Excodra XXX: La danza

punto de estallar. La sien y el corazón palpitando y el estómago aullando.
Todo es un baile… Sigue, nena, sigue…
«Mamá se comió al pigmeo. El pigmeo se comió al mono. El mono tiene
un regalo que te envía a ti de vuelta. Mira, ahí viene el misionero con
su viruela y su fiebre. Está salvando a los salvajes con su blues del Bosón
de Higgs».
Esa sensación de tensión es parecida a la que percibo cada vez que
voy a apretar el gatillo, a pesar de que el final sea bien distinto. Pero
ambas acciones —eyacular y matar— tienen en común esa tensión anterior.
Y, tras ellas, siempre me invade una sensación similar de caída a
un abismo negro. Se llama TTPT. Trastorno de tensión postraumático,
que me lleva al impulso de huir. De salir corriendo.
«Oh, deja que el maldito día termine. Los días lluviosos siempre me entristecen.
Miley Cyrus flota en una piscina en Toluca Lake. Y tú eres la
mejor chica que he tenido nunca».
El Cielo sólo se siente por momentos, al igual que el Infierno. Todo
lo demás es Limbo. Y todo en esta vida es un puto baile.
«No puedo recordar nada en absoluto».
Miro la difuminada estela del culo de Cindy cuando sale de la habitación
en penumbra, teñida por el azul y el rojo intermitente del cartel
de neón del motel, y me quedo tumbado sobre las sábanas de la cama
deshecha, fumando otro cigarrillo en este Limbo donde espero el momento
de iniciar de nuevo el camino curvo hacia el Infierno, que se
abrirá con la melodía de un nuevo disparo de mi revólver, como un
blues compuesto por una bala de ocho gramos de plomo y pólvora que
se desmembrará al detonar, como si fuesen partículas subatómicas flotando
en el bosón de Higgs, bailando en el Infinito.
JGC
La danza 21 Excodra XXX