Copa por copa Los graves efectos del alcohol son variados y dependen de muchos factores, pero se pueden clasificar dependiendo de ciertas concentraciones de alcohol en sangre. 0,2 por mil La locuacidad aumenta, las inhi biciones desaparecen y el tiempo de reacción se prolonga. 0,5 por mil ¿Cómo de poco es suficiente? Desde que existen, son controvertidos: LOS LÍMIT<strong>ES</strong> DE ALCOHOLEMIA AL VOLANTE. Para un rendimiento óptimo en carretera, un cero coma cero sería lo ideal. En la vida cotidiana, han demostrado ser límites escalonados y liberales. ¿Qué filosofía se esconde tras los límites de 0,3, 0,5 y 0,8? El alcohol difumina la realidad. Sobre todo a altas velocidades 42 REVISTA DRÄGER 8 | <strong>ES</strong>PECIAL
LÍMIT<strong>ES</strong> DE ALCOHOLEMIA TRÁFICO La percepción de dolor se reduce, así como la agudeza visual y la capacidad auditiva. Error en el cálculo de las velocidades. 0,8 por mil Se dan los primeros fallos de coordinación, también se dete riora la vista y los tiem pos de reacción aumentan entre 30 y 50 veces. 1,0 por mil Comienza un verdadero estado de ebriedad: las emociones y comportamientos se modifican claramente. FOTOGRAFÍA: THINKSTOCK Ambos visitantes cumplen el tópico de una pareja veterana: casados desde hace décadas, lo han vivido casi todo juntos. Entrenados para reconocer las debilidades y «ronroneos» más insignificantes de su pareja. Él, concentrado y seguro de sí mismo, usa el simulador de conducir con alcohol de la policía de Hamburgo. Ella comparte el viaje cada vez más tambaleante con humor bienintencionado. El problema es que en el coche artificial, conducir es cada vez más difícil: el grado de alcohol en sangre del conductor simulado por ordenador va creciendo. Se reduce el campo de visión, la dirección se hace vaga y poco precisa. Se alarga la distancia de frenada y los tiempos de reacción. Hay ciervos que saltan, coches que se cruzan de repente y niños que se paran en la carretera. Y entonces, tras tres o cuatro bebidas virtuales, el hombre ya no logra frenar a tiempo. «¿Ves? —le espeta su esposa—. ¿¡Cuántas veces te lo he dicho!?». Presentar el peligro de forma ilustrativa En ese momento, los policías arquean las cejas en señal de reconocimiento. Reconocen esa actitud de la calle, esa mezcla de seguridad en uno mismo y falsa confianza. Este tipo de conductor suele caer en los controles: está muy seguro de sí mismo, lo tiene todo bajo control. Y, sin embargo, con 0,5 y 0,9 de concentración de alcohol en sangre, aumenta el riesgo entre 11 y 13 veces de fallecer en un accidente, aunque solo haya un vehículo involucrado. Y ese porcentaje crece hasta 50 veces entre 1 y 1,4. Por encima de 1,5, el peligro aumenta hasta casi 400 veces. «Teníamos que mostrar el peligro de forma ilustrativa», cuenta Michael Wenzien, oficial de policía en la dirección de tráfico 6 de Hamburgo, responsable de prevención. Se han realizado hasta 200 pruebas al año con el simulador en escuelas profesionales, ferias y centros comerciales. Igual que en la vida real, se clasifica a los que se ponen al volante en los tipos ya conocidos por la policía: «A aquellos con exceso de autoestima les ponemos una carretera con un límite de 70 km/h. A partir de la tercera curva, vuelan a 90 km/h. E igualmente sorprendentes son los cautelosos, que saben que no deben conducir y, aun así, lo hacen. Luego nos lo encontramos una noche con 40 km/h en una carretera de varios carriles y se saltan varias líneas». Ambos conductores saben que lo que hacen está prohibido, uno se deleita, el otro se horroriza. El sentido común no es suficiente para ninguno en caso de excepción. Por lo tanto, la prevención argumentada se hace con disuasión mediante controles. Y si se exceden los límites de alcoholemia, se aplica una multa. Esto es obligatorio y también una labor estatal, para preservar los derechos de los demás. Un caso típico: Kirchweyhe en Bremen, en abril de 2010. Un automóvil se estrelló contra un árbol a medianoche en una zona de 30 km/h. El velocímetro marcaba 130 km/h y, más tarde, se estableció la velocidad del impacto en 107 km/h. Los equipos de rescate encontraron a seis jóvenes. Tres habían fallecido, el conductor murió más tarde en cuidados intensivos, y su concentración de alcohol en sangre ascendía a 1,4. «Prohibición absoluta de alcohol al volante» reclama el consejo de seguridad vial alemán, que representa a más de 200 organizaciones, entre ellas, ministerios de transporte, compañías de seguros, fabricantes de coches y clubes automovilistas. La «tolerancia cero», que en la historia vial alemana siguió un camino único en la antigua RDA, se derogó el 1 de enero de 1993 en los nuevos estados federales. Desde entonces, se implantó 0,8, hasta el 1 de abril de 2001, cuando se marcó un límite general de 0,5. Las excepciones son los conductores noveles y los menores de 21 años: desde el 1 de agosto 2007, han de estar sobrios, además de los conductores de autobús y taxi y los transportistas de mercancías peligrosas. En realidad, no es una prohibición total: en último término, se confía en la filosofía occidental de la razón y el sentido común del individuo, según la cual se mantiene el equilibrio entre la libertad del conductor y los derechos de los demás. Detrás reside la concepción jurídica del filósofo ilustrado de Königsberg, Immanuel Kant: «El derecho es la personificación de todas las condiciones bajo las que la arbitrariedad de unas y otras personas puede reunirse en una ley general de libertad». De ahí, se crean límites o «compromisos en cifras». La disuasión como objetivo La prescripción alemana de un 0,5 creada en 1973 se intensificó en 2001 en el artículo 24a de la ley de tráfico. La filosofía de la prohibición es de disuasión general. ¿Funciona? «La cantidad de accidentes producidos bajo los efectos del alcohol y otras sustancias intoxicantes se redujo en un 40 % > REVISTA DRÄGER 8 | <strong>ES</strong>PECIAL 43