07.05.2013 Views

I BUDISMO - Web del Profesor

I BUDISMO - Web del Profesor

I BUDISMO - Web del Profesor

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Budismo y dzogchén 14<br />

engañarnos a nosotros mismos negando lo que nos ha enseñado la experiencia, 25 a fin de<br />

poder creer que la posesión <strong>del</strong> mismo colmará nuestra carencia.<br />

Es en la medida en que creemos que la posesión o el disfrute de ciertos objetos<br />

podrá hacernos recuperar la plenitud que hemos perdido, que proyectamos una mayor o<br />

menor cantidad de valor en dichos objetos. 26 Y, como acabamos de ver, en muchos casos el<br />

valor de estos objetos también está ligado íntimamente al valor que, según creemos, su<br />

posesión nos conferirá a los ojos de otros.<br />

Ahora bien, el creer que la posesión de algo nos hará sentir plenos no podría ser<br />

menos ajustado a la realidad. Ello sólo puede confirmar y reforzar la sensación de carencia,<br />

pues ésta surge de la ilusión que consiste en sentirnos separados de la plenitud <strong>del</strong> universo<br />

—y el poseer algo confirma y mantiene la ilusión de que somos distintos y separados de lo<br />

que poseemos y, por ende, de la totalidad <strong>del</strong> mundo físico.<br />

Lo mismo que sucede con la posesión de objetos de valor ocurre con la asociación<br />

con individuos a quienes muchos valoran, con la pertenencia a grupos que se consideran<br />

valiosos, y así sucesivamente. En la medida en que pensamos que estas cosas nos conferirán<br />

valor ante los ojos de otros, las valoraremos y perseguiremos. No obstante, tampoco<br />

ellas nos proporcionarán valor y felicidad estables, ya que, entre otras cosas: (1) No todos<br />

los seres humanos valoran los mismos objetos, individuos o grupos, de modo que, para ser<br />

valorados por unos, tendremos que ser despreciados por otros. 27 (2) Como se verá más<br />

a<strong>del</strong>ante, el placer es el resultado de la aceptación, que es interdependiente con el rechazo y<br />

no puede mantenerse indefinidamente; una vez que nos acostumbremos a la valorización<br />

positiva <strong>del</strong> ente humano designado por nuestro nombre, la costumbre hará que dejemos de<br />

aceptar dicho objeto y nos volvamos indiferentes hacia el mismo, lo cual producirá una sensación<br />

neutra que más a<strong>del</strong>ante interpretaremos como aburrimiento y en consecuencia<br />

rechazaremos, experimentando el desagrado que resulta <strong>del</strong> rechazo —todo lo cual<br />

constituye el círculo de indiferencia, rechazo y aceptación que los budistas llaman<br />

25 Como bien señala Jean-Paul Sartre, esta negación, a pesar de constituir un único acto, puede explicarse como una doble<br />

(o infinita) negación, pues en una y la misma operación negamos lo que queremos olvidar y negamos que hemos negado<br />

algo (y que hemos negado que hemos negado algo y así sucesivamente ad infinitum). Se trata de una instancia <strong>del</strong><br />

autoengaño que Sartre designó como «mala fe» y que el autor francés explicó diciendo que nos engañamos y en la misma<br />

operación nos engañamos acerca <strong>del</strong> hecho de que nos estamos engañando (y acerca <strong>del</strong> hecho de que nos estamos engañando<br />

acerca <strong>del</strong> hecho de que nos estamos engañando, y así sucesivamente ad infinitum).<br />

26 Es de esta manera que damos lugar a lo que Heidegger llamó Werthehaftete Dinge u «objetos dotados de valor». De<br />

hecho, se podría considerar la plenitud absoluta de nuestra verdadera naturaleza como valor absoluto, y decir —como<br />

Sartre en L‘être et le néant— que nuestro ser en tanto que individuos (que Sartre designa como «ser-para-sí«) es ser-parael-valor:<br />

en tanto que entes individuales nos sentimos distintos de la plenitud <strong>del</strong> universo y constantemente intentamos<br />

alcanzar dicha plenitud, mas sin perdernos a nosotros mismos en tanto que entes individuales. Esta contradicción impide<br />

que el duhkha se supere en tanto que persista la avidya que, como hemos visto, se encuentra en la raíz de la ilusión de ser<br />

un ente individual. La filosofía que Sartre desarrolla en El ser y la nada se diferencia de las filosofías budistas<br />

principalmente en que, para el filósofo francés, la plenitud absoluta nos estaba vedada; en cambio, el budismo tiene por<br />

objeto la disolución de la ilusión de individualidad y el duhkha que le es inherente, en la plenitud de lo dado. [Por<br />

supuesto, lo que vivenciará la plenitud en cuestión no será ya el ente supuestamente individual que siempre creímos ser (el<br />

cual, como bien señaló Sartre, no puede alcanzar jamás el valor-plenitud por el que se desvive constantemente), sino<br />

nuestra verdadera naturaleza, la cual, como vimos, es en sí misma absoluta plenitud: es por esto que el budismo distingue<br />

los budas de los «seres que sienten«, y afirma que la budeidad constituye la extinción <strong>del</strong> ilusorio ente individual<br />

designado como el «ser que siente».]<br />

27 Por supuesto, nosotros a nuestra vez valoraremos a quienes valoran lo que valoramos y en consecuencia valoraremos su<br />

opinión de nosotros, y despreciaremos a quienes desprecian lo que valoramos y en consecuencia desestimaremos su<br />

opinión de nosotros. No obstante, con ello nos pondremos en manos de quienes valoramos, que podrían despreciarnos y<br />

así hacernos daño en la medida en que los hayamos valorado. Del mismo modo, siempre estaremos en cierta medida<br />

expuestos a los juicios de quienes despreciamos, que no logramos ignorar o desestimar completamente.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!