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escuchar—. ¿Pero es que todavía hay más sorpresas?<br />
Jacobo hizo un gesto a Diana para que continuara leyendo.<br />
Tenéis el germen de la sangre en vuestro interior. Si no recibís la dosis diaria de<br />
información que calme vuestros impulsos, sentiréis una irrefrenable necesidad de<br />
causar daño, con la misma fuerza que experimenta un drogadicto que sufre el<br />
síndrome de abstinencia.<br />
No conseguiréis resistir; no durante toda la semana. Cualquiera puede<br />
convertirse en agresor, cualquiera puede convertirse en víctima. Depredador o presa.<br />
De día o de noche. Bailáis en el filo de la navaja; la más leve desobediencia<br />
degenerará en nuevos ataques.<br />
¿En qué estáis dispuestos a transformaros?<br />
He aquí la paradoja: la única forma de mantener latentes esos impulsos asesinos<br />
es seguir sometiéndoos a la terapia subliminal, lo que a su vez introducirá en<br />
vosotros nuevos estímulos a la violencia que tendréis que frenar con los siguientes<br />
contenidos, en un círculo vicioso, una contrarreloj que culminará a medianoche del<br />
séptimo día. Solo quien logre llegar hasta la sesión final, sin adelantar ni saltarse<br />
ninguno de los materiales previstos, se verá definitivamente libre de los impulsos<br />
violentos que se habrán ido inoculando en él a lo largo de este experimento.<br />
Aunque quizá el mayor premio sea llegar con vida hasta el final.<br />
Cuanto más básica sea la predisposición ante el mensaje subliminal, más exitoso<br />
será el resultado. ¿Y qué hay más elemental en el hombre que el instinto de la lucha<br />
por la supervivencia?<br />
Sí. Como participantes en el Proyecto <strong>Hyde</strong> os encontráis en un entorno en el que<br />
es imprescindible someterse a los contenidos previstos para sobrevivir. Pero no basta<br />
con cumplir el programa individualmente, pues el comportamiento de los demás os<br />
afecta: cualquiera que no lo haga pondrá en peligro a sus compañeros.<br />
Y no podéis huir. Junto a los mensajes subliminales que estimulan vuestro lado<br />
agresivo, he incorporado otros destinados a impedir que abandonéis la finca. Eso es<br />
fácil de conseguir. He introducido tal cantidad de información subliminal repeliendo<br />
la idea de salir de la finca, que es posible que la mera visión de la valla os provoque<br />
ganas de vomitar. Lo he hecho para salvaros la vida: siete jóvenes a la intemperie,<br />
con la violencia fluyendo por sus venas y sin posibilidad de amortiguarla con nuevos<br />
contenidos subliminales, son una bomba de relojería que no tardaría en estallar.<br />
Solo salvaréis la vida dentro de la casa.<br />
Pero no perdamos más tiempo. Debéis comenzar ya la siguiente proyección antes<br />
de que alguien pueda perder el control… nuevamente. Mucha suerte.<br />
Comienza la cuenta atrás…<br />
—Los de la policía científica me han pasado su informe del caso Querol —dijo<br />
Esteban Lázaro, con una carpeta entre las manos—. Se han dado prisa.<br />
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