que colocó a un <strong>la</strong>do sobre el césped. Extrajo también una bolsa gran<strong><strong>de</strong>l</strong>lena <strong>de</strong> pan, luego cuatro recipientes <strong>de</strong> cartón encerado, <strong>de</strong> los cualesdos contenían leche y los otros jugo <strong>de</strong> naranja, en cantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mediogalón, cada uno. Empezó su hab<strong>la</strong>ntinería:-Aitá <strong>la</strong> chinga<strong>de</strong>ra, pues, fíjense cabrones ontán ora, aquí hay hasta pa'tirar pa'rriba.Seguido, a modo <strong>de</strong> ritual arrojó al aire medio galón <strong>de</strong> leche y medio <strong>de</strong>jugo. Sus compañeros miraban azorados. Ambrosio Ceniza se había quitado <strong>la</strong>camisa y entre tanto hueso resaltaba su enorme cuchillo.-Toa <strong>la</strong> pinchi vía me le pasao con unambre <strong><strong>de</strong>l</strong> carajo. No miacuerdo diúnsolo día en que no haiga tenío hambre, por ejo, cuando supe quiaquí come<strong>la</strong> gente, pos, yo dije voy pallá a como dé lugar, y me vine en chinga,chingao. Los zopilotes como que me querían comer, pero, pos, cuál ganas,<strong>de</strong> verme asina. ¡Aquí toy ya!, ¡chingao!Ambrosio Ceniza <strong>de</strong>senvainó su cuchillo y lo hundió con furia en el trozo<strong>de</strong> jamón, le arrancó una cuarta parte que empezó a mor<strong>de</strong>r mirando conrecelo en su <strong>de</strong>rredor. Al principio comió como un perro, apurado yahogándose. <strong>De</strong>spués con más calma alternaba los mordiscones con tragos <strong><strong>de</strong>l</strong>eche y bocados <strong>de</strong> pan. Comío durante el día entero, cuando no tragabasoltaba <strong>la</strong> lengua. Su voz sonaba iracunda, a tiempo que hab<strong>la</strong>ba daba pasosentre sus compañeros con el cuchillo en <strong>la</strong> mano <strong>de</strong>recha y el trozo <strong>de</strong>carne en <strong>la</strong> izquierda.-Vi morir a mis padres y a mis hermanos. Quesque 'taban malos. Qué malosiban astar; <strong>de</strong> pura hambre se murieron, pal caso, con cualquier catarrocaiban y hasta nunca. En mi pueblo ya nai<strong>de</strong>n siacuerda qué quiere <strong>de</strong>circomer. ¡Ah!, pero aitán los caciques y los políticos; esos cabrones comenpor todos. No se les cai <strong>la</strong> Revolución <strong><strong>de</strong>l</strong> hocico. Quesque semos libres yricos con mucho petrolio y p<strong>la</strong>ta y quién sabe qué más, ¡chingao! Los <strong><strong>de</strong>l</strong>banco ejidal y los comisarios acabándonos diamo<strong>la</strong>r, ¡chingao!Ambrosio Ceniza sacó una gallina frita <strong><strong>de</strong>l</strong> icebox, <strong>la</strong> puso contra <strong>la</strong>horqueta <strong><strong>de</strong>l</strong> árbol, impulsó el brazo con vuelo y le sumió el cuchillo enel pecho, <strong>la</strong> rasgó hacia el pescuezo, luego hacia abajo partiéndo<strong>la</strong> <strong>de</strong> enmedio contra el trasero. Todavía le asestó dos cuchil<strong>la</strong>das para arrancarlelos perniles. Juntó <strong>la</strong>s piezas, <strong>la</strong>s puso sobre su aparato hielero y siguiócomiendo.-Mi anduve unos años como perro sin dueño, trabajando por una baba, <strong>de</strong> so<strong>la</strong> sol, ¡chingao! Cuando me daban trabajo, me lo daban como limosna, porquehasteso tienen; se los tiene uno quiagra<strong>de</strong>cer como si jueran santos a lospapases <strong>de</strong> uno. Te tienes que agachar y bai<strong>la</strong>rles l'agua. Luego, pos, medieron ganas <strong>de</strong> casarme, una porque me gustó mucho una prieta, otra porqueyo quería tener mi jacal y, pos, porque el hombre <strong>de</strong>be <strong>de</strong> casarse pa' noandar <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> <strong>la</strong>s gallinas y otros animales. Luego, luego cuajé unchamaco. Estábamos recontentos yo y <strong>la</strong> vieja, a risa y risa por cualquierbabosada. Pero ¡chingao! con lo qui ganaba nunca engañamos <strong>la</strong>s tripas.Total que nos nació un chamaco que no cabía en <strong>la</strong> mano, f<strong>la</strong>co y muy feo,que ni parecía gente, y ahí ando a busque y busque <strong>la</strong> papa, hasta mecarranciaba cosas pa' mantenerlo. ¡Chingao!, cómo quería a ese chilpayate.No, pos, se nos peló <strong>de</strong> cinco meses. Ahí taba <strong>la</strong> vieja a chille y chille yyo amarrándome un huevo pa' no reventar <strong>de</strong> tanta tristeza. No, pos, que yavenía el otro. Me maté llevándole comida a <strong>la</strong> vieja, que si esto y que si
