Hyde - David Lozano Garbala

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—Lo único que quiero es protegerte. Ha llegado la noche, el momento más peligroso… —La mejor protección será contárselo a Diana y Andrea. Ellas tienen que saber esto. Lo merecen. —¿Para asustarlas aún más? —Álvaro se resistía—. Ya habrá tiempo para las explicaciones. —Imagina que te creo —dijo Hugo—, que acepto por un instante que lo que nos ha traído hasta aquí no es el experimento. Que todo es una enorme tapadera. Tal vez si intentamos encontrar lo que tenemos en común… Álvaro sonrió con fragilidad. —Hubiera sido una buena estrategia si estuviésemos todos vivos. Ahora es demasiado tarde, algunos se han llevado a la tumba su secreto. www.lectulandia.com - Página 138
CAPÍTULO 30 Lázaro permanecía bajo el vano de la puerta de entrada a la casa, muy atento a la perspectiva que el apartamento ofrecía desde allí. —¿Ves algo, jefe? —Millán salió en ese momento del despacho donde Querol había sido asesinado, con las manos vacías—. Yo sigo sin observar nada extraño. Y es la tercera vez que registro esta habitación. —Algo se nos está escapando… —susurró el inspector, sin dejar de hacer barridos visuales desde su posición—. Tiene que estar aquí. ¿Dónde esconderías tú un material del que depende tu vida? Millán se encogió de hombros. —No sé qué decirte. Este hombre no tiene caja fuerte. Y hemos inspeccionado cajones, armarios, ordenadores, cada papel, incluso hemos estudiado las llaves que se han encontrado en los sucesivos registros por si alguna corresponde a un apartado de correos o caja bancaria. Nada. A lo mejor lo guarda en la agencia… —No. Tú no guardarías algo vital en tu lugar de trabajo. Tiene que estar aquí… pero no lo vemos. —Pues no sé… —Vamos a revisar las paredes y el techo. Miremos detrás de los cuadros, bajo los muebles, incluso dentro del horno. —De acuerdo. Comenzaron a recorrer la casa. De vez en cuando, Lázaro golpeaba con los nudillos algunos tramos de tabique, buscando cavidades invisibles. Nada. En determinado momento, Lázaro se quedó contemplando el reflejo de luz que el cristal de una ventana derramaba sobre el parqué de espiga. Millán captó aquella mirada. —Madera de la buena —observó—. Esto es un suelo y no esa tarima flotante que venden. Vale una pasta por metro cuadrado. Lázaro dio varios pasos en dirección al salón y, de repente, se agachó hasta casi rozar el suelo con la nariz. El detective se aproximó, intrigado. —¿Qué haces? —¿Ves esa grieta? —el inspector señalaba un pequeña zona del parqué donde una de las láminas de madera con forma de espiga parecía no encajar tan bien como las demás. La irregularidad era casi imperceptible. —No creo que sea nada, ni siquiera un parqué como este queda perfecto. —Bueno —dijo Lázaro—, no tenemos nada mejor. El inspector clavó allí las yemas de los dedos, intentando mover esa tabla, y, después, probó con las uñas. La lámina se desplazó levísimamente. —¡Rápido! —instó a su ayudante—. ¡Consígueme algo para hacer palanca! Millán se metió en el despacho del apartamento y salió enseguida con un abrecartas, que tendió a su superior. www.lectulandia.com - Página 139
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Un grupo de estudiantes ha sido sel
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Título original: Hyde David Lozano
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Prólogo Pablo camina, paso a paso.
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—Vaya, a lo mejor eres menos vulg
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CAPÍTULO 2 En cuanto los agentes f
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Hugo se había mantenido separado d
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una discusión y la mano agresora s
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—¿Y si su dinero procede del nar
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—Mola —susurró Andrea. —Uste
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CAPÍTULO 4 —¿Algo destacable en
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momento a la rebelión—. Creo que
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encuentran ya en la biblioteca de l
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—Educado, con formación universi
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—¿Es que tú ya sabías que… q
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Continuó escrutando las inmediacio
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zonas de la casa e incluso lo habí
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CAPÍTULO 8 —¿Qué quieres, Cris
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El inspector Lázaro apagó la luz
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Álvaro había asentido con la natu
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Nunca había tocado a un muerto, ni
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hacia ellas cierta… consideració
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Parecía imposible asimilar que Est
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CAPÍTULO 11 Bienvenidos al Proyect
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—¿Y dormir en plena naturaleza,
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escuchar—. ¿Pero es que todavía
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—Él es el único que puede conse
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mejor el chico sí había logrado h
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factura extra, que estaba vacío—
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mantuviera al margen durante toda l
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peor, Andrea. No estamos solos; est
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muy quietos en sus asientos. Pronto
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Su filo regular coincide con el con
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minutos, no hay banquillo y el árb
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—Los que llegaban a la empresa, s
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CAPÍTULO 16 Andrea permanecía en
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—Es sangre, ¿verdad? —Su… su
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A Álvaro le dejó helado aquella p
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La imagen del cuerpo del chaval, qu
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instituto. Supuso que la habían he
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publicista se ocultaba en su ordena
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Hugo, a pesar de su inevitable incl
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lo que el asesino pretende sea desv
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efiero tú y yo, a solas. Volvemos
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Hugo obedeció. Sentía cómo el p
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Agradecimientos Quiero expresar mi
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