19.11.2019 Views

Hyde - David Lozano Garbala

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

logrado generar entre ellos. Era un precio inevitable.<br />

Álvaro obedeció.<br />

—Elige tú —le dijo a Diana cuando Andrea se hubo retirado con su arma.<br />

—Gracias.<br />

Diana escogió las enormes tijeras.<br />

Hugo se quedó con el hacha. Calibró su peso mientras volvía a su posición.<br />

Aquella arma le daba más confianza que el primer cuchillo, del que Álvaro ya se<br />

había adueñado.<br />

—¿Y ahora? —preguntó—. No deberíamos separarnos.<br />

El silencio se impuso otra vez.<br />

—No pienso ir a vuestro lado —Andrea se encogía contra la pared opuesta de la<br />

cocina—. Ahora todo ha cambiado. Antes, me quedo aquí.<br />

—¿Hasta que pasen los siete días? —preguntó Hugo—. ¡Eso es absurdo!<br />

Nosotros cuatro hemos respetado el ritmo de proyecciones. El peligro son los<br />

demás…<br />

—En realidad, eso no lo sabemos —intervino Diana—. Es imposible valorar<br />

cómo nos está afectando a cada uno el experimento. Cada hora nos cambia.<br />

—¿Cada hora? —Andrea sostenía su cuchillo con las dos manos, como si el<br />

contacto con el arma pudiera brindarle algún consuelo—. ¿Hasta ese punto llega esta<br />

locura?<br />

—La terapia es muy agresiva —apoyó Álvaro—. Ninguno de nosotros es el<br />

mismo que era esta mañana, aunque lo parezcamos. El tratamiento nos cambia, nos<br />

va… deformando. No somos los mismos que éramos ayer por la noche ni quienes<br />

seremos dentro de unas horas.<br />

Si es que seguimos vivos para entonces.<br />

El chico lanzó una mirada a Diana y a Hugo que ambos entendieron. Recordaban<br />

el último brindis. Ellos también hubieran querido cobijarse en ese espejismo de la<br />

madrugada pasada en la biblioteca, aquel oasis que habían compartido en medio del<br />

terror. Pero ese refugio ya no existía; se había diluido bajo la atmósfera sombría del<br />

caserón.<br />

—Si alguien sufre un arrebato —dijo Andrea— atacará al que tenga más cerca. Y<br />

yo soy la más débil.<br />

—¿Sufrir un arrebato mientras estamos juntos? Eso no ha sucedido hasta ahora —<br />

Álvaro descartó esa posibilidad—. Y el hecho de que llevemos armas no lo va a<br />

provocar. Creo que nos estamos precipitando. La unión hace la fuerza, ¿no?<br />

¿Era la prudencia de Andrea una reacción excesiva? A Hugo le costó aceptar que<br />

una nueva distancia se interpusiera entre él y Diana por culpa de las armas. Aunque<br />

en el fondo sabía que el recelo de su compañera estaba justificado.<br />

Ellos seguían siendo agresores en potencia, preparados para estallar ante<br />

cualquier detonante que activara los estímulos recibidos.<br />

—Con armas en las manos yo tampoco estoy tan dispuesta a confiar —reconoció<br />

www.lectulandia.com - Página 123

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!