¡Ay cómo lloran por él!Si quieres saber su nombre se l<strong>la</strong>maba Huachusey.Río SantacruzLa Prensa, el cuarto po<strong>de</strong>r, lo apoda con un <strong>de</strong>jo humorístico, más bur<strong>la</strong>que otra cosa, «El río Renegado», sí, el río espalda mojada, el ríoilegal, porque al a<strong>de</strong>ntrarse a los EE. UU. <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Nogales, Sonora, nomuestra documentos que lo ameriten legalmente a cruzar <strong>la</strong> <strong>frontera</strong>. Es unrío mexicano que se les mete sin licencia a territorio <strong>de</strong> Estados Unidos.En apariencia, río Santacruz es sólo un tajo que afea el territorio pordon<strong>de</strong> cruza como <strong>la</strong> infame cicatriz que marca el rostro <strong>de</strong> algún violento.No hay fuentes que lo doten <strong><strong>de</strong>l</strong> agua espejeante en que se contemp<strong>la</strong>n losnarcisos, ni a su lecho se allegan lindas doncel<strong>la</strong>s a hume<strong>de</strong>cer susbikinis urgidos <strong><strong>de</strong>l</strong> líquido que refresca. Río Santacruz es un caucearenoso que yace sobre un mundo <strong>de</strong>sértico, si acaso coloreado a intervalospor breves manchones ver<strong>de</strong>s. Los ignorantes lo creen muerto o dormido parasiempre. Sin embargo, <strong>la</strong>te; está vivo; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo hondo se <strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zan suscorrientes. A <strong>la</strong> vera <strong>de</strong> sus márgenes se asientan extensos camposagríco<strong>la</strong>s. Los agricultores perforan pozos y acondicionan en ellos losaparatos <strong>de</strong> bombeo con que substraen el agua vivificadora que transformasus dominios en emporios. Río Santacruz provee, da <strong>vida</strong> y soli<strong>de</strong>z a <strong>la</strong>producción agríco<strong>la</strong> regional.Otros rezagados, espaldas mojadas, ilegales, también contribuyen a irrigartales campos con el río <strong>de</strong> sudor que producen sus cuerpos extenuados por<strong>la</strong> ardua <strong>la</strong>bor cotidiana y <strong>la</strong> <strong>de</strong>shidratación constante. Son ríos ambos,renegados, en apariencia secos y que no obstante rebozan sandías, melones,lechugas, algodonales, maíz, etc., hasta quedar ellos chupados comobagazos. Riegan con sus corrientes profundas, que no muestran a <strong>la</strong>superficie porque salen <strong>de</strong> lo más profundo <strong>de</strong> sus veneros.Llegan a pasar años sin que río Santacruz dé razón <strong>de</strong> su presencia. Cuandoaparece <strong>de</strong> mera casualidad, <strong>de</strong>sbordante, avasal<strong>la</strong>dor, y es mal<strong>de</strong>cido portantos, los viejos peones chicanos, rubios los bigotes por <strong>la</strong> nicotina,comentan con voz pausada, «Río Santacruz está rec<strong>la</strong>mando lo que lepertenece».Sobre estos parajes que ambientan a río Santacruz confluyen tantasdimensiones. Sin aunarse, se entrecruzan. En un mismo lugar a un mismotiempo se suce<strong>de</strong>n estadios que convergen y no obstante distan como <strong>de</strong> unoa otro universo. Paralelo a Santacruz, tien<strong>de</strong> su pista una supercarretera,amplia y recta. Sobre <strong>la</strong> pista se tien<strong>de</strong> un tráfico interminable <strong>de</strong> autosque anu<strong>la</strong>n, con su velocidad y confort, el rigor <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sierto y <strong>la</strong> amenazamortal <strong>de</strong> un sol que requema con su fuego. Terrible fuego que <strong>de</strong>scarna a<strong>la</strong>s liebres y <strong>la</strong>s vuelve chistosas, con sus brinquitos <strong>de</strong> niños espinados,orejas que se antojan a<strong>la</strong>s, y ojos que resaltan como pelotas <strong>de</strong> golf. <strong>De</strong>lgolf que practican en cotos alfombrados <strong>de</strong> césped los habitantes pudientes<strong>de</strong> <strong>la</strong>s colonias que <strong>de</strong> trecho en trecho bor<strong>de</strong>an el tajo seco <strong>de</strong> río
