Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
CAPÍTULO 32<br />
Diana había terminado encontrándole. Allí lo descubrió, en medio del pasillo, de<br />
rodillas junto al cuerpo de Jacobo. Tal y como se había quedado al verle morir.<br />
Absorto, desorientado ante el giro que habían dado los acontecimientos. Incapaz de<br />
decidir su siguiente paso.<br />
Incapaz de asumir los que ya había dado.<br />
Diana se percató de su estado y lo condujo con delicadeza hasta un salón cercano<br />
para que pudiera sentarse, no sin que antes Hugo se apartara un instante para cubrir el<br />
rostro del compañero muerto. Un último gesto de humanidad.<br />
—Has vencido a Jacobo —susurró ella—. Tienes que verlo así. Gracias a ti<br />
podemos estar ahora aquí, los dos. Sin miedo.<br />
—Lo he matado —murmuró él—. No es lo mismo…<br />
—Te hubiera matado él —repuso Diana—. Has tenido que hacerlo para<br />
sobrevivir. ¿Es que acaso no recuerdas lo que les ha hecho a Cristian y a Andrea?<br />
Hugo pareció despertar ante aquel último dato:<br />
—¿Andrea?<br />
Diana bajó la mirada.<br />
—No llegué a tiempo, Hugo. Lo siento. La encontré ya muerta —señaló algunas<br />
manchas en su ropa—, tirada en una escalera. La habían cosido a puñaladas.<br />
Ella mostró también una desolación que se había empeñado en ocultar a los ojos<br />
de su compañero. Diana arrastraba su propia culpabilidad; no había sido capaz de<br />
proteger a la más débil.<br />
—Pero…<br />
Diana le acarició el pelo.<br />
—No le des más vueltas, has hecho lo correcto. Ahora Jacobo iba a por ti… y<br />
después me habría matado a mí, como seguramente hizo también con Héctor.<br />
Empiezo a pensar que solo ha habido un asesino en esta casa. ¿Habéis visto la cabeza<br />
en el baño? Qué brutalidad, Jacobo era un psicópata. En el fondo —añadió,<br />
aproximando su rostro al de Hugo— te debo la vida, y Álvaro también.<br />
—Todo es demasiado confuso…<br />
—Hugo, ahora te necesitamos al cien por cien. Tenemos que resistir hasta el<br />
domingo.<br />
Él lloraba.<br />
—Lo único que quiero es que acabe esta pesadilla… No puedo más. De verdad,<br />
no puedo más.<br />
Ella le abrazó. Los dos necesitaban el calor de otro cuerpo, el consuelo de la<br />
compañía.<br />
—¡Esto acabará pronto! Tenemos que resistir.<br />
—Jacobo… —comenzó Hugo cuando logró contener las lágrimas— dijo antes de<br />
morir que Vidal se había suicidado. En el puesto de control.<br />
www.lectulandia.com - Página 147