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Cuanto antes ¿mejor? Niño con una pastilla de Ritalín en la mano (izq.). A la<br />

dcha., 450 estudiantes en una prueba estadística. Algunos han tomado Ritalín.<br />

El dopaje cerebral está más extendido en las universidades de lo que se creía<br />

FOTOGRAFÍAS: FRANK BOXLER, PICTURE-ALLIANCE / ZB<br />

El sueño eterno de permanecer despierto<br />

Aumentar la capacidad mental es un deseo antiguo. Ya hay prácticas milenarias<br />

que pueden contribuir a hacerlo realidad. En particular, la meditación. Con sus<br />

técnicas, se puede modificar tanto la capacidad de concentración como la estructura<br />

y la química del cerebro.<br />

No obstante, la vía rápida y cómoda para obtener más atención (para guerreros<br />

de guardia), resistencia (para portadores o cazadores) y las capacidades mentales<br />

necesarias (visiones de los chamanes, consejos de sabios) es desde la prehistoria el<br />

«jardín de la naturaleza». El khat, la droga local del norte de África, tiene un efecto<br />

similar a las anfetaminas. El café y el té inhiben la señal de cansancio en el cerebro.<br />

Las hojas de la coca aumentan la resistencia y permiten trabajar durante mucho<br />

tiempo de manera concentrada, también con el aire de los Andes.<br />

Pero solo con el triunfo de la química en el s. XIX entran en juego las sustancias<br />

puras más eficaces: en 1887 se sintetizó la anfetamina; su hermana mayor, la<br />

me tanfetamina, en 1893. El Ritalín data de 1944, los antidepresivos modernos, de<br />

1984. No obstante, nuestros conocimientos actuales de neuroquímica y de<br />

la estructura cerebral nos permiten diseñar sustancias específicas para el dopaje<br />

cerebral. Por eso, la investigación en medicamentos modernos contra la demencia<br />

aún es muy reciente y gran parte de los avances aún pueden estar por llegar.<br />

><br />

ta social adecuada sería facilitarla y controlar<br />

sus riesgos».<br />

Los expertos escribieron estas líneas<br />

a sabiendas de que el consumo de estos<br />

medicamentos, sujetos casi todos a receta<br />

médica (el Ritalín entra incluso dentro<br />

de la Ley alemana de estupefacientes)<br />

es ilegal en personas sanas. La autorización<br />

controlada, o eso se espera, es<br />

la mejor alternativa a la difusión libre.<br />

Pero también es tentador para los intelectuales<br />

profesionales, no solo para los<br />

exámenes, como indica Thomas Metzinger,<br />

neurofilósofo de Mainz: una persona<br />

que consume estimulantes podría trabajar<br />

durante toda la noche del viernes al<br />

sábado, unas 12 a 14 horas. El resto del<br />

fin de semana podría descansar, lo que<br />

le mantendría sano y le permitiría ganar<br />

una semana de trabajo más por mes. Sin<br />

duda, una ventaja competitiva en nuestra<br />

sociedad centrada en el rendimiento<br />

individual.<br />

No todo es rendimiento<br />

Pero la verdad es que los beneficios que<br />

pueden obtener las personas que se<br />

dopan el cerebro son más bien pocos.<br />

Si se usan indebidamente, estimulantes<br />

como el Ritalín pueden incluso empeorar<br />

los resultados en un examen. Mitigan la<br />

capacidad autocrítica de los examinados<br />

y les conduce a marcar como correctas<br />

respuestas erróneas sin reflexionar. Por<br />

tanto, no es de esperar una mejora drástica<br />

del intelecto, aunque sí una serie de<br />

efectos secundarios. Las sustancias estimulantes<br />

conllevan al menos el riesgo de<br />

dependencia. Del resto de medicamentos<br />

que actúan de forma intensa sobre el<br />

metabolismo cerebral aún se desconoce<br />

si, consumidos a largo plazo, producen<br />

cambios profundos en la personalidad,<br />

regulación emocional y memoria.<br />

Poco después del artículo en Nature,<br />

siete conocidos expertos alemanes publicaron<br />

su opinión en el manifiesto «El<br />

cerebro optimizado», en el que argumentaban:<br />

«Nadie puede querer aumentar<br />

aún más la presión competitiva, ya de por<br />

sí alta, de la sociedad actual con la difusión<br />

de potenciadores cognitivos. Orientar<br />

la vida únicamente al rendimiento y<br />

la eficiencia sería inhumano y discriminatorio».<br />

Pero entender mejor los procesos<br />

cerebrales durante el aprendizaje y<br />

la regulación emocional brindaría grandes<br />

oportunidades. Los expertos se pronuncian<br />

a favor de la investigación, pero<br />

no del acceso rápido a través de internet:<br />

en un futuro se pueden imaginar<br />

muchas aplicaciones de estos medicamentos<br />

que podrían garantizar el máximo<br />

progreso humano. Pero se requiere<br />

una norma tiva: «En particular, sería<br />

razonable establecer normas más estrictas<br />

para estos fármacos en cuanto a seguridad<br />

y eficacia que en la investigación<br />

farmacológica terapéutica, pues “solo”<br />

se trata de mejorar el rendimiento y el<br />

estado de ánimo en lugar de salvar, curar<br />

o aliviar dolores». Silke Umbach<br />

60 REVISTA DRÄGER 8 | <strong>ES</strong>PECIAL

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