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E S
2011
P Ú B L I C O
188
Se cuentan, se preguntan, indagan, se describen, se imaginan.
Surge entre ellos un buen entendimiento y descubren que se pueden
llevar bien. Parece que todo está definitivamente en marcha.
Una mañana les llega el tan esperado aviso. La sala está lista y el
tiempo de relación a distancia es suficiente. Ha llegado el momento de
tomar contacto.
Él coge el AVE a Sevilla. Ella vive allí, por lo que sólo necesita preparar
la ropa para tres días, el tiempo que durará el experimento.
La directora les espera en la entrada. Les acompaña a sus respectivas
habitaciones y les explica en qué consistirá la prueba.
Al cabo de una hora, después de descansar y una vez que cada uno
se ha arreglado como considera oportuno, pasan a la sala común a la
que se accede desde las dos habitaciones.
Él entra primero. Mira a su alrededor con tranquilidad. La luz es bastante
tenue y la habitación está tibia. Recorre la sala con la mirada viendo el
sofá, la mesa con dos sillas, el mueble con libros y los altavoces colgados
del techo. Se escucha una música suave, ni muy lenta ni muy rápida, agradable.
Camina hacia el centro de la estancia y se sienta en una silla, apoyando
los brazos en la mesa. Parece cómoda, así que se siente a gusto.
Ella entra en segundo lugar. Cuando le ve se pone un poco nerviosa y
no sabe muy bien qué hacer, pero en seguida se acerca a la mesa para
saludarle.
Él se levanta sonriendo y extiende el brazo hacia ella para indicarla
que se acerque tranquila. Ella sonríe a su vez y se siente un poco más
cómoda.
Se dan dos besos y se miran sonrientes, nerviosos, atentos, intentando
asimilar la primera visión de quien hasta este momento había sido únicamente
una imagen figurada.
Toman asiento uno frente al otro. Ella cruza los brazos sobre su pecho
y él junta sus manos encima de la mesa cruzando los dedos, moviendo los
pulgares en círculos.
Se miran en silencio, y poco a poco dejan de mirarse para empezar a
contemplarse. A medida que se observan se van sintiendo más distendidos.
Ella sonríe, cada vez más, le hace gracia la situación, y no puede
evitar soltar una carcajada. Él ríe también y la tranquilidad parece instaurarse
del todo entre ellos.