12.07.2015 Views

De la vida y del folclore de la frontera - Folklore Tradiciones

De la vida y del folclore de la frontera - Folklore Tradiciones

De la vida y del folclore de la frontera - Folklore Tradiciones

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

una humanidad irre<strong>de</strong>nta en continua espera.Ya <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mi c<strong>la</strong>ustro, sonriente, me predispuse a seguir hilvanandosueños sobre <strong>la</strong> almohada. Aun en <strong>la</strong> misma se<strong>de</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> inconsciencia seguísoñando.Aquel lunes <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1948 nos conducía el camión a los algodonales<strong>de</strong> Marana. El ronroneo <strong><strong>de</strong>l</strong> motor, el calor que emanaba <strong>de</strong> <strong>la</strong> humanidad quepermanecía en <strong>la</strong> oscuridad y el respirar acompasado <strong>de</strong> los que cabalgabanun sueño, me ensimismó, y floté a <strong>la</strong> vera <strong>de</strong> mis propios sentimientos.«¿Cómo es que el<strong>la</strong>, tan rica y distinguida, se había enamorado <strong>de</strong> mí?» Larecordaba apretándome <strong>la</strong>s manos, mirándome a los ojos, ansiosa. Susbrazos, su actitud nerviosa, su afán posesivo y aquel<strong>la</strong> ternura infinitaque emanaba <strong>de</strong> su mirar, seguían en mis retinas sucediéndose en imágenes através <strong>de</strong> múltiples espejos. Todo lo poseía, no obstante parecía <strong>de</strong>mandarprotección <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>sesperada.«¿Por qué, si tenía, con seguridad absoluta, toda una legión <strong>de</strong>pretendientes, se prendaba <strong>de</strong> mí, un rudo obrero sin fortuna ni futuro?¡Ah! pero es que yo le había mentido cínicamente. Le dije que era poeta,estudiante <strong>de</strong> familia acomodada, y el<strong>la</strong> se lo creyó. ¿Me perdonaría cuandose enterara que soy un don nadie, siendo el<strong>la</strong> una muchacha preciosa, <strong>de</strong>familia tan inmensamente rica? Con el tiempo le <strong>de</strong>mostraría que poseosensibilidad e inteligencia y me aceptaría seguramente. ¿Acaso no vale más<strong>la</strong> nobleza y el talento que <strong>la</strong> riqueza? ¿No son oro puro, acaso, losbuenos sentimientos y <strong>la</strong>s monedas sólo vil materia? La veré el sábadopróximo; ahora lunes llegaré a los campos algodoneros y me sangraré <strong>la</strong>smanos con el filo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cajil<strong>la</strong>s que contienen el oro b<strong>la</strong>nco; me dolerán<strong>la</strong>s vértebras, el espinazo arqueado. Me mataré pizcando <strong>de</strong> <strong>la</strong> alborada alcrepúsculo aunque me dé fiebre y algún día con los años seré próspero ydigno <strong>de</strong> el<strong>la</strong>». Había pasado un domingo en éxtasis, excitado hasta <strong>la</strong>locura. <strong>De</strong>seaba amar<strong>la</strong> en cuerpo y alma. «¡Qué llegue pronto el sábado!¡Qué llegue pronto para ver<strong>la</strong>!»Por fin estamos en los p<strong>la</strong>ntíos <strong>de</strong> algodón. Ahora sale el sol como un ojoacucioso. Sus pestañas bril<strong>la</strong>ntes y doradas abanican el cielo. Vue<strong>la</strong> unaparvada <strong>de</strong> pájaros purpurados <strong>de</strong>sgranando trinos <strong>de</strong> p<strong>la</strong>ta. Cantan aves,árboles y p<strong>la</strong>ntas: loor a Tonatiuh sobre el Aztlán, primitiva se<strong>de</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong>Anáhuac.Bajamos <strong><strong>de</strong>l</strong> armatoste, nos atamos los <strong>la</strong>rgos talegos a <strong>la</strong> cintura paraarrastrarlos a modo <strong>de</strong> cauda por entre <strong>la</strong>s piernas y llenarlos <strong><strong>de</strong>l</strong> moteríob<strong>la</strong>nco que cubre <strong>la</strong>s matas en hileras, cuyas franjas parale<strong>la</strong>s proyéctansehasta el otro extremo. Contemplo el algodonal como el poeta a su mássentido poema, como a un campo tapizado <strong>de</strong> azahares y <strong>de</strong> nupciales velos.Palpo los cúmulos níveos, suaves como senos <strong>de</strong> novias virginales; sientoen <strong>la</strong> cóncava avi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> mis manos <strong>la</strong> pasión <strong>de</strong> mis <strong>la</strong>bios. Muevo misbrazos con suma agilidad, pero sigue mi pensamiento inmerso en los ojos <strong>de</strong>el<strong>la</strong>, convertidos por mi fantasía tal como son los inmensos océanos.Entre centenares <strong>de</strong> pizcadores veo a mi <strong>la</strong>do dos bultos misteriosos. Sondos damas que visten pantalón, blusas <strong>de</strong> mangas <strong>la</strong>rgas y cuello alto;portan guantes, unos cucuruchos a<strong>la</strong>dos y negros anteojos <strong>de</strong> corte basto.Ahora me en<strong>de</strong>rezo para <strong>de</strong>scansar los goznes rígidos <strong>de</strong> mi espina dorsal, ymiro a mi <strong>la</strong>do. Lo mismo hace una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s damas <strong>de</strong> vestimenta rara: Nosquedamos sin aliento, estupefactos. «¡Es el<strong>la</strong>! ¡La dama <strong>de</strong> mis más caros

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!