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Medicina Clínica 1950 (pdf) - Museo Archivo Histórico | SEN ...

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366 Muprcrr*.1 Cr.Íu¡cr<br />

Como la exploración electroencefalográfica (figs. 2 y B)<br />

ponía de manifiesto alteraciones evidentes en el hemisferio<br />

izquierdo con una inversión de fase sobre la región<br />

temporal posterior, enviamos el enfermo al Dr. To-<br />

LosA. La punción ventricr¡lar derecha dió salida a unas<br />

gotas t;an sólo de l. c. r. La de la izquierda permitió<br />

obtener 35 c.c. de un líquido ligeramente citrine; la<br />

insuflación de aire objetivó la existencia de un quiste<br />

ovoide, del tamaño de una ciruela en la profundidad de<br />

la región parieto-temporal izquierda. Después de realizar<br />

urr colgajo parieto-temporal izquierdo se puncionó el quiste<br />

antes de Ia apertura de la duromadre, obteniendo primero<br />

aire, luego un líquido claro y finahnente sangre<br />

oscura. Las circunvoluciones parietales aparecían anormalmente<br />

,aplanadas, siendo este aspecto patológico más<br />

acusado en la parte posterior del lóbulo temporal. Diversas<br />

punciones explorad'oras dirigidas hacia la profundidad<br />

del hemisferio descubrieron la existencia de múltiples cavidades<br />

quísticas que fueron evacuadas sucesivam'ente.<br />

Como a pesar de estas depleciones, el cerebro continueba<br />

muy turgente, se incindió el cótex ¿ nivel de la extremidad<br />

posterior de Tl, descubriéndose a 2 centírnetros de<br />

profundidad rrna gran masa tumoral gris rojiza, de la<br />

que se sacaron algunos fragmentos paa la biopsia. Ei<br />

aspecto histológico inmediato por la técnica supravital<br />

(Dr. Roce nn VrxvlI,s) orientaba hacia un méduioblastona;<br />

dadas las probabílídades de que la clominancía cerebral<br />

no presentflrd una lateralización exclusi?/¿, aconsejamos<br />

al Dr. Tolose realizara una lobectomía extens4 y<br />

se realizó una escisión de una gran parte de la masa<br />

tumoral, llevándose con ella todo el tercio posterior del<br />

lóbulo temporal hasta el pliegue curvo. El curso postoperatorio<br />

fué perfecto, y este niño rnuy inteligente, no mos'<br />

tró el menor signo de afasia ni aun transitoria, no sufriendo<br />

en absoluto la lectura, la escritura, ni el cálculo<br />

elemental; la hemiplejía derecha consecutiva regresó en<br />

pocos días y hoy guarda solamente como secuela de la<br />

intervención una hemianopsia homónima derecha con in'<br />

tegridad de la visión macular. Hemos de notar que el exa'<br />

men histológico ulterior hizo ver se trataba de un glioma<br />

polimorfo en el cual las zonas típicas de astrocitoma co'<br />

éxistían con otras, muy poco diferenciadas con el aspecto<br />

de méduloblastoma (Dr. Rocl nn VIxvus).<br />

En resumen, trn niño de 6 años y rnedio" presenta<br />

signos electroencefalográficos que hacen sospechar<br />

la existencia de un tumor temporal izquierdo a pe'<br />

sar de la discreción de la sintomatología clínica;<br />

la ventriculogra{ía confirma el diagnóstico. Apoyán'<br />

donos sobre su familiar de zard'etia, y<br />

sobre las pruebas de extensibilidad de AN¡nÉ Tno-<br />

MAS, pudimos aconsejar la ablación de gna gran<br />

parte áel lóbulo temporal que hubiera podido con-<br />

"id.r"t."<br />

dominante, y precisamente en los terri-<br />

torios más estratégicos desde eI punto de vista del<br />

lenguaje. De acuerdo con nuestras previsiones, la<br />

intérvenci 6n realizada por el Dr. Tor-ose no pro'<br />

vocó la aparición de trastorno alguno de tipo<br />

afásico.<br />

Se nos podría objetar que la falta de trastornos<br />

afásicos puede ser atribuída únicamente a la edad<br />

del niño, puesto que es ha repetido pol' muchos<br />

autores que la hemiplejia derecha infantil no se<br />

acompañ; de afasia. Nosotros no podemos suscribir<br />

a est; opinión, pues nuestra experiencia personal,<br />

así como la de otros autores, nos ha venido a demostrar<br />

que los trastornos afásicos. aunqle- tra-nsitorios,<br />

existen siempre en las lesiones del hemisferio<br />

dominante, aun cuando estamos de acuerdo<br />

en la facilidad mucho mayor con que el hemis{erio<br />

Torvro XV<br />

<strong>1950</strong> - Núm. 5<br />

derecho puede sustituir al izquierdo en los primeros<br />

años de la vida. No podemos insistir sobre este<br />

punto que ha sido objeto de atención por parte<br />

nuestra en el reciente trabajo antes citado en colaboración<br />

con la Dra. J. CoRomrwes y ei Dr. L.<br />

Or,r-nR 1.<br />

_<br />

Hace 9 años, G.lRo¡'lnR puso en práctica un proce-<br />

dimiento para saber a qué atenerse sobre .l l"do<br />

supuesto dominante en relación a las funciones del<br />

lenguaje antes de una intervención: la inyección de<br />

I{ovocaína en el córtex cerebral a través de un agujero<br />

de trépano situado en la región fronto-temporal<br />

inmediatamente por delante del centro motor<br />

de la cara. Es interesantísimo hacer notar que<br />

en los dos individuos en que practicó la inyección,<br />

aquel que podría ser considerado como congénitarnente<br />

zurdo se reveló como clextrómano, en relación<br />

con la dominancia de los centros motores de<br />

ia palabra, y en cambio el enfermo que parecía ser<br />

un zurdo adquirido (pues la preferencia de la mano<br />

derivaba de una hemiplejia cerebral infantil derecha<br />

consecutiva a la escarlatina), rnostró a la prueba<br />

de la Novocaína tener bien ancladas sus dorninancias<br />

hemisféricas de la mano y del lenguaje en el<br />

hemisferio derecho. Estos resultados fueron confirmados<br />

por resecciones muy extensas.<br />

En la espera de que nuevas investigaciones noe<br />

aclaren muchos misterios que rodean todavía a la<br />

dorninancia hemisférica, creemos que sería de gran<br />

utilidad en muchos casos recurrir al procedimiento<br />

de G¡.npNrR antes de realizar lobectomías extensas<br />

en las zonas del lenguaje.<br />

No podemos hoy extendernos sobre el problema<br />

de la dominancia en relación con los lóbulos occipital<br />

y parietal. Digamos solamente por lo que 16pecta<br />

al primero, ya MlNIcezzIir¡I la admitía en lo<br />

r.'e{erente a la función visual y LeNcn ha llamado<br />

la atención sobre la gran importancia del lóbulo<br />

parietal derecho en la percepción del espacio, mientras<br />

que según é1, su congénere izqnuierdo intervendría<br />

en las actividades visuales constructivas.<br />

CoNsrprRACioNES FTNALEs soBRE Los HEMTsFE-<br />

RIoS

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