Mario luna -PSICOLOGIA DEL EXITO -

Que no te engañen:
El fracaso derrota a los gusanos e inspira a los ganadores.
Excusator: Qué fácil es hablar en teoría, ¿verdad?
Desmotivator: A la hora de la verdad, siempre es mejor
no llevarse golpes.
Tu Mejor Tú: No lo tengas tan claro.
Imagina que eres un boxeador prodigio.
Tienes dinamita en los puños. Jamás te han noqueado, te encuentras
invicto y estás a punto de luchar por el título mundial de nada
menos que los pesos pesados.
Suena bien, ¿verdad?
Ése era el caso de Tommy Morrison, coprotagonista de Rocky V. En
ese momento era una estrella, tenía una pegada devastadora y
prometía como nadie.
Pollo: ¿El rubiales de Rocky V?
Oliva: Yo tampoco sabía que había sido boxeador de
verdad. Y mucho menos que fuera bueno.
Pues lo era.
En una época en la que sólo los púgiles de color llegaban a alcanzar
ese nivel en esta categoría, los expertos no tardaron en etiquetarlo
como “la esperanza blanca”. Une a eso su fama como actor y
comprenderás que, si se coronaba campeón, se convertiría en una
máquina de hacer dinero.
¿El problema? Tenía tanto talento que su mentón nunca había
sido puesto a prueba de verdad.
El 18 de octubre de 1991 llegó, por fin, el tan ansiado día.
Y el aspirante Tommy Morrison no defraudó.
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