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El Alto | Queer: Gender Sexuality and the Arts in the Americas

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El Alto 152 EME

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UNA PRIMAVERA

ARTÍSTICA

MARICA:

Natalia Mallo entrevista a Eme sobre su música, la

no-binariedad y la escena artística marica peruana.

Natalia Mallo (NM): Cuéntanos de tus comienzos

en la música.

EME: Mi relación con la música es de herencia.

Tuve el privilegio de nacer en una familia musical,

que celebra todo a través de la música. Mi padre

es de Ayacucho, una región surandina del Perú

con una inmensa tradición musical y él es uno de

mis cantantes favoritos. Mis tíos son cantantes y

multi-instrumentistas. Crecí en medio de jaranas

familiares con un repertorio que combinaba

repertorio tradicional ayacuchano y andino y la

música de la costa. Entonces, casi sin pensarlo

empecé a hacer música, con el deseo de ser

parte de esa tradición familiar.

NM: ¿Qué significa ser unx artista joven haciendo

música tradicional?

EME: Me parece importante decir que en este

momento, hacer música tradicional es una

decisión y una apuesta política. Creo que hacer

esta música siendo una persona visiblemente

trans y marica es poderoso. Y es reivindicativo.

Reclamar nuestro espacio como parte de la

historia y tradición musical de nuestro país.

La música tradicional suele ser un espacio

conservador y tradicionalista, y por lo mismo

bastante machista.

NM: Cuéntanos de tus influencias musicales.

EME: Muchísimxs. Incontables. Pero pienso en las

voces de Violeta Parra, Chavela Vargas, Mercedes

Sosa, Victoria Santa Cruz, Susana Baca, Chabuca

Granda, Rosa Guzmán, Chalena Vásquez,

Margot Palomino, Omara Portuondo, Buika,

Adriana Varela. Voces poderosas de mujeres

en su diversidad y a su manera, voces que me

enseñaron lo que para mí significa cantar, ese

mostrarse completx en una canción, con heridas,

con dulzura, con vulnerabilidad, con fuerza.

Pienso en Susy Shock, en Alok Vaid Venon,

en Giuseppe Campuzano, en Pedro Lemebel.

Artistas que le hablan directamente a mi vivencia,

a mis identidades. Artistas en lxs que finalmente

me puedo reconocer y que han abierto camino

para otrxs artistas disidentes, como yo.

Descubrirles fue una puerta hacia la aceptación

de mi mariconada como fuente de creación.

Entender que no sólo soy una identidad disidente

haciendo arte, sino que mi disidencia es vital a mi

quehacer artístico. Y con Susy particularmente,

porque es una persona trans interpretando

y creando música de raíz. Descubrirla fue

transformador y esperanzador.

NM: ¿Cuánto de tu identidad afecta tu música?

EME: Hace un año tomé la decisión de aceptar

y apostar por que mi proyecto musical sea 51%

activismo y 49% música. Porque entendí que mi

música, hecha desde mi identidad, es vital para

mi activismo. Y hay una responsabilidad en ser

una persona trans con el privilegio de dedicarse

a la música. Hay una plataforma por usar. Y esto

hace que no sólo mi música se vea afectada

por mis identidades (transmasculinx, no binarix,

asignado mujer al nacer), sino que la forma en

la que gestiono el proyecto musical también

se ha visto influenciada. No sólo quiero cantar

canciones con contenido transfeminista, sino

que quiero que la forma en la que funciona

el proyecto sea un reflejo coherente de

nuestra lucha. Y procuro construir día a día

en ese camino. Desde hace un año trabajo con

músicas mujeres en escena, nuestro equipo

de producción está compuesto por mujeres

y personas disidentes. En ese sentido, creo

que mi identidad afecta transversalmente a mi

música, en los contenidos, en las vivencias que

me inspiran, en la elección del repertorio, en la

puesta en escena, en la gestión y producción

del proyecto.

No estoy dispuestx a volver a esconder o regular

mi identidad o expresión de género para tener un

espacio en la música.

© Francesca Bernetti

NM: ¿Como nació Eme? ¿Qué significa hacer una

transición pública?

EME: Eme es el nombre que vengo usando

socialmente hace un buen tiempo. Es la inicial de

mi nombre de nacimiento llevada al no binarismo.

Le di vueltas a la decisión de cambio de nombre

durante meses, por las consecuencias que podía

traer en términos de la “industria musical”.

Trabajé durante años en construir el proyecto

musical con un nombre anterior y se me dijo por

mucho tiempo que hacer visible mi identidad

era peligroso para mi “carrera musical”. Pero

realizar una transición pública ha sido una de

las decisiones más liberadoras para mí. Es un

acto político de visibilización de una comunidad

bastante invisibilizada, incluso dentro de la

comunidad LGBTQI+. Y es el ejercicio de mis

privilegios en función de la lucha transfeminista.

Las personas trans tenemos que tomar más y

más espacios, hablando desde nuestras propias

voces, abrirnos camino, pero abrir camino

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