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¿Vidal encajaba en ese perfil o tendría otros planes para cuando acabara la<br />
semana? ¿Cómo aspiraba a salir impune de aquella locura que ya había costado una<br />
vida? El daño era irreparable y alguien tendría que pagar por él.<br />
Jacobo se arrepentía de haber sacado un tema tan sensible. No pudo evitar una<br />
fugaz mirada a Diana, que había bajado la suya. La chica permanecía de pie, junto a<br />
la pantalla de LED, apretando los labios. De pronto parecía tan delicada…<br />
Hugo se percató de que era la primera vez desde que la conocía que atisbaba en<br />
ella un rasgo de debilidad. Curiosamente, aquella pincelada de humanidad la hizo<br />
más atractiva a sus ojos. Se sorprendió al comprobar lo mucho que pensaba en ella<br />
desde la llegada a la finca.<br />
—Continúa —dijo Diana a Jacobo, por fin—. No pasa nada. Ya lo he superado.<br />
Todos callaban. En el instituto, la tragedia sufrida por la familia de Diana era un<br />
tema muy conocido pero del que nadie hablaba, mucho menos en su presencia.<br />
—Perdona —se disculpó el repetidor—, no pretendía…<br />
—Da igual. Han pasado tres años, no puedo pasarme la vida enganchada a mi<br />
pasado. Mi hermano no volverá, por mucho que yo piense en él. Murió, ya está —<br />
alzó los ojos—. Se tiró al lago, todos lo sabéis. Estabais allí. Y a lo mejor sí, Vidal ha<br />
planificado su final en esta historia. No creo que esté tan desquiciado como para no<br />
darse cuenta de que se ha metido en un callejón sin salida.<br />
—Por lo pronto, es evidente que la muerte de Esther no le ha sorprendido —<br />
comentó Hugo—. Se anticipó a ella cuando escribió la carta. Ha sido su forma de<br />
decirnos que va en serio… y que lo tiene todo muy bien pensado.<br />
—Es un loco muy listo —concluyó Andrea—. No hemos tenido suerte.<br />
—Nosotros tampoco se lo pondremos fácil —Diana no estaba dispuesta a<br />
resignarse—. Queda mucha guerra por delante.<br />
—Él nos subestima —Álvaro se apartó el flequillo que le tapaba los ojos—. Eso<br />
nos da una oportunidad.<br />
A continuación, Diana introdujo el disco en el reproductor y se acomodó en su<br />
asiento con el mando a distancia en una mano.<br />
—¿Preparados para la siguiente proyección? —anunció—. Ha llegado el<br />
momento…<br />
Jacobo exteriorizó una última muestra de rebeldía:<br />
—¿Obedecer no es rendirse? ¿Seguro que no tenemos otra opción?<br />
—¡Lo que tenemos es un pacto! —le recordó Cristian—. No empieces otra vez.<br />
Diana se había girado también hacia el repetidor; una profunda tristeza teñía su<br />
semblante.<br />
—No lo hagas por el profesor, Jacobo —susurró—. Hazlo por nosotros. Obedece.<br />
Por nuestra seguridad.<br />
Hugo, desde su asiento, se preguntó qué pretendía en realidad Vidal con aquel<br />
experimento. Quizá que se mataran todos…<br />
Diana no esperó más. Presionó la tecla de play. Todos aguardaban junto a ella,<br />
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