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Medicina Clínica 1950 (pdf) - Museo Archivo Histórico | SEN ...

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2f)?<br />

En el ambiente de nuestro Hospital de la Santa<br />

Cruz. casa solariega de la medicina barcelonesa, la<br />

figura del Dr. Bannlquon difería de la de todos los<br />

demás profesores.<br />

En la época que yo le conocí, desaparecidas las<br />

figuras de Rosnnr y la de GóNcoRa, esta última<br />

piematuramente antes de dar los sazonados frutos<br />

qu" t" podían esperar de su gran forrnación, las<br />

figurur más representativas eran las de los doctores<br />

EsqunRoo, FRnIx¡.s y HnnnÁnlrz Lun¡,. Todos es'<br />

tos maestros gozaban de la máxima popularidad.<br />

Estaban abrumados por las exigencias de una numerosa<br />

y rica clientela que disminuyó su posibili'<br />

dad de realizar una obra médica aún más fecunda'<br />

A pesar de ello, hemos de rendir tributo a las leccioáes<br />

de medicina clínica que nos daban con riguroso<br />

criterio hipocrático. No podemos recordar, sin<br />

respeto y emoción. las lecciones que escuch-amos a<br />

la óabecera del enfermo, profesadas por los doctores<br />

Esquunno (Dr. Pnono y Dr. Fn.l;'lclsco) y por el<br />

Dr. HnnmÁNDEz LUNA.<br />

El Dr. Bannlqunn-RovIRALTA no se prodigaba<br />

como conferenciante, pero sus lecciones no muy<br />

numerosas, tenían en contraste una ilensidad, una<br />

raíz clínica tan profunda que las hacía inolvidables'<br />

Se tenía la sensación de estar frente a un maestro<br />

cuya categoría desbordaba el marco de nuestro<br />

Hospital para proyectarse con envergadura de verdadero<br />

internacional,<br />

En el ambiente médico barcelonés de su época,<br />

destacó la figura del gran neurólogo con luz propia.<br />

B,mnequnn se diferenciaba de otras personalidades<br />

preeminentes de la medicina local. El médico prác-<br />

MrorcrN¡. Cr,írvrcl<br />

'I'oro XV<br />

<strong>1950</strong> - Nrirn. 5<br />

tico de entonces era entre nosotros un hombre que<br />

conocía bien su oficio. Pero sus inquietudes, en<br />

general. no eran muchas y se sentía tan vinculado<br />

a su clientela, que poco tiempo concedía al estudio<br />

y sobre todo a la investigación.<br />

BnRnequrn se diferenciaba de todos ellos, por su<br />

atuendo modesto, por conservar una personalidad<br />

intacta que no había claudicado a los embates de<br />

una clientela agobiadora. Tenía un espíritu probo<br />

y casi místico, propicio a pasarse largas horas sobre<br />

el libro y el enfermo. Vivía sin ostentación, su carácter<br />

rehuía las exhibiciones y por su ascetismo<br />

estaba por encima del espíritu fastuoso, social y<br />

extrovertido que tenían los médicos de su época.<br />

Fué hombre sin anecdotario, pero que dejó impreso<br />

su paso en la historia de la Neurología.<br />

En aquel ambiente no muy propicio, era difícil<br />

se cultivara un verdadero científico y hacía falta<br />

poseer condiciones innatas y un gran carácter<br />

para no ceder a los halagos fáciles, y cultivar<br />

una especialidad como la neurología, que entonces<br />

más aún que en la actualidad, no era de gran<br />

clientela.<br />

Sin Bann.tquER, no hubiera existido un verdadero<br />

neurólogo entre nosotros y quizá tampoco en España.<br />

Con él arranca no solamente una familia de<br />

especialistas, sino que nace la neurología en nues'<br />

tro país.<br />

Mrrlclw¡ Crinrcl inicia con este número de ho'<br />

menaje a la memoria del Dr. LuIs B¡nn¿QUER'RovIRALTA,<br />

su propósito de dedicar otros sucesivos a<br />

homenajear la figura de los maestros de la medicina<br />

española contemporánea.

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