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Un Final Perfecto - John Katzenbach

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inconmensurable. En un momento había desaparecido de la tierra y había sido<br />

asesinada. El caso era peor que una pesadilla y la señora de Lobo Feroz se<br />

estremeció levemente cuando su mano rozó la de su marido. Pensó que estaba<br />

atrapada entre la esterilidad del artículo periodístico y la verdad completamente<br />

terrible de los últimos minutos de la chica desaparecida. La señora de Lobo Feroz<br />

miró a su marido mientras sus ojos recorrían el artículo. Esperaba una explosión<br />

de ira de superioridad moral, aunque no estaba segura de por qué iba a<br />

reaccionar de esta manera. O de cualquier otra manera.<br />

El Lobo Feroz echó una ojeada a las páginas y después se encogió de<br />

hombros. Se las devolvió a su mujer.<br />

—¿Qué te dijo?<br />

—No mucho. Es un caso abierto. Archivado. No espera que hay a ningún<br />

avance.<br />

—Eso es lo que hubiese esperado y o. Si me hubieras preguntado, te lo podría<br />

haber dicho. Seguramente has hablado con el mismo agente con el que yo hablé<br />

hace años, cuando estaba escribiendo el libro.<br />

Eso no se le había ocurrido a la señora de Lobo Feroz.<br />

—No sé si recuerdas, en mi novela la chica es de octavo curso. Es rubia y<br />

proviene de una familia desestructurada. —Ahora el Lobo Feroz hablaba como<br />

un maestro a una clase de alumnos especialmente tontos—. Pero como ves en<br />

esta fotografía, la víctima era más may or, morena y formaba parte de una<br />

familia extendida.<br />

La señora de Lobo Feroz se estremeció. « Claro. Tenías que haberlo<br />

recordado. Todo es diferente.»<br />

El Lobo Feroz cruzó los brazos.<br />

—Pensaba que siempre habíamos confiado el uno en el otro —prosiguió—.<br />

Cuando estuviste enferma, ¿no confiabas en que cuidaría de ti?<br />

—Sí —masculló.<br />

—Desde el mismísimo día en que nos conocimos, ¿no hemos tenido siempre,<br />

no sé, algo especial?<br />

—Sí, sí, sí —contestó. Parecía que rogaba.<br />

—Siempre hemos sido compañeros, ¿no es así? ¿Cuál es esa palabra tonta que<br />

utilizan los niños hoy en día? ¿Almas gemelas? Eso es. Bueno, dos palabras.<br />

Desde el primer momento supiste que estabas en la tierra para mí y y o supe que<br />

estaba aquí para ti…<br />

De los labios de la señora de Lobo Feroz brotaban síes pronunciados con<br />

suavidad.<br />

El Lobo Feroz sonrió.<br />

—Entonces, no entiendo —añadió—. ¿Qué es lo que tanto te preocupa?<br />

—Las otras… —empezó a decir.<br />

—¿Cuáles?

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