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Budismo y dzogchén 16<br />
enamoramiento nos habrá hecho dependientes <strong>del</strong> espejo mágico que nos dice que somos lo<br />
más especial y, en consecuencia, en vez de adquirir seguridad habremos dado lugar a una<br />
constante ansiedad acerca de si seguimos siendo lo más valioso y precioso para la pareja, o<br />
si ella podrá apreciar a algún otro más que a nosotros —y, puesto que no hay manera de<br />
sondear las profundidades de la conciencia de otro ser humano, jamás podremos saber si en<br />
verdad somos lo más importante, grande y valioso para ella o él—. Es por todo esto, y por<br />
muchas otras cosas que no tenemos aquí espacio para considerar, que en general el<br />
proyecto de llenar el vacío interior por medio <strong>del</strong> enamoramiento está condenado al fracaso.<br />
30<br />
La búsqueda de la fama puede ser una manera de intentar lograr lo que el<br />
enamoramiento no pudo producir, a través de multiplicar las fuentes de valorización de su<br />
individualidad. Sucede que, de acuerdo con la óptica de quien persigue la fama, si muchas<br />
personas le aprecian, será más valioso que si le aprecia una sola, pues incorporará en sí la<br />
suma <strong>del</strong> valor que proyectan todas ellas; además, hasta la gente más común y menos<br />
especial puede lograr que alguien le aprecie especialmente y se transforme en su pareja,<br />
pero la fama sólo se obtiene si uno es muy especial en algún sentido o actividad (y, por otra<br />
parte, podría pensarse que muchas personas tienen menos posibilidades de equivocarse que<br />
una sola). Otro aparente beneficio de haber obtenido la fama es el no depender <strong>del</strong> valor y<br />
la imagen que sobre él proyecte una única persona, a la que tenga que valorar<br />
especialmente: si uno depende de muchos espejos mágicos, no importará tanto lo que pueda<br />
reflejar uno de ellos. Ahora bien, al igual que en las instancias anteriores, este autoengaño,<br />
en vez de poner fin al vacío, lo irá acrecentando: en este caso, en la medida en que crezca el<br />
número de personas con cuya admiración se necesite colmarlo. Más aún, mientras el individuo<br />
se va acostumbrando a la fama, ésta va perdiendo la capacidad de hacerle desviar su<br />
atención con respecto a su ilusorio vacío interior (el cual, como hemos visto, no ha<br />
superado, sino que ha incrementado); en consecuencia, aquél necesita que su fama siga<br />
creciendo ilimitadamente, sin jamás detenerse. Además, se irá haciendo cada vez más<br />
adicto al reconocimiento <strong>del</strong> que le hagan objeto los demás; todos hemos visto alguna<br />
celebridad llegar a un lugar público mostrando signos de preocuparse por determinar si está<br />
o no siendo reconocida por los presentes. 31 Y cuando aspectos negativos de una persona<br />
famosa se hacen públicos, a menudo ella sufre una crisis de nervios (como le sucedió a<br />
Elizabeth Taylor a raíz de la publicación <strong>del</strong> libro que escribiera la periodista Kitty Kelly<br />
después de haber trabajado en su casa haciéndose pasar por una doméstica). Conviene<br />
reiterar que la fama es una vorágine que va haciendo crecer nuestro vacío interior, en la<br />
proporción en que para llenarlo vamos necesitando <strong>del</strong> valor proyectado por un mayor nú-<br />
30 Para una explicación exhaustiva de la imposibilidad de obtener la plenitud por medio <strong>del</strong> enamoramiento y la relación<br />
de pareja, ver Sartre, Jean-Paul (1943; español 1966 y 1984), El ser y la nada. Buenos Aires, Losada, y Madrid, Alianza,<br />
respectivamente. Edición original: París, Gallimard (31 edición, 1980, L’être et le néant. Essai d’ontologie phénoménologique.<br />
París, NRF Librarie Gallimard). Para un uso budista de las explicaciones de Sartre, ver: (1) Capriles, Elías<br />
(1976), The Direct Path. Kathmandú, Nepal, Mudra Publishing. (2) Capriles, Elías (1986), Qué somos y adónde vamos.<br />
Caracas, Unidad de Extensión de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela.<br />
31 El hecho de que muchas celebridades traten de andar de incógnito en algunas ocasiones no contradice su adicción a la<br />
notoriedad; por el contrario, ello muestra que, a pesar de dicha adicción, la fama implica grandes molestias en la medida<br />
en que invade la vida privada y limita la libertad individual. Más aún, si bien es cierto que muchas de las más reconocidas<br />
celebridades intentan ir de incógnito porque desean ser «dejadas en paz» por el público en los momentos en los que el<br />
reconocimiento de las multitudes puede ser engorroso, no desean ser ignoradas siempre, ya que ello implicaría que han<br />
perdido su fama y por ende el ilusorio valor que ella les proporcionaba. Del mismo modo, es frecuente que individuos menos<br />
famosos simulen querer andar de incógnito sólo a fin de hacer creer a otros y quizás incluso llegar a creer ellos<br />
mismos que han alcanzado un alto grado de notoriedad.