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Un Final Perfecto - John Katzenbach

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enfermedad. Pero era lo que había matado a la persona cuyo informe extendió<br />

sobre su escritorio.<br />

Cy nthia Harrison. « <strong>Un</strong> nombre bastante común —pensó Karen—. Eso es<br />

bueno.»<br />

Treinta y ocho años. « Joven para un cáncer de mama. Eso era triste. Pero<br />

solo tres años may or que Pelirroja Dos.»<br />

Marido. Sin hijos. « Probablemente así es como descubrió la mala noticia:<br />

cuando no pudo concebir. Empezaron a hacerle las pruebas rutinarias de<br />

fertilidad y en los resultados aparecieron algunas indicaciones preocupantes.<br />

Después debió de ser una rápida sucesión de médicos, tratamientos y un dolor<br />

interminable.»<br />

Solo tres semanas en el hospital para terminales, luego de las sesiones de<br />

radioterapia fallidas seguidas de cirugía igualmente fallida. « La enviaron aquí<br />

porque es el lugar menos caro para morir. Si se hubiese quedado en el hospital les<br />

hubiese costado miles de dólares. Y sabían que sólo le quedaba el tiempo<br />

suficiente para que la familia hiciese las disposiciones adecuadas.»<br />

Comprobó la información de la funeraria y vio cuál de sus compañeros había<br />

firmado el certificado de defunción. Había sido el cirujano. « Probablemente<br />

quería firmar y olvidar su fracaso.» Anotó toda la información necesaria en un<br />

bloc. Datos relevantes de Cynthia Harrison: fecha de nacimiento. Lugar de<br />

nacimiento. Último domicilio. Profesión. Familiares más cercanos. Número de la<br />

Seguridad Social. Historia médica relevante. Altura. Peso. Color de ojos. Color de<br />

pelo. Karen buscó el máximo de detalles en el extenso informe del hospital.<br />

Después caminó por el pasillo en dirección a uno de los puestos de<br />

enfermería. Se trataba de la sencilla tarea de encontrar una bolsa de plástico roja<br />

con la ley enda: « ¡Peligro! Residuos médicos infecciosos» y un recipiente<br />

grande sellado donde se tiraban las agujas, los recipientes de muestras y<br />

cualquier cosa que hubiese podido contaminarse con un potente virus o con<br />

bacterias letales.<br />

—Lo siento, Cynthia —susurró—. Me hubiese gustado conocerte.<br />

« Aunque ahora y a te conozco.» Karen terminó el pensamiento. Enrolló bien<br />

todo el informe, lo metió en la bolsa de plástico y la selló con cuidado antes de<br />

introducirlo en el recipiente cerrado diseñado con el único propósito de mantener<br />

a todo el mundo sano y salvo.<br />

Pelirroja Dos bailaba.<br />

Bailaba el vals con un compañero invisible. Bailaba el tango al son de un<br />

ritmo sensual. Saludó a un espacio vacío en la habitación, como si siguiese los<br />

majestuosos pasos de un elaborado baile en parejas de la época isabelina.<br />

Cuando la música cambió, empezó a contraerse y a moverse como si estuviese

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