Medicina Clínica 1950 (pdf) - Museo Archivo Histórico | SEN ...
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To¡¡o XV<br />
llúm. 5 - <strong>1950</strong> J. J. B rRcra. -_ Operación de Ebin 369<br />
El enfermo, que fué visto por vez primera en l8 de<br />
junio, fué tratado con cura búlgara y parpanit, sin haber<br />
obtenido ninguna me¡oría ostensible. En vista- de ello se<br />
Ie-propone la operación de Ebin, eue es aceptada.<br />
Laminectomía de las vértebras cérvicales Ii, III y IV.<br />
Sección entre los mielómeros IV y V según la técnica<br />
de Ebin, seccionando el haz piramidal crizado del lado<br />
delecho y el directo del lado ilquierdo.<br />
Postoperatorio sin complicaciones. No hubo ¡etención<br />
de orina más que los dos primeros días. La recuperación<br />
motora del brazo derecho se inició al tercer día. El<br />
temblor ha desaparecido por completo. En el lado ízquierdo<br />
presenta los mismos caracieres que antes de la<br />
intervención. Por ello el enfermo solicita ser intervenido<br />
de ese lado, lo que, por el momento, se demora-<br />
Caso 2." F.. R. P., de 42 añ,os, casado, natural de Alboraya,<br />
vecino de Valencia, mecánico. A los 21 años se<br />
notó indispuesto un día, haciendo el servicio militar y<br />
estando con permiso en su pueblo. Después de dos días<br />
de encamamiento se le trasladó al Hospital Militar en<br />
donde hicieron varios diagnósticos, el definitivo, de encefalitis<br />
de van Economo. Apenas podía moverse, pasado<br />
el período febril y tenía una intensa sialorrea que cesó<br />
con la escopolamina, que en cambio no tuvo acción sobre<br />
los demás síntomas que entonces se iniciaron: torpeza<br />
de movimientos, rigidez y temblor.<br />
En Ia actualidad se aprecia una gran hipertonia en los<br />
cuatro miemb_ros, especialmente en los superiores. Signo<br />
d'e Ia rueda dentada más acentuado en el lado izquierío;<br />
¡sflejos tendinoperiósticos exaltados. No reflejos prto.<br />
lógicos; amimia; sensibilidad normal. por lo dá*ás, nada<br />
anormal.<br />
En vista de los escasos resultados de los tratamientos<br />
farmacológicos se plantea la indicación operatoriu, qo" ".<br />
aceptadn. Tras la laminectomía de ¡ns C. II, ÍI y IV<br />
se practica la sección del haz piramidal cruzado deiecho<br />
y del.directo- izquierdo, gntre lós mielómeros tV y i, siguiendo<br />
la técnica de Ebin.<br />
N9 hay retención de orina. Los movimientos del brazo<br />
derecho se inicimr - al tercer _día, recuperándose- nípidamente.<br />
N9 t_t"v rigidez ni tembloí "tr *i r"áo áár"-.iio.<br />
En -el- izq-uierdo no ap¿*ecen influenciados. No g"ii".k¡<br />
en lado derecho.<br />
No es necesario que subrayemos, frente a un au_<br />
ditorio tan habituado a tratar síndromes post-encefalíticos,<br />
la extraordinaria importancia de estos resultados<br />
señalados po,r primerá vez por EBrN y {ue,<br />
con los casos que acabo de exponerih" podidá confirmar<br />
- plenamente. Ciertamente que aigunos parkinsonianos<br />
se mejoran con los iratam-ientos iarmacológicos<br />
clásicos, y hasta parecen relativamente<br />
felices y resignados con su enfermedad. pero<br />
¡cuántas veces nos hemos sentido impotentes frente<br />
a estos pobres enfermos al comprobai que, uno tras<br />
otro, todos los remedios usuales les repórtaban poco<br />
o ningún alivio ! Realmente, si ulteriores obsérvaciones_<br />
siguen demostrando la eficacia de la operación<br />
de EerN ella habrá traído una justificada esperanza<br />
que venga a clarear el sombrío horizonte del<br />
porvenir del parkinsoniano.<br />
Pero no es precisamente de estos logros de lo<br />
que quería hablaros hoy, sino de lo que ellos suponen<br />