l'otro, quelites, nopales y todo lo que podía a como juera. ¿Pa' qué? Alore parir se me murieron los dos; quesque el<strong>la</strong> se había <strong>de</strong>shidratado,¡chingao! Todavía así duré unos meses en el pueblo sin más familia quelcementerio. ¡Jodido! ¡Que rebuén queso hacen los gringos! Salí pa'cáporque ya no aguanté <strong>la</strong> bur<strong>la</strong>. Iba a llegar un político chingón, <strong>de</strong> esosqui hab<strong>la</strong>n muy bonito y en media hora arreg<strong>la</strong>n los problemas <strong>de</strong> todos con<strong>la</strong> pura lengua. No, posque los <strong>la</strong>mbiones empezaron a pintar todas <strong>la</strong>spiedras con el nombre <strong>de</strong> ese amigo. ¡Todas! todas <strong>la</strong>s piedras, pa' on<strong>de</strong>quiera que miraba uno, al taba el nombre <strong><strong>de</strong>l</strong> político. A luego, noconformes, se pusieron a rasurar los cerros pa' pintar el nombre <strong><strong>de</strong>l</strong>fregón don<strong>de</strong> quiera, ¡<strong>de</strong>sgraciado! Hasta eso que era lo único que no nosquitaban, el paisaje <strong>de</strong> mi pueblo, nos lo <strong>de</strong>jaron hecho un solo <strong>de</strong>smadre.A luego subió el fregón al po<strong>de</strong>r, se sentó en todo lo que pudo, mandó aldiablo todo lo que prometió, le dio en <strong>la</strong> madre al que se puso perro, ynosotros... lo <strong>de</strong> siempre, en <strong>la</strong>s mesmas. Bueno ¿y estas malditaspelotitas ver<strong>de</strong>s, que serán? Son aceitunas. Yo creiba que eran duraznitos.Pa esto que llegó un compadre al pueblo <strong>de</strong> güelta <strong>de</strong> los Estados Unidos.Cuando se emborrachaba hab<strong>la</strong>ba inglés y arremedaba a los gringos, pero ibagordo y todos empezaron a <strong>de</strong>cir qui allá el más pe<strong>la</strong>o come mejor quecualquier pinchi rico <strong>de</strong> México, y hay vengo en chinga, y aquí 'toy, pues,tragando suelto. Pal otro domingo gua comprar pasteles y nieve <strong>de</strong> todossabores porque tengo muchas ganas <strong>de</strong> comer nieve y pasteles.La digestión pesada y <strong>la</strong> tar<strong>de</strong> con su cielo <strong>de</strong> fuego se combinaron paraponer a dormir a Ambrosio Ceniza. Se durmió con una pechuga a medias entrelos <strong>de</strong>dos <strong>de</strong> una mano y en <strong>la</strong> otra sujetando el cuchillo. Tan esquelético,parecía un muerto roncando a todo vapor. Los hombres se retiraron <strong><strong>de</strong>l</strong>dormido para comentar aquel suceso tan absurdo y para huir <strong><strong>de</strong>l</strong> revuelo <strong>de</strong>tanta mosca ansiosa <strong>de</strong> atragantarse, amén <strong>de</strong> <strong>la</strong> procesión interminable <strong>de</strong>hormigas pequeñas que se aprestaban a proveerse <strong>de</strong> <strong>la</strong> comida diseminadapor el hambriento.Todos, cual más, cual menos, se dieron cuenta cabal <strong><strong>de</strong>l</strong> proce<strong>de</strong>r taninusitado <strong>de</strong> Ambrosio. No se comentó a voz en cuello, pero en murmullossí. Si acaso, el único comentario un tanto agudo lo hizo un hombre pequeño<strong>de</strong> color terroso que había nacido con anteojos oscuros. Pos sí, dice <strong>la</strong>verdá, el pobre loco ése. A nosotros nos lleva <strong>la</strong> retostada dihambre, peroqué tal los ricos: pa ellos nu hay ley. Pue<strong>de</strong>n robar y matar si quieren, y<strong>de</strong> paso limpiarse con <strong>la</strong> constitución. Qué nuevas, contestó TachoRodríguez a tiempo que borroneaba mochomos con los <strong>de</strong>dos gordos <strong>de</strong> lospies. Naces pobre y te amo<strong>la</strong>stes, pior si naces prieto, ora que si nacescampesino, pos, ni qué averiguar, te jodistes. El prieto Salomón movió <strong>la</strong>cabeza. Déjalos, si no <strong>la</strong> pagan ellos, <strong>la</strong> pagarán sus hijos, o sus nietos,<strong>de</strong> perdida.Eran <strong>la</strong>s diez <strong>de</strong> <strong>la</strong> mañana, Mister Jimmy apoyaba <strong>la</strong> mano sobre <strong>la</strong> espalda<strong><strong>de</strong>l</strong> capataz Eddy Pérez, y sus ojos sobre <strong>la</strong>s espaldas <strong>de</strong> aquellos queavanzaban <strong>de</strong>capitando sandías, convertidos en cuadrúpedos. Cómo quería alos mexicanos, Mister Jimmy junior, y cómo los admiraba a<strong>de</strong>más, portrabajadores y humil<strong>de</strong>s. Cuando lo miraban cerca, le sonreían con timi<strong>de</strong>z<strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus máscaras <strong>de</strong> polvo y sudor, y en a<strong>la</strong>r<strong>de</strong> <strong>de</strong> energías seapresuraban todavía más, para dar un rendimiento sobrehumano. Eddy Pérez,
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