Santacruz. Río Santacruz, reducido a sen<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> perros y coyotes que seandan con <strong>la</strong> cabeza gacha, medio encandi<strong>la</strong>dos por <strong>la</strong> reverberación,confusos y sedientos como políticos en <strong>de</strong>sgracia. <strong>De</strong>sgracia <strong>de</strong> peonesmexicanos que pulu<strong>la</strong>n con azadas, pa<strong>la</strong>s y sobre tractores a lo ancho <strong><strong>de</strong>l</strong>os campos que aumentan <strong>la</strong>s vegas <strong><strong>de</strong>l</strong> Santacruz. Centenares <strong>de</strong> peones quepagan tributo al sol con extenuación y sacrificios, doliéndose entre <strong>la</strong>meditación y el dolor, <strong>de</strong> cara a los crepúsculos dorados, <strong>de</strong> lo que pudohaber sido y quedó sólo en infame vasal<strong>la</strong>je, merced al capricho y <strong>la</strong>crueldad <strong>de</strong> aquellos que se gozan <strong>de</strong> <strong>la</strong> traición. Son renegados y espaldasmojadas que se allegan en éxodo a los EE. UU. en busca <strong>de</strong> <strong>la</strong> proteína quesalvará a los suyos <strong>de</strong> una muerte lenta por el cáncer <strong><strong>de</strong>l</strong> hambre. Son loshuérfanos <strong>de</strong> justicia que se abrazan a una tierra afiebrada con ruegos <strong>de</strong>protección. Por <strong>la</strong> misma morada <strong>de</strong> río Santacruz discurren los bor<strong>de</strong>rpatrols, La Migra. Los reptiles ya curtidos aguantan, pero los tiernos quesalen cuando no hay más sombra que <strong>la</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> mismo sol, dan carreritas y sevoltean <strong>de</strong> lomo, pernean y se quedan ahí con el hociquito abierto. Poraquí los seres viven <strong>la</strong>s sequías intensas, muriéndose. En lugar <strong>de</strong> beberagua, beben aire seco y caliente.A su paso por Tucson, río Santacruz se ha reducido a zanjón, ahondado abase <strong>de</strong> maquinaria. Son los especu<strong>la</strong>dores que andan a <strong>la</strong> greña por robarleterreno para lucrar a sus expensas. En sus antiguos espacios se yerguenhoteles <strong>de</strong> lujo y soberbios rascacielos. Ahí se encuentran y se acomodanricos huéspe<strong>de</strong>s que así <strong>de</strong> paso gozan <strong>de</strong> lujos y <strong>de</strong> p<strong>la</strong>ceres. Bai<strong>la</strong>n,conversan, conciertan negocios, comen, cogen y cogen <strong>la</strong>s copas rebosantes<strong>de</strong> champaña y beben a p<strong>la</strong>cer. El río Santacruz, natural <strong>de</strong> estos <strong>la</strong>res,sobrevive humil<strong>la</strong>do tildado <strong>de</strong> intruso por amos efímeros que al cabo seránceniza histórica que el tiempo ha <strong>de</strong> barrer sin <strong>de</strong>jar huel<strong>la</strong>.Sobre <strong>la</strong> cauda <strong>de</strong> años que arrastra río Santacruz por los caminoscircu<strong>la</strong>res que el tiempo marca, hay décadas y siglos que van en retrocesohacia el misterio <strong><strong>de</strong>l</strong> olvido que ha ido quedando en los milenios que sevuelven una espiral en reversa. Espiral que succiona toda memoria, allídon<strong>de</strong> lindan los años con añales cuyas cifras para ennumerarlos no cabenen ninguna testa.Todavía un tanto ceñido a Nogales, recrean al Santacruz breves colonias <strong>de</strong>á<strong>la</strong>mos y ramajes nutridos. Seguido se a<strong>de</strong>ntra rumbo a Tucson entresembradíos, p<strong>la</strong>ntaciones <strong>de</strong> nueces y extensos páramos baldíos.Tan nítido y bril<strong>la</strong>nte es el lecho <strong>de</strong> río Santacruz, que más que <strong>de</strong> arenaparece estar alfombrado <strong>de</strong> microsoles. Pero si pones los oídos sobre sucorazón, podrías oír voces y ruidos, como si fuera un caracol queenc<strong>la</strong>ustra murmullos y secretos arcaicos <strong>de</strong> cuando el mundo era un bebé.Se da el caso que, entre Nogales y Tucson, recién se ha formado un pueblo<strong>de</strong> puros viejos, miles <strong>de</strong> viejos retirados con más dinero que unexfuncionario. Aparte <strong><strong>de</strong>l</strong> viejerío acauda<strong>la</strong>do, es rarísimo tropezar con unniño en Green Valley. Ahora que en Tubac y Tumacacori sí hay <strong>de</strong>masiadosbuquis, pueblos éstos que están a un pelo <strong>de</strong> rana <strong>de</strong> <strong>la</strong>s colonias <strong>de</strong>carcamanes. Llegan estos ancianos <strong>de</strong> quién sabe <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> y mandan fincarunos pa<strong>la</strong>cetes <strong>de</strong> cuentos <strong>de</strong> árabes. Se encantan <strong>de</strong> río Santacruz y <strong>de</strong> susmárgenes. Lo ven quieto como si fuera pasivo <strong>de</strong> por <strong>vida</strong>, y adquieren susriberas en propieda<strong>de</strong>s. En esto, que llegan a llegar <strong>la</strong>s nubes presurosas,haciendo un escándalo <strong>de</strong> los mil rocanroleros y en un momento echan agua,
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