de profundo cambio en nuestras ideas sobre la<br />
vía piramidal.<br />
Ciertamente, que, como es sabido, las ideas clásicas<br />
acerca de ,la vía piramidal habían sufrido un<br />
notable cambio. Desde que LASSnT demostró que<br />
mientras el número de células piramidale$ era aproximadamente<br />
de 35,000 y el de las fibras de las pirá-<br />
mides bulbares era de cerca de 1.000,00e quedó au.<br />
tomáticamente demostrado que todas las hbras de<br />
lá vía piramidal no podían proceder de las células<br />
de Bsrz. Se afirmó que los cilindro-ejes de éstas<br />
representaban apenas un 5 por 100 de las fibras de<br />
una pirámide y que eran precisamente las más<br />
gruesas, mielinizadas, de más de ll micras de diámetro.<br />
El resto de las frbras piramidales tenían necesariamente<br />
que proceder de campos extrapiramidales.<br />
Pero cualquiera que fuese el origen de la vía<br />
piramidal hubiera podido seguirse pensando que<br />
era la vía de la , de no haberse<br />
realizado la sección de la misma en el chimpancé<br />
y dernostrado que, tras ella, podían seguir<br />
realizándose movimientos equivalentes a los que en<br />
el hombre llamamos voluntarios. Quedaba la duda<br />
de si lo propio ocurriría en el hombre. Con las intervenciones<br />
que nos ocupan la cuestión ha de ser<br />
respondida afirmativamente. Claro está que las secciones<br />
unilaterales no tendrían un valor definitivo<br />
desde que sabemos que cada hemisferio, si bien se<br />
encuentra principalmente en conexión con la mitad<br />
opuesta del cuerpo, no deja de hallarse conectado,<br />
y de un modo que los ataques jacksonianos del tipo<br />
prefrontal o parietal demuestran bien claramente,<br />
con la mitad ipsilateral. Pudiera por ello alegarse<br />
que es la vía piramidal del lado que permanece intacto,<br />
la que conduce los impulsos volitivos hacia el<br />
lado afectado por la sección. Pero el caso de la<br />
doble sección realizado por ErtN y que hemos ci.<br />
tado más arriba, hace inaceptable esa explicación.<br />
Los impulsos habrían de ser conducidos por los haces<br />
que quedan intactos: el haz piramidal ventrolateral<br />
de Déjérine, el retículo'espinal, el vestíbuloespinal,<br />
el üecto-espinal. Pero lo más probable es<br />
que tengamos que renunciar a nuestras concepciones<br />
tradicionales y admitir que la médula, como eI<br />
oerebro, es capaz de adaptarse a las nuevas condiciones<br />
que le crea la piramidotomía creando nuevos<br />
esquemas funcionales que no preexisten en el<br />
sujeto sano.<br />
Ahora bien: ¿De qué manera actúa la piramidotomía?<br />
Por lo que respecta al temblor, la respuesta<br />
parece fácil. Podríamos admitir sin difrcultad con<br />
Bucv que son las células de Betz las causantes del<br />
mismo en los enfermos parkinsonianos y que por<br />
lo tanto con la piramidotomía, desconectamos aque,<br />
llas células de las de las columnas ventrales de la<br />
médula, impidiendo la aparición de aquél. Pero ¿y<br />
la rigidez? Ya sabemos que no es imputable a la<br />
vía piramidal la producción de la misma co,mo ha<br />
quedado demostrado ya en 1935 con las experiencias<br />
de Seneu Towrn y Manrolr HlNrs. Y que es a<br />
las vías extrapiramidales a las que hay que arribuir<br />
la espasticidad. Ahora bien: es sabido que la<br />
lesión simultánea de las áreas 4 y 6 determina un<br />
cuadro espástico permanente, lo propio que la lesión<br />
aislada del área 6. Por consiguiente, mientras<br />
el área 4, con sus elementos estrictamente piramidales<br />
-aparte de otros que no lo son, como se deduce<br />
de las mediciones de L¿sspK ya citadas- s€r.