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un animal que no reconocerá a nadie. Una… máquina de matar.<br />
Hugo meditó unos instantes, impresionado ante aquella perspectiva que —era<br />
evidente— seguía emocionando a su compañero.<br />
—Será mejor que reaccionemos —avisó Diana ante el giro de la conversación—.<br />
Lo primero es comprobar que Jacobo no se encuentra en este ala de la casa —mostró<br />
un juego de llaves que había recuperado del vestíbulo principal—. Nos aislaremos y<br />
así, en caso de que pretenda regresar para sorprendernos, no podrá llegar a nosotros.<br />
—¿Lo desterramos, entonces?<br />
Hugo traducía su propio interrogante a palabras mucho más crudas: ¿lo<br />
abandonamos a su suerte? Una decisión que también arrastraría definitivamente a<br />
Héctor, de acuerdo con lo que acababan de acordar.<br />
A él le costaba compartir la responsabilidad de una decisión tan severa; Jacobo, a<br />
pesar de todo lo sucedido, era un compañero sometido al experimento, una víctima<br />
más que necesitaba ayuda.<br />
Él no ha elegido matar.<br />
—Nos estás preguntando si renunciamos a buscarlo cuando dispongamos de una<br />
zona segura… —interpretó Diana.<br />
—A mí me parece una postura razonable; Jacobo escogió su destino al fugarse —<br />
Álvaro se encogió de hombros—. Como hizo Héctor. Seguir su rastro conlleva<br />
demasiado riesgo, y todo lo que precisamos se encuentra en este sector: la cocina, las<br />
provisiones, los dormitorios, la sala de proyecciones, el botiquín con las medicinas…<br />
Limitemos nuestros movimientos a esta zona. Aquí aguantaremos.<br />
—De todos modos —añadió Diana—, dudo que Jacobo esté cerca, seguro que ha<br />
abandonado el edificio. No es tonto.<br />
Hugo se preguntó si el repetidor acabaría cruzándose con Héctor en algún sector<br />
de la finca. Daba escalofríos imaginar el desenlace de aquel hipotético encontronazo.<br />
—Durante el día se moverá por el exterior —coincidió con Diana—. Pero ¿qué<br />
pasará cuando llegue la noche y se intensifiquen sus arrebatos homicidas? Volverá a<br />
buscarnos, no resistirá. Jacobo es de naturaleza más impulsiva que Héctor.<br />
—Por eso conviene inspeccionar cuanto antes esta parte de la casa e<br />
incomunicarla —apoyó ella—. Nuestra seguridad es fundamental si pretendemos<br />
continuar con la terapia.<br />
—¿Y después? —Álvaro se había vuelto hacia Diana—. No hemos contestado a<br />
la pregunta de Hugo: ¿desterramos a Jacobo hasta que transcurran los cinco días que<br />
quedan?<br />
—No lo sé —ella se mostraba reacia a posicionarse—, ya lo pensaremos cuando<br />
hayamos solucionado el tema de nuestra protección.<br />
—Me parece bien. Pero hay otra urgencia.<br />
Esa observación pilló fuera de juego a Diana.<br />
—¿Otra?<br />
Álvaro señaló el piso de arriba:<br />
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