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Budismo y dzogchén 71<br />
que es también lo que constituye el verdadero Refugio. Como todo vehículo budista, el<br />
atiyana-dzogchén tiene tres aspectos, que son la base, la vía y el fruto —cada uno de los<br />
cuales, en este caso, tiene a su vez tres aspectos—. En lo que respecta a la «vía», entre sus<br />
tres aspectos el primero es el tawa 176 o Visión, que no es otro que el ya mencionado estado<br />
de rigpa o Verdad: éste es el equivalente <strong>del</strong> Buda en la vía de renuncia y <strong>del</strong> maestro en la<br />
vía de transformación, y constituye el primer elemento <strong>del</strong> Refugio (no podría decirse correctamente<br />
«objeto de Refugio» porque precisamente se trata de la condición que se encuentra<br />
libre de la dualidad sujeto-objeto). Tal como en la vía de renuncia los métodos a<br />
practicar eran el dharma y en la vía de transformación eran las devata o îidam, en la vía de<br />
autoliberación los métodos a practicar no son otros que el segundo aspecto de la vía, que es<br />
lo que se conoce como gompa 177 o Contemplación, definido como «continuar en el tawa o<br />
Visión»: este continuar en el estado no-dual libre de valorización-absolutización <strong>del</strong>usoria<br />
es el equivalente <strong>del</strong> dharma en la vía de renuncia y <strong>del</strong> îidam en la vía de transformación,<br />
y constituye el segundo elemento <strong>del</strong> Refugio. Finalmente, tal como en la vía de renuncia<br />
los verdaderos ayudantes de la práctica estaban constituidos por el sangha, que en el sentido<br />
externo eran la comunidad de monjes y monjas, y en la vía de transformación eran las<br />
dakini, junto con los guardianes o dharmapala y los hermanos y hermanas vajra, en la vía<br />
de autoliberación el verdadero ayudante de la práctica es el tercer aspecto de la vía, que es<br />
el chöpa 178 o Comportamiento, definido como «actuar desde el gompa o Contemplación y,<br />
cuando no lo logremos, usar nuestros propios errores como impulso en la vía»: éste es el<br />
equivalente <strong>del</strong> sangha en la vía de renuncia y de las dakini en la vía de transformación, y<br />
constituye el tercer elemento <strong>del</strong> Refugio. 179<br />
Decidí traducir los términos vidya y rigpa como «Verdad» porque —como se vio ya en el texto principal— este<br />
vocablo permite mantener en cierta medida el sentido etimológico <strong>del</strong> contraste que hacen las enseñanzas entre vidya y<br />
avidya, y entre los equivalentes tibetanos de éstos, rigpa (rig-pa) y marigpa (ma-rig-pa): como se señaló en una nota<br />
anterior, avidya y marigpa son términos compuestos por (1) un prefijo privativo (el sánscrito a y el tibetano ma) y (2) los<br />
términos vidya y rigpa, que en el contexto de la enseñanza dzogchén indican el estado en el cual se hace patente la<br />
verdadera condición <strong>del</strong> individuo y <strong>del</strong> universo. El estado designado por los términos avidya y marigpa es, pues, aquél<br />
en el cual la aparición <strong>del</strong> error produce experiencias ilusorias que erróneamente se consideran verdaderas, lo cual<br />
constituye la ya mencionada «no-Verdad».<br />
176lTa-ba. 177sGom-pa. 178sPyod-pa. 179En general, los practicantes de dzogchén realizan también una práctica de Refugio al estilo tántrico, visualizando en el<br />
espacio frente a ellos (o, alternativamente, sobre su propia cabeza), al guru o lama (bla-ma) —y, eventualmente, también<br />
al deva, devata o yidam (yi-dam) y a la dakini o khandro (mkha’-’gro)—. En este caso se visualiza al propio maestro en la<br />
forma <strong>del</strong> supremo maestro Garab Dorlle, señor de todos los rigdzin, quien —como hemos visto— históricamente<br />
constituyó la fuente de las enseñanzas <strong>del</strong> atiyana-dzogchén en su forma budista al transmitir directamente la patencia de<br />
la condición primordial según la enseñanza <strong>del</strong> estado único que trasciende el esfuerzo, el ati dzogpa chenpo, «la total<br />
plenitud y perfección (<strong>del</strong> estado primordial)»; además <strong>del</strong> propio maestro en forma de Garab Dorlle, se puede visualizar a<br />
otros maestros, así como a uno o más deva o yidam y dakini o khandro. La diferencia entre esta práctica y prácticas<br />
tántricas similares es que, en el caso <strong>del</strong> dzogchén, no es indispensable visualizar un árbol de Refugio completo —y, por<br />
encima de todo, que aquí consideramos a la imagen de Garab Dorlle como la representación, no sólo <strong>del</strong> maestro de quien<br />
hemos recibido las enseñanzas dzogchén, sino de unificación de la totalidad de los maestros vajra que podamos haber<br />
tenido, no importa a qué escuela, tradición o linaje de transmisión hayan pertenecido—. Puesto que en este caso no es<br />
necesario hacer la visualización de un árbol de Refugio completo, la práctica podría ser mucho más sencilla y estar<br />
limitada a Garab Dorlle como personaje central —agregando, si lo deseamos, el deva o yidam que empleamos en nuestra<br />
práctica a la derecha <strong>del</strong> maestro (desde nuestra perspectiva, a su izquierda) y la dakini o khandro que utilizamos en<br />
nuestra práctica a su izquierda (desde nuestra perspectiva, a su derecha)—. [Si se prefiere, se puede visualizar la imagen<br />
<strong>del</strong> propio maestro en vez de la de Garab Dorlle, pero esto es menos común, en la medida en que es más difícil mantener<br />
la visión pura frente a un maestro a quien vemos a menudo en un cuerpo físico igual al nuestro, que frente a un maestro a<br />
quien no hemos encontrado jamás en esta vida y quien ha asumido para nosotros una estatura espiritual legendaria. En<br />
todo caso, si se visualiza como figura central al propio maestro, se debería visualizar a Garab Dorlle sobre su cabeza,