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Budismo y dzogchén 75<br />
Si uno recibe una transmisión <strong>del</strong> sendero <strong>del</strong> método de un nivel interno de tantra<br />
—el ejemplo paradigmático es en este caso el mahayogatantra— en vez <strong>del</strong> compromiso de<br />
mantener ciertos tipos de conducta «puros», uno tendrá, entre otros, el compromiso de ir<br />
más allá de la discriminación entre «puro» e «impuro». Sucede que, en este nivel de tantra,<br />
al igual que en la enseñanza mahamudra propia <strong>del</strong> tantrismo, es imperativo trascender el<br />
juicio y la discriminación en el estado de «único sabor» o rochik; 185 ahora bien, mientras<br />
que en la enseñanza mahamudra no se exige la realización de algún tipo específico de<br />
actos, en el sendero <strong>del</strong> método de los tantra internos es imperativo manifestar una<br />
«conducta resuelta» o tülzhug 186 que exige la realización de acciones que vehículos<br />
«inferiores» considerarían «impuras». 187 Como ha señalado el maestro Namkhai Norbu,<br />
«único sabor» no significa juntar mentalmente todos los fenómenos y convencerse de que<br />
todos tienen el mismo sabor, sino descubrir la Presencia única subyacente en la vivencia de<br />
los distintos fenómenos, lo cual puede compararse con descubrir el espejo en el que se<br />
manifiestan innumerables reflejos: es sólo en dicha Presencia que todos los fenómenos<br />
tienen un único sabor. Si, al usar la claridad para transformarnos nosotros mismos en una<br />
divinidad y transformar el universo en un mandala, en vez de sentir continuamente que<br />
somos la divinidad, descubrimos la Presencia subyacente, la transformación se vuelve<br />
mahamudra. Meramente sentir que uno es la divinidad y que todo lo que le rodea es la<br />
dimensión pura <strong>del</strong> mandala no es más que una experiencia condicionada —o sea, teñida<br />
por un pensamiento.<br />
En los tantra internos —el ejemplo paradigmático de los cuales puede ser en este<br />
caso el anuyogatantra— se toma el precepto de no eyacular, excepto con siete clases<br />
específicas de propósito, que incluyen la reproducción a fin de engendrar un hijo o una hija<br />
para la transmisión de la enseñanza, motivos médicos y propósitos relacionados con la<br />
transmisión de la enseñanza y la purificación <strong>del</strong> samaya o compromiso que esa<br />
185 Ro-gcig.<br />
186 brTul zhugs. En base a explicaciones de Namkhai Norbu Rinpoché, Adriano Clemente explica que el término indica la<br />
conducta de un yogui que ha subyugado (brtul) las actitudes ordinarias condicionadas por las pasiones y ha adoptado<br />
(zhugs) una conducta especial dirigida a la superación <strong>del</strong> dualismo. Dudllom Rinpoché, Lligdräl Ieshe Dorlle (bDud-<br />
’joms Rin-po-che, ’Jigs-’bral Ye-shes rDo-rje), en The Nyingma School of Tibetan Buddhism, Vol. I, p. 277 (Guiurme<br />
Dorlle y Matthew Kapstein, traductores; inglés 1991;.Boston, Wisdom Publications), escribe:<br />
«Por encima de todo, la característica distintiva <strong>del</strong> (sendero <strong>del</strong>) método es que, si uno está dotado <strong>del</strong><br />
fundamento (constituido por) el punto de vista, (puede) practicar (efectivamente) la disciplina <strong>del</strong> comportamiento que<br />
subyuga directamente los tres venenos (ignorancia, aversión-miedo y apego-deseo) sin renunciar a ellos, y, como<br />
resultado de esto, no sólo uno se desprende de toda atadura, sino que también obtiene rápidamente el fruto (constituido<br />
por) la liberación. Ahora bien, si uno que no esté dotado (<strong>del</strong> punto de vista y de todos los requisitos necesarios) practicase<br />
(esta disciplina), no obtendría la liberación y de hecho correría un enorme riesgo de caer en los (reinos inferiores y más)<br />
sufrientes de la existencia —lo cual implica que (en este sendero) se corre un gran riesgo, como (cuando en la alquimia se<br />
usa la forma de) mercurio (que se conoce como makshika).»<br />
187 Quizás el ejemplo más ilustrativo, general y sencillo de esto sea el <strong>del</strong> ritual que se conoce como ganapuja (al que se<br />
hará referencia en la segunda parte de este libro), en el cual los practicantes están obligados a beber alcohol y comer<br />
carne, a pesar de que lo primero está terminantemente prohibido por el vinaya (la sección <strong>del</strong> tripitaka que regula la<br />
conducta en la vía de renuncia y en particular en el hinayana), mientras que lo segundo sólo es permisible en términos <strong>del</strong><br />
vinaya cuando quien vaya a comerla sepa a ciencia cierta que el animal no fue sacrificado con la intención de brindarle su<br />
carne. [Cabe señalar que, sin embargo, una serie de sutra <strong>del</strong> mahayana —ejemplos de los cuales son el Lankavatara, el<br />
Surangama, el Nirvana, el Hastikakshya, el Mahamega y el Anglimalika— desaconseja enérgicamente el consumo de<br />
carne y, en muchos casos, el de otros alimentos «no blancos» (en términos de las guna <strong>del</strong> hinduismo, «no-sáttvicos»); sin<br />
embargo, según el vinaya, los monjes estarán obligados a consumir carne si alguien pone un trozo en su cuenco, aunque<br />
no podrán hacerlo si la misma proviene de animales tales como el perro, la víbora, el tigre, el oso y la hiena, cuya carne<br />
está vedada terminantemente.]