entre <strong>la</strong>meditación y el dolor, <strong>de</strong> cara a los crepúsculos dorados, <strong>de</strong> lo que pudohaber sido y quedó sólo en infame vasal<strong>la</strong>je, merced al capricho y <strong>la</strong>crueldad <strong>de</strong> aquellos que se gozan <strong>de</strong> <strong>la</strong> traición. Son renegados y espaldasmojadas que se allegan en éxodo a los EE. UU. en busca <strong>de</strong> <strong>la</strong> proteína quesalvará a los suyos <strong>de</strong> una muerte lenta por el cáncer <strong><strong>de</strong>l</strong> hambre. Son loshuérfanos <strong>de</strong> justicia que se abrazan a una tierra afiebrada con ruegos <strong>de</strong>protección. Por <strong>la</strong> misma morada <strong>de</strong> río Santacruz discurren los bor<strong>de</strong>rpatrols, La Migra. Los reptiles ya curtidos aguantan, pero los tiernos quesalen cuando no hay más sombra que <strong>la</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> mismo sol, dan carreritas y sevoltean <strong>de</strong> lomo, pernean y se quedan ahí con el hociquito abierto. Poraquí los seres viven <strong>la</strong>s sequías intensas, muriéndose. En lugar <strong>de</strong> beberagua, beben aire seco y caliente.A su paso por Tucson, río Santacruz se ha reducido a zanjón, ahondado abase <strong>de</strong> maquinaria. Son los especu<strong>la</strong>dores que andan a <strong>la</strong> greña por robarleterreno para lucrar a sus expensas. En sus antiguos espacios se yerguenhoteles <strong>de</strong> lujo y soberbios rascacielos. Ahí se encuentran y se acomodanricos huéspe<strong>de</strong>s que así <strong>de</strong> paso gozan <strong>de</strong> lujos y <strong>de</strong> p<strong>la</strong>ceres. Bai<strong>la</strong>n,conversan, conciertan negocios, comen, cogen y cogen <strong>la</strong>s copas rebosantes<strong>de</strong> champaña y beben a p<strong>la</strong>cer. El río Santacruz, natural <strong>de</strong> estos <strong>la</strong>res,sobrevive humil<strong>la</strong>do tildado <strong>de</strong> intruso por amos efímeros que al cabo seránceniza histórica que el tiempo ha <strong>de</strong> barrer sin <strong>de</strong>jar huel<strong>la</strong>.Sobre <strong>la</strong> cauda <strong>de</strong> años que arrastra río Santacruz por los caminoscircu<strong>la</strong>res que el tiempo marca, hay décadas y siglos que van en retrocesohacia el misterio <strong><strong>de</strong>l</strong> olvido que ha ido quedando en los milenios que sevuelven una espiral en reversa. Espiral que succiona toda memoria, allídon<strong>de</strong> lindan los años con añales cuyas cifras para ennumerarlos no cabenen ninguna testa.Todavía un tanto ceñido a Nogales, recrean al Santacruz breves colonias <strong>de</strong>á<strong>la</strong>mos y ramajes nutridos. Seguido se a<strong>de</strong>ntra rumbo a Tucson entresembradíos, p<strong>la</strong>ntaciones <strong>de</strong> nueces y extensos páramos baldíos.Tan nítido y bril<strong>la</strong>nte es el lecho <strong>de</strong> río Santacruz, que más que <strong>de</strong> arenaparece estar alfombrado <strong>de</strong> microsoles. Pero si pones los oídos sobre sucorazón, podrías oír voces y ruidos, como si fuera un caracol queenc<strong>la</strong>ustra murmullos y secretos arcaicos <strong>de</strong> cuando el mundo era un bebé.Se da el caso que, entre Nogales y Tucson, recién se ha formado un pueblo<strong>de</strong> puros viejos, miles <strong>de</strong> viejos retirados con más dinero que unexfuncionario. Aparte <strong><strong>de</strong>l</strong> viejerío acauda<strong>la</strong>do, es rarísimo tropezar con unniño en Green Valley. Ahora que en Tubac y Tumacacori sí hay <strong>de</strong>masiadosbuquis, pueblos éstos que están a un pelo <strong>de</strong> rana <strong>de</strong> <strong>la</strong>s colonias <strong>de</strong>carcamanes. Llegan estos ancianos <strong>de</strong> quién sabe <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> y mandan fincarunos pa<strong>la</strong>cetes <strong>de</strong> cuentos <strong>de</strong> árabes. Se encantan <strong>de</strong> río Santacruz y <strong>de</strong> susmárgenes. Lo ven quieto como si fuera pasivo <strong>de</strong> por <strong>vida</strong>, y adquieren susriberas en propieda<strong>de</strong>s. En esto, que llegan a llegar <strong>la</strong>s nubes presurosas,haciendo un escándalo <strong>de</strong> los mil rocanroleros y en un momento echan agua,